Dentro de las casi nulas certezas sobre los resultados del balotaje de este domingo, hay consenso en que cualquiera de las dos cartas presidenciales que gane, José Antonio Kast (Frente Social Cristiano) o Gabriel Boric (Apruebo Dignidad), lo hará con una votación estrecha.
De hecho, ayer el presidente de Renovación Nacional,
Francisco Chahuán puso sobre la mesa la posibilidad de que el asunto no se resuelva el domingo, y "
que la diferencia (de votos) sea tan minúscula que finalmente esto pueda ir a los tribunales electorales". Aunque Boric dijo confiar en los resultados y Kast apuntó a que cualquiera puede acudir al Tribunal Electoral, desde ambos comandos han instado a sus adherentes a inscribirse como apoderados de mesa.
De todas formas, la proyección de estrecha votación que se asoma es respaldada por las cifras: a la primera vuelta acudió a votar el 47,34% del padrón (7.115.590 personas), de ese porcentaje, Kast logró un 27,91% de los votos (1.961.122) y Boric el 25,83% (1.814.809).
"Votó menos de la mitad del padrón, y de ellos, los candidatos consiguieron alrededor de un cuarto de los votos cada uno; y si sacamos el cálculo, es casi el 12%-13% de los electores para cada uno. Entonces, la base de apoyo que ellos tienen es, de partida, baja", plantea afirma el analista político Kenneth Bunker.
De hecho, destaca que Boric consiguió a ese votante cautivo de la primaria de su sector (1,7 millones) y Kast, los del rechazo en el Plebiscito (1,6 millones) y otros 300 mil adicionales de un sector movilizado del votante de derecha.
La configuración del "voto prestado"
En el ejercicio obligado de alcanzar un 50%+1 para definir al ganador, aparece el fenómeno electoral del "voto prestado". Un sufragio políticamente legítimo, pero que no le otorga a los candidatos ni más poder ni la certeza de que más personas los están apoyando, en otras palabras: "el candidato no tiene mas apoyo político que el que obtuvieron en la primera vuelta", afirma Bunker.
Esto viene a constatar lo que para
Octavio Avendaño, analista político de la Universidad de Chile, es la manifestación del "debilitamiento del sistema presidencial en el último tiempo", dado que los liderazgos no son capaces de movilizar al electorado, lo que a su vez, está facilitado por el voto voluntario. Sumando y restando, "
si ninguno de los candidatos alcanzó el 30% de los sufragios, el voto prestado se podría alzar sobre el 20%", puntualiza.
De hecho, las proyecciones también apuntan a una mayor participación que en primera vuelta, tal como ocurrió en el balotaje de 2017, donde compitió el Presidente Sebastián Piñera con Alejando Guillier. Esto se explica porque "
ambos candidatos movilizan a sus electores contrarios; Kast mueve a los votantes de izquierda y Boric a los derecha, muchos de los cuales no se sentían llamados a dirimir entre Sichel y Kast", explicó el diputado y experto electoral Pepe Auth a
EmolTV.
Este fenómeno, además, tiene otro ingrediente: los apoyos que se fueron desplegando tras la primera vuelta a cada uno de los candidatos. En el caso de José Antonio Kast, con el respaldo de todo Chile Vamos y en cuanto a Gabriel Boric, con los partidos de la ex Concertación.
En el caso de resultar electo este último presidenciable, "es evidente que el voto será prácticamente la mitad, por parte de los mismos partidos que en su momento fueron cuestionados por el Frente Amplio y por la alianza Apruebo Dignidad, por representar a la vieja política", plantea Avendaño. Esto, precisamente, ha traído como consecuencia que el frenteamplista moderara su discurso, incluso hacia identificarse como socialdemócrata.
Kast, por su parte, también ha salido en busca de los votos de Sichel, una figura que se buscaba situar mucho más al centro, y los matices en este caso tampoco han estado fuera; como reconocer un "error" al querer eliminar el Ministerio de la Mujer o declarar que respetará las leyes aprobadas, como el aborto en tres causales y el matrimonio igualitario.
Los coletazos a la gobernabilidad y la "cautela" del ganador
Los votos prestados con que los candidatos llegarán a La Moneda también traerán coletazos a la gobernabilidad, a raíz de la configuración con la que quedó el Congreso el pasado noviembre. Esto los obligará a articular conversaciones no sólo con los sectores que los han apoyado, sino que también con el bando adversario.
En el último debate Anatel, Boric aseguró que este escenario lo considera más bien una "oportunidad" para avanzar en acuerdos y sentarse a conversar, aunque algunos analistas apuntan a que de todas maneras será un desafío. "Boric no va a contar con mayoría en ninguna de las dos Cámaras y lo mas probable que el Senado, a partir de marzo, esté más cargado hacia la derecha, considerando el buen desempeño que obtuvieron en la última elección parlamentaria", subraya Avendaño.
Con todo, el discurso de triunfo del domingo dejará entrever cómo el ganador interprete ese 50%+1 que lo llevará a La Moneda. Para Avendaño, es importante "un reconocimiento de que gran parte de la votación es prestada. Que entienda que no provino de un sector político como tal, ni que deriva del desempeño personal o de la campaña".
Por su parte, Búnker apunta a que será "un mensaje clave" para estos candidatos moderados. "Si lo hicieron, es importante saber si entendieron que bajo las restricciones contextuales de los resultados del Congreso se deben moderar. Eso lo vamos a ver con las primeras señales, según cómo vayan conformando su gabinete y sus equipos hacia adelante", zanjó.