"El único país donde no habíamos visto de todo era Chile, pero se latinoamericanizó". Las palabras son de Marcos Galperin, fundador, presidente y CEO de Mercado Libre, tras su exposición del miércoles en Sao Paulo, Brasil.
El líder de la tecnológica más valiosa de la región dijo en entrevista con El Mercurio que el 2022 "fue un año muy difícil en Chile" -aludiendo a la caída en crecimiento de la empresa y la crisis provocada por la inflación-, aunque recalcó que en 2023 están volviendo a crecer.
Al ser consultado por la
desaceleración que aún experimenta el país, Galperín comentó que "operamos en América Latina desde hace 24 años, y hemos visto de todo. El único país donde no habíamos visto de todo era Chile, pero en los últimos años se latinoamericanizó", aunque agregó que "nuestra filosofía es siempre hacer lo que debemos, independiente de las políticas de los gobiernos o el entorno económico".
La idea de "latinoamericanización", o "volver al barrio", no es nueva, y cada cierto tiempo se instala o se "reflota"; a veces, a partir de coyunturas sociales, económicas, políticas, o todas ellas, debido a su interconexión. Por lo mismo, se tata de un debate en diversas dimensiones, que para algunos, es en principio casi falaz desde su origen, y para otros, se puede hablar más bien de ciertas "señales" en esta línea.
Algunas de ellas, dicen los expertos, que tienen que ver tanto con factores externos -como la crisis económica mundial y la post pandemia-, y para otros, el paraguas de lo político, que retroceden ante los "populismos" y el contexto que le compete a Chile en su proceso interno en materia constitucional y las próximas reglas del juego que se podrían definir.
Pero hay otros aspectos que preocupan: el fenómeno de la delincuencia en el país, para algunos, podría tener ribetes que permitirían "asimilar a Chile con otros países de la región", y sobre el que habría que poner más atención, incluso para evitar fugas o desincentivos a la inversión extranjera.
El propio Galperín hace una referencia a este tema. Si bien señala que están "muy contentos" con las operaciones en Chile y siguen invirtiendo, también pone el énfasis en que les sorprendió que "tuvimos tres robos en seis meses, en nuestro centro, cosa que no nos pasó en ningún país de América Latina. Y fueron muy violentos. Abrimos un nuevo centro, con las mayores medidas de seguridad, como estar operando en Ucrania, Es una cosa insólita (...)".
"Si no somos América Latina, ¿qué somos?"
Sergio González, académico de la Universidad de Tarapacá y Premio Nacional de Historia 2014, dice no compartir "el principio general de esa visión" que apunta a un Chile que se "latinoamericaniza".
El también sociólogo recuerda que "hace más de 30 años, en la época de la dictadura, existió esta idea de que Chile se estaba despidiendo de América Latina, y no sé cuál era la pretensión de tratar de hacernos creer que ya no es.... ¿si no es América, qué es, Europa? Nos guste, para bien o para mal, Chile está en América Latina y es América Latina", comenta.
"Si uno mira objetivamente Chile, sus indicadores, no sólo económicos, sino que también sociales, uno se da cuenta que éstos son muy similares a otros países latinoamericanos. Desde punto de vista cultural, nunca hemos estado tan alejados de Argentina, Brasil, e incluso México", sostiene.
A su juicio, este tipo de reflexiones -de 'Chile latinoamericanizado'- son más bien parte de los discursos ideológicos que se instalan, "por eso no comparto el principio, pero por favor, los indicadores pueden cambiar de una década a otra; a algunos países le pueden ir peor o mejor", dice.
En la misma línea, Nerea Palma, analista política de la Red de Politólogas, señala a este medio que "es una comparación un tanto compleja, porque Chile es un país de América Latina, a pesar de que muchas personas se olvidan de esto, porque se compara a Chile con países que no están en la región".
Es cierto, agrega, que Chile "tenía o incluso tiene ciertas características" distintas a otros países de América Latina, "como la estabilidad democrática, la consolidación democrática, la institucionalización del crecimiento económico, pero tampoco es algo particular de Chile; Uruguay también comparte eso, y hasta cierto punto, Costa Rica, quizás con un modelo económico diferente, pero se comparten esas características".
El rol de la política
Si bien para los economistas el tema de la "latinoamericanización" de Chile no es una realidad taxativa, al menos al mirar los indicadores, algunos creen que es posible poner en la balanza algunos factores relacionados con la política que, por cierto generan un "costo", o un "impacto" en esta percepción.
Así lo plantea el economista y académico de la U. de Chile, Joseph Ramos, quien comenta que este debate "tiene que ver más bien con que la política se ha puesto populista. Y eso es un factor en contra. En el periodo de la Concertación, donde los partidos estaban más unidos, había menos populismo y el país prospera. En la medida en que eso se fue rompiendo, polarizando primero y luego haciéndose populista, eso ha dificultado la situación económica", comenta.
"Chile decidió seguir la ruta de países como Bolivia, Ecuador o Venezuela, pensando en que un proceso constitucional asambleísta sería la solución. El resultado es elocuente. Chile siguió el mismo derrotero de esos países. Por tanto, no es sorprendente esta espiral de inestabilidad institucional, pero sí llama la atención que sea Chile".
Mauricio Morales, analista político U. de Talca
De todas formas, el economista destaca que a diferencia de otros países de Latinoamérica "Chile todavía goza de una institucionalidad relativamente sólida, entiéndase el Banco Central, aún se sigue más o menos la regla fiscal, hay instituciones que sí funcionan, entonces esto no es una catástrofe. Sí hay un deterioro que es triste, pero se puede reponer".
