Fue un ataque certero, que cobró dos vidas. Gastón López Alveal, de 45 años, salió la madrugada del viernes recién pasado de la cárcel El Manzano de Concepción, en la Región del Biobío. En las afueras del lugar lo esperaba su pareja, Daisy Soto Azócar, también de 45 años. Se trataba de un reencuentro: más de un de año estuvieron separados ya que el hombre cumplía una pena. A pesar de que la deudas con la Justicia estaban saldadas, el reencuentro iba a durar solo unos instantes.
De improviso, aparecieron dos sujetos en una motocicleta, según información preliminar entregada por la fiscalía regional. López habría intentado repeler el ataque con un arma que tenía al interior del auto, pero esto no surtió efecto y tanto él como su pareja fallecieron a causa de los impactos de balas.
Este nuevo crimen remeció a la región. De hecho, la delegada presidencial,
Daniela Dresdner, condenó este doble homicidio. "Como Gobierno condenamos absolutamente lo ocurrido durante la madrugada de hoy (viernes) a la salida del Centro Penitenciario Biobío. Este tipo de delitos son absolutamente inaceptables, es por eso que hemos conversado con las policías para que esta investigación ocurra lo más rápido posible".
"Esto no debe ser permisible en nuestra sociedad y vamos a perseguir a las personas culpables", concluyó.
Y es que este caso se suma al homicidio perpetrado el martes pasado contra Sabrina Durán (24), alias la "Ina", en la comuna de Padre Hurtado, Región Metropolitana, donde la supuesta líder de una banda de narcotraficantes fue acribillada por un grupo de delincuentes. La "Ina" se encontraba con el beneficio carcelario de libertad vigilada asistida.
Estos casos, donde los reos encuentran la muerte fuera del recinto penitenciario, abrieron el debate en torno a la yuxtaposición del número de homicidios en los centros carcelarios versus los perpetrados fuera de estos.
Cifras del delito
Un informe del Centro de Estudios Faro de la UDD reveló un aumento del 20% en los homicidios este año en comparación a 2022. En detalle, el documento indica que el primer semestre de 2023 la región del Biobío registró 133 ingresos por casos de homicidio a diferencia de los 110 casos registrados el año pasado.
También menciona que la tasa de homicidios de la región se mantiene incluso en niveles superiores a los de la Región Metropolitana. De acuerdo con el profesor investigador de la UDD, Alexander Nanjarí, la tasa en Biobío durante este año marca ya 7,91 homicidios por cada 100 mil habitantes, mientras que la RM registra una tasa de 7,49. La nacional llega a 8,09. Es decir, este año se reportan 223 causas en comparación del inmediato año anterior.
"Lo que no puede ocurrir es que se modifiquen los beneficios carcelarios por un fenómeno criminal"
Felipe Harboe, ex subsecretario del Interior del gobierno de Michelle Bachelet y miembro del directorio de la fundación Paz Ciudadana
De acuerdo con el boletín estadístico del Ministerio Público, que comprende desde enero a septiembre de este año, se recepcionaron 2.410 casos a nivel nacional. En comparación con el mismo período del 2022, y la misma fuente, se señala que habían ingresado 2.187 causas al organismo persecutor por este delito.
En contraste a esto, Gendarmería contempla una sostenida baja de asesinatos al interior de recintos penales. Según datos entregados por el organismo, el número de agresiones con resultado de muerte van así: 48 en 2021; 29 en 2022; 26 en 2023. Eso sí, los datos corresponden hasta el 29 de octubre de este año.
El inspector operativo (S), coronel Luis González Báez, sostuvo que "la institución despliega un trabajo coordinado en diferentes áreas, entre ellas técnica, operativa, administrativas y de análisis de información, para elaborar una clasificación y segmentación adecuadas de la población penal, tanto para resguardar su integridad, como para poder llevar adelante labores de reinserción social".
"Asimismo, en el ámbito operativo, se realizan constantemente allanamientos para retirar elementos prohibidos que puedan ser utilizados para agresiones entre privados de libertad", agregó.
Análisis
El ex subsecretario del Interior del gobierno de Michelle Bachelet y miembro del directorio de la fundación Paz Ciudadana, Felipe Harboe, señaló a Emol que estos crímenes se ligan, probablemente, a un "ajusticiamiento por encargo". "Es un nuevo fenómeno que se hace desde dentro de los penales hacia afuera", sostuvo.
