Marzo ha sido señalado como el mes clave en el combate de los incendios, aunque el plazo para lograr su extinción total ha sido debatido por dos ministras del gabinete del Presidente Boric. La vocera de Gobierno, Camila Vallejo, aseguró esta semana que la extinción de los focos probablemente podría tocar "la primera quincena de marzo".
No obstante, la ministra del Interior, Carolina Tohá, señaló que no quieren hablar de plazos porque las condiciones durante febrero y la magnitud de los incendios "hace pensar que vamos a seguir teniendo incendios ciertamente durante todo marzo".
Entre los expertos hay distintas miradas, pero algo que se repite es la idea de que,
dependiendo sobre todo de las condiciones meteorológicas, el desastre podría continuar o controlarse definitivamente en las distintas regiones durante ese mes.
El doctor en ciencias forestales y académico de la Universidad de Concepción, Rafael García, plantea que el mayor problema ahora son las condiciones meteorológicas, que hacen difícil apagar los focos de manera más rápida; la alta disponibilidad del combustible y la simultaneidad de estos focos en todo el territorio, lo que hace que los equipos estén destinados en distintos lugares y no concentrados en la misma zona.
"Se habla de marzo probablemente porque está la esperanza de que en febrero empiece a llover, que termine el periodo estival más fuerte y podamos tener un clima que vaya ayudando a realizar las faenas de combate", dice García.
De hecho, remarca que "hace 10 o 15 años atrás, los incendios forestales eran un tema netamente del verano. En octubre había alguno que otro, el grueso era diciembre, enero y febrero, y en abril ya casi no había. Ahora tenemos incendios todo el año. El clima actual que tenemos ya no es el que teníamos antes".
"Referencia temporal bastante vaga"
El director del Departamento de Ecosistemas y Medio Ambiente de la U. Católica, Horacio Gilabert, manifiesta que sería "razonable" que estos eventos siguieran hasta marzo, a pesar de que es una referencia temporal "bastante vaga".
"Puede ser que sea la segunda semana de marzo o de aquí a dos semanas las condiciones meteorológicas mejoren y tengamos una baja en el número de incendios, porque van a seguir otros incendios, estamos en temporada".
Según señala Gilabert, "una cosa es cuando el incendio se controla o ya está contenido, lo que uno prevé es que no va a seguir expandiéndose, pero al interior del incendio siguen focos activos. Lo que se hace es cortar el combustible en todo el perímetro del incendio y por lo tanto no tiene posibilidad de seguir expandiéndose, pero el incendio sigue desarrollándose al interior (...) y ante cualquier evento de viento que sea de moderado a fuerte, estos focos se reactivan".
"Lo que pasa en este caso es que tenemos 300 mil hectáreas, hay 100 incendios activos, es muy difícil que esto se extinga, o sea, que no haya ninguna posibilidad que haya más incendios, de acá a un par de semanas, por lo menos", señala.
El ex subdirector de Onemi,
Víctor Orellana, aporta otros factores: de acuerdo con lo que explica, para hacer una proyección es necesario tener a la vista tres condiciones. Primero, la megasequía que afecta hace ya casi 15 años a la zona; las temperaturas extremas de este verano; y la disponiblidad de combustible, que dado lo lluvioso del invierno, se generó material vegetal que a esta altura está muy seco.
"Lo que dice la Dirección Meteorológica es que este escenario, desde el punto de vista de temperaturas sobre lo habitual, estará presente en todo el trimestre febrero-marzo-.abril. Eso marca un horizonte, en tanto hay una condición de base que plantea la posibilidad de que esta temporada se alargue", dice Orellana.
En su rol, le tocó participar de la gestión del desastre de incendios en 2017, sobre lo que recuerda que "el megaincendio partió por ahí por el 18 de enero, un poco antes respecto de ahora, y recién se pudo empezar a mitigar a principios de febrero. Fueron como 20 días con un peak que fue el día 26. Eso se hizo posible solo por las condiciones atmosféricas mejoraron, cuando empezó entrar la vaguada costera, cuando el anticiclón se empezó a disipar, disminuyeron los vientos del este".
Ahora, de acuerdo con lo que dice, "la condición de base no debería cambiar, pero hay otros factores que tienen que ver con el ataque de incendios y la disponibilidad de recursos: en la medida en que se mantengan o se puedan aumentar, se debería llegar a un término de esto. Si bien no asegura terminar con los incendios, ayuda a que se puedan controlar más rápidamente".
Lo mismo con el control del orden público, que mantenerlo, remarca Orellana, hace disminuir el riesgo de generación de nuevos focos. Sin embargo, advierte que en escenarios a gran escala, la acción humana no da abasto, con lo que solo queda esperar que mejoren las condiciones meteorológicas.
Condiciones para extinguir focos
Así, según resume Gilabert, las condiciones para extinguir un incendio son varias: "lo más importante es la cantidad de combustible y las condiciones meteorológicas, principalmente la temperatura y el viento", responde.
"Tenemos una condición estructural, esta mega sequía, tienes mucha vegetación muerta y seca, y existe potencial de que los incendios sigan produciéndose y expandiéndose. Cuando tienes mucho combustible y se produce viento, empieza a reavivarse. Por otro lado, la geografía de los incendios suele ser bastante complicada. Muchas veces se escapan los incendios", plantea.
"Es una combinación de cosas: que existan las condiciones meteorológicas adecuadas, ausencia de viento, bajas temperaturas, probablemente alta humedad del aire, y la geografía", concluye.