"Lo que ocurre es que la parte política es lo más complejo; las acusaciones constitucionales prosperan, se fraccionan los partidos, hay una mala opinión en general de los políticos y los partidos, eso es un costo que dificulta no sólo este Gobierno, sino que a futuros gobierno también", complementa.
Para el economista de la Usach, Víctor Salas, efectivamente "en lo político estamos bastante 'en el barrio' (...) es el peligro que la política nos está aportando en el caso nacional. Creo que estamos metidos a fondo en eso. Yo diría que el país está en una política más bien de desacuerdos más que de acuerdos".
No obstante, desde el punto de vista económico, el Gobierno en 2022 "se abstuvo de hacer crecer el gasto y lo manejó de acuerdo a los estándares que se habían fijado en el presupuesto anterior. Hay una aceptación de que hay que ir a los equilibrios macros, cosa que es repudiada por el populismo, no es algo que les parezca necesario".
Para el analista político de la U. de Talca, Mauricio Morales, Chile ha seguido el mismo camino de "derrotero" de algunos países del vecindario. "Chile cambió desde 2019 en adelante y el camino a la recuperación será largo y tedioso. Largo porque la sanación de las heridas generadas por el estallido y la salida constitucional se ven un poco lejanas. Tedioso porque la ciudadanía ya entró en una especie de fatiga política y electoral", comenta.
"Hay un cierto hastío de elecciones y un drama constitucional que sólo genera incertidumbre. Chile decidió seguir la ruta de países como Bolivia, Ecuador o Venezuela, pensando en que un proceso constitucional asambleísta sería la solución. El resultado es elocuente. Chile siguió el mismo derrotero de esos países. Por tanto, no es sorprendente esta espiral de inestabilidad institucional, pero sí llama la atención que sea Chile", agrega.
Por otro lado, complementa, "a dicha inestabilidad se suman tres cosas: una crisis de seguridad pública, una crisis migratoria y una crisis de corrupción. Ante ese panorama más se añoran los años 90 y más estupefactos quedan los analistas de América Latina que veían en Chile un caso ejemplar".
Debate constitucional e instituciones
Al analizar la dimensión asociada al debate constitucional y las instituciones, Palma comenta que hay que mirar en contexto las palabras del CEO de Mercado Libre. Primero, porque "estamos aún en una post pandemia que ha golpeado a prácticamente todos los países del mundo, y en el caso específico de Chile, es verdad que todavía hay incertidumbre desde el punto de vista institucional, porque se todavía se está discutiendo si vamos a tener una nueva Constitución o no, cuáles van a ser las reglas del juego, y eso siempre afecta al mercado".
"Para mí, esta incertidumbre institucional, son los costos de no haber absorbido esas demandas, y si hacernos cargo de modificaciones al sistema, político o económico, significa que Chile se parece más en promedio al resto de países de la región, en ese sentido, a mí no me parece negativo".
Nerea Palma, Red de Politólogas
En esa línea, la analista reflexiona que "la discusión (constituyente) que estamos teniendo hoy día, la Convención pasada, y el estallido social de 2019, son los platos rotos que tuvimos que pagar por no hacernos cargo de debates políticos y sociales que no tuvimos desde la vuelta a la democracia".
"Si nos hubiésemos hecho cargo en ciclos electorales anteriores de las demandas sociales que vimos durante el estallido -como pensiones, el sistema de salud y educación- por parte de personas que marcharon pacíficamente, quizás hoy día no estaríamos hablando de cambiar la Constitución, aunque es cierto que sin una nueva Constitución quizás es más difícil", sostiene.
De hecho, recuerda que durante su segundo gobierno, la ex Presidenta Michelle Bachelet intentó iniciar este nuevo proceso constitucional, "pero ni el oficialismo ni la oposición la tomó en serio".
Delincuencia, "la mala señal"
Para Hermann González, coordinador macroeconómico de Clapes UC, la lectura de Galperin es "simple e impreciso de la realidad de nuestro país", puesto que "cualquiera que conozca Chile y nuestra región, sabe que más allá de los golpes recientes que ha tenido, me refiero principalmente al estallido y las consecuencias que ha tenido en el país, sigue siendo una economía que resalte en América Latina. Creo que es muy simple decir que porque hubo un estallido social o porque estamos discutiendo un cambio constitucional, Chile es un país más de América Latina".
"Creo que el hecho de que hayamos tenido un proceso constitucional fallido, con muchas repercusiones, donde el camino que estaba siguiendo esa Constitución que finalmente se rechazó, nos podría haber llevado a ser una economía mucho más similar de la región, pero por lo mismo creo que el diagnóstico es equivocado", comenta.
Ahora, a su juicio, hay un factor que no ha recibido la atención necesaria todavía, que es la delincuencia. "Nuestro marco institucional, económico y político ha estado bajo amenaza, pero hemos podido salir bien de todo aquello. A mí lo que me preocupa es la delincuencia, factor que a mi juicio no estamos tomando suficientemente en serio y puede dificultar la atracción de capitales extranjeros, más allá de que uno debiera pedirle a las empresas que hagan sus inversiones en seguridad, también debiéramos garantizar a los inversionistas van a tener un lugar seguro para sus inversiones".
"Hay una mala señal, es un país donde la delincuencia está aumentando y hay un llamado claro a esta falencia que está teniendo el país, creo que el Estado y los privados pueden hacer más", zanja González.