Agustín Squella y Felipe Harboe, integrantes del Colectivo del Apruebo.
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"Todas las personas nacen y permanecen libres e iguales en dignidad, que les es inherente, irrenunciable e inviolable, y en ella se basan derechos fundamentales que se reconocen sin excepción y hacen a las personas acreedoras a igual consideración y respeto".
Así parte la propuesta del primer capítulo de la nueva Constitución que escribió el constituyente y Premio Nacional de Humanidades, Agustín Squella, en compañía de los demás representantes del Colectivo del Apruebo.
"Es nuestra voluntad iniciar a partir de esa propuesta una conversación con nuestras y nuestros compañeros constituyentes para
llegar colaborativamente, nunca unilateralmente, al mejor primer capítulo de la Constitución Política de la que seamos capaces", dijo Squella.
"El texto que hemos propuesto va a ser un elemento más que tiene que ser cotejado a la luz de la participación ciudadana. Se lo haremos llegar a todos los colectivos porque es el inicio de un proceso de diálogo", complementó Eduardo Castillo, coordinador del Colectivo del Apruebo.
El texto propone 14 artículos bajo un título de "disposiciones fundamentales", e incluye como definición que "la República de Chile es un Estado social y democrático de derecho".
Además, avanza en otros conceptos novedosos, como la plurinacionalidad. En ese sentido, dice que "Chile reconoce su plurinacionalidad y, dentro de su unidad soberana e indivisibilidad territorial, confirma la existencia de pueblos indígenas que tienen derecho a sus culturas, tradiciones, lenguas, educación, organización, autoridades, instituciones, tierra y recursos naturales, en la forma que determinen esta Constitución y las leyes".
No obstante, sobre ese punto especifica que "la autonomía política y jurisdiccional indígena que la ley establezca no afectará a los derechos humanos ni a la integridad e indivisibilidad del Estado de Chile".
En cuanto a la demanda por mayor autonomía de las regiones, la propuesta consagra que "Chile es un Estado política, administrativa y fiscalmente descentralizado", y recoge una discusión que se dio en la Comisión de Principios Fundamentales la última semana cuando asistió el arzobispo de Santiago, Celestino Aós: el texto reconoce un
Estado laico pero que asegura la libertad de creencias y de religiones e iglesias.
Otra innovación de la propuesta es que establece que Chile promueve y reconoce la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres y las "distintas identidades de género y las diversas orientaciones sexuales de las personas", además de prohibir cualquier forma de discriminación al respecto.
Por último, estipula que "la especie humana es parte de la naturaleza y es deber del Estado, de la sociedad y de toda persona proteger el ecosistema, su biodiversidad, el medioambiente, el patrimonio natural y cultural del país y promover acciones contra las causas y los efectos del cambio climático".