Una de las vías para afrontar esta problemática, según cuenta Harboe, es la instalación de un "paraguas tecnológico", lo que bloquean señales de comunicaciones. "Eso tiene que hacerse de una vez por todas. Mientras tengamos hoy día a las cárceles como verdaderas call centers delictuales, la verdad es que no vamos a poder controlar lo que está ocurriendo dentro y afuera", dice.
Complementando el análisis de Harboe, el ex director de Gendarmería, Christian Alveal, afirma que "las pugnas territoriales externas se trasladan también al interior de los penales, salvo que los mercados ilícitos que generan bandas criminales al interior de los penales, como la venta de drogas e ingreso de celulares que generan miles de millones anuales, estén consensuados y no en disputas permanentes".
Harboe asegura que "lo que no puede ocurrir es que se modifiquen los beneficios carcelarios por un fenómeno criminal. Lo que tiene que ocurrir es que hay que erradicar el fenómeno criminal, porque si vamos a estar acomodando las instituciones legales a los crímenes que se cometen, para no enfrentarlos, estamos haciendo el trabajo al revés".
Alveal, por su parte, sostiene que "Chile no hace un análisis de los múltiples datos que genera el sistema penitenciario y el cómo éstos podrían mejorar sustantivamente la política criminal en sus tres dimensiones: prevención, control y reinserción".
"El riesgo de estigmatizar territorios no puede frenar la necesaria innovación que potencie los territorios que hoy sufren los embates de una delincuencia que no cesará su violencia con tal de lograr sus nefastos propósitos", añade.
El experto en seguridad pública Sydney Houston asevera que "es rentable ser un delincuente en Chile", por lo que apunta a una modificación general del sistema judicial. "En el país se cumplen penas, pero esta se pagan en arrestos domiciliarios, firmas quincenales o semanales", dice.
Asimismo, aseguró que el Ministerio Público se enfoca en "cerrar casos" en vez de "resolverlos", por lo que la lógica de este organismo se basa en "metas" cuantificables.
El Ministerio Público dirige las diligencias investigativas para dar con el paradero de los autores del homicidio de la pareja en Concepción, mismo actuar para el caso de la "Ina".
Violencia
El continuo aumento de la población penal hoy muestra una drástica evolución con el ingreso de un nuevo segmento de reclusos extranjeros, que evidencian un alto nivel de peligrosidad al hallarse vinculados al crimen organizado y a delitos de alto impacto, según fuentes vinculadas a la criminología y al ámbito penitenciario.
Según registros de Gendarmería, hasta fines de septiembre, el número de reos foráneos llegaba a 7.159 (13,57%). Una cifra que registra una fuerte alza, comparada con los 3.816 de fines de 2021 (9,63%).
"Nacieron y vivieron en una cultura de la muerte"
"El nivel de violencia que tiene el delincuente extranjero, casi siempre el colombiano, venezolano y el haitiano, más que nada de esa procedencia, ha sobrepasado todos los niveles que teníamos como país. Los mismos policías de Colombia, y de esos lugares, hablan sobre que ellos tienen una cultura de la muerte. ¿En qué sentido? Tienen familiares que fueron asesinados, primos y tíos desaparecidos, que fueron extorsionados. Por tal motivo, nacieron y vivieron en una cultura de la muerte. Para ellos es normal la extorsión, el secuestro. Es normal que a uno de sus primos lo secuestraron y le cortaron un par de dedos pidiendo una recompensa", afirma Eduardo Labarca, prefecto en retiro de la Policía de Investigaciones de Chile (PDI).
"Subcontratados"
"Hoy hemos visto que muchas bandas chilenas lo que están haciendo es literalmente subcontratar la violencia. El narco chileno contrata a venezolanos, colombianos y también en algunos casos a peruanos para que se hagan cargo de la violencia en su organización criminal. Desde cobrar la plata, hasta matar a alguien. Porque para ese tipo de delincuente poner ocho balazos en la cabeza, como hemos visto últimamente en las noticias, es algo normal, versus el delincuente chileno, que tiene un poquito más de apego a la vida", añade Labarca.
Sanguinarios
"Hoy las diferencias entre bandas delictuales se solucionan con sangre, con violencia. Hemos visto situaciones que en Chile no ocurrían hace 10 años. El desmembramiento de una persona, con la cabeza en un lado, y los brazos y los pies en otro. Ese es un mensaje que envía una organización criminal a otra. Este tipo de delitos tan violentos son entre delincuentes. Todavía estamos a tiempo en nuestro país para que no llegue a la gente normal y corriente este tipo de crímenes", apunta Labarca.