Un complejo escenario vive hace años la
Región de Coquimbo a raíz de la grave sequía que afecta a la zona como al resto del país desde hace una década. Pero en dicha región, la situación se ha tornado aún más crítica, lo que ha obligado a que por primera vez se declare una zona de riesgo sanitario.
A inicios de marzo ya habían claras evidencias de que la situación en Coquimbo estaba llegando al límite. En la provincia de Limarí el agua embalsada llegaba solo al 4% de la capacidad y la situación más crítica era la del embalse Cogotí, 19 kilómetros al norte de Combarbalá, que ya agotó todos sus recursos.
De hecho, el último reporte del Centro de Estudio Avanzados de Zonas Áridas (Ceaza) sobre los embalses de la Región de Coquimbo advertía a inicios de este mes que "en este momento, el agua embalsada en la provincia de Elqui es de 11% de su capacidad; Limarí, 4%, y Choapa, 43%". Pero el avance es progresivo y acelerado: en la actualidad, el agua embalsada en la provincia del Elqui es sólo de un 8% respecto a su capacidad total; un 3% en la provincia del Limarí; y un 36% en el Choapa.
Desde Ceaza, en tanto, las proyecciones siguen siendo desfavorables, puesto que según anticipan, en los próximos meses se proyecta la presencia del fenómeno de La Niña, que suele ser un factor desfavorable para las precipitaciones.
En la misma línea, Héctor Reyes, académico de la Universidad de La Serena, también precisa a Emol que la razón por la que la sequía se evidencia más crítica en dicha región tiene que ver con que "llevamos más de una década con precipitaciones muy por debajo de lo normal, y eso ha hecho que, por un lado, las reservas subterráneas sean totalmente insuficientes, pero al mismo tiempo, los escurrimientos superficiales son escasos, que son los que alimentan los grandes embalses y se hacen insuficientes para suplir lo que se consume entre las actividades económicas, productivas y consumo humano".
"El año pasado, esta región tuvo casi cero precipitaciones, a diferencia de todo el resto del país, desde esta región al sur, donde hubo lluvias importantes. Entonces tenemos un muy largo periodo con precipitaciones bajo lo normal, producciones caudales muy reducidas y con un consumo que se fue manteniendo en condiciones normales en los usos productivos y humanos; por eso, el saldo se va reiterando a nivel negativo", cerró el también subdirector del Laboratorio Monitoreo y Modelación de Recursos Agrícolas y Ambientales (Prommra).
En la misma línea, el ex ministro del Medio Ambiente y académico de la PUCV, Marcelo Mena, comenta que si bien la región ha tenido altas inversiones recientes en desalación, "siempre ha tenido un conflicto entre el consumo mayoritario por parte de la agricultura y la minería, en desmedro del consumo humano".
Zona de riesgo sanitario
Producto de esta crisis, las autoridades de Salud emitieron una resolución que declara zona de riesgo sanitario a toda la región; fundada en el estado actual de los embalses y de las proyecciones de Meteorología, que prevén precipitaciones bajo lo normal.
La resolución, consigna El Mercurio, permite a las municipalidades contar con respaldo para solicitar los fondos destinados a asegurar la disponibilidad de agua potable para consumo humano y para el saneamiento básico, tomando las medidas de mitigación correspondientes a la distribución del agua a todos los sectores afectados.
Esto, además, garantiza la implementación de medidas de mitigación correspondientes a la distribución del vital elemento por parte de otras instituciones, como instrumento adicional y complementario a las declaraciones de zona de catástrofe del Ministerio del Interior y de zona de escasez hídrica del Ministerio de Obras Públicas (MOP).
Respecto a la dimensión estrictamente sanitaria, Reyes precisa que "esto tiene que ver con la imposibilidad de satisfacer adecuadamente las necesidades humanas, en todo este tipo de servicios fundamentales, como lo económico, educación, salud y consumo humano. Eso puede tener efectos enormes en la salud de la población y en otras áreas que se van ligando o acoplando a este problema".
Mena añade que el riesgo sanitario da cuenta que "al tener menos suministro de agua potable algunos establecimientos, se pueden ver limitadas las actividades que pueden desarrollarse, y por lo tanto, el impacto económico es directo. Si hay algún colegio, hospital o empresa que no tiene este recurso, algunas veces simplemente no pueden funcionar".
Afectación a la Agricultura
"La agricultura se está muriendo", advertían en enero los productores de la Región de Coquimbo, con un diagnóstico poco auspicioso para todo este 2024.
De acuerdo a la Sociedad Agrícola del Norte (SAN), este año podría ser más crítico, considerando que ya existen plazos en los cuales se prevé que podrían dejar de contar con agua, lo que pone en peligro la producción.
"Estamos viviendo la peor situación histórica de la agricultura desde que se fundo la SAN (1907). Nunca habíamos tenido una condición tan dramática, prácticamente la agricultura se está muriendo, y eso es por dos motivos: las consecuencias del cambio climático que nos dejan con falta de agua, lo que ha hecho que tengamos poca fruta y débil; y eso afecta la venta en los mercados internacionales", dijo entonces
María Inés Figari, presidenta de la entidad.
El pasado 29 de diciembre, el Ministerio de Agricultura extendió la emergencia agrícola por déficit hídrico hasta el 30 de septiembre de 2024 en todas las comunas de la región de Coquimbo, y de todas las comunas de las provincias de Petorca, San Antonio, San Felipe de Aconcagua, Los Andes, Marga Marga y Valparaíso (con excepción de la comuna de Juan Fernández).
Además, se incorporaron las regiones de Atacama, Metropolitana (comunas rurales), O’Higgins, Maule, Ñuble, Biobío, Araucanía, Los Ríos, Los Lagos, Aysén y Magallanes, bajo la definición de situación de emergencia agrícola por los efectos de daños productivos derivados del déficit hídrico, hasta el 31 de marzo del año 2024, lo que podrá ser renovable previa evaluación de los antecedentes necesarios para determinar esta situación.
Respecto a la extensión de la emergencia, el ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela explicó que "todo esto nos permite ir en apoyo de los sectores más afectados y poder trabajar fondos convergentes con los gobiernos regionales y municipios, así como peticiones desde el ministerio a la Dipres, para poder ir en asistencia a quienes están sufriendo este fenómeno extremo en diversas regiones de nuestro país".
Mena comenta que este tipo de emergencias se seguirán viendo "si es que no seguimos abordando nada de lo que tiene que ver con la crisis hídrica. En algunos sectores, con la eficiencia energética han habido avances, pero la agenda de eficiencia hídrica, doméstrica, casi no existe. Y cuando van quedando pocos litros de agua, esa eficiencia sí tiene sentido".