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Rol de las humanidades y la separación de Beauchef de la U. de Chile: El otro debate que instaló Sebastián Edwards

Al debate ingresaron decanos y escritores, quienes destacan la necesidad del rol humanista para la comprensión de la sociedad, de la mano con los avances en tecnologías y la ciencia.

18 de Junio de 2024 | 06:11 | Redactado por Daniela Toro, Emol.
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Campus Beauchef, U. de Chile.

U. de Chile.
Un profundo debate en torno a las humanidades se abrió esta última semana a raíz de las declaraciones del economista y profesor de la UCLA, Sebastián Edwards. Una de ellas, alusiva a separar a Beauchef de la U. de Chile, y el otro, a cerrar las Becas Chile para darla a estudiantes de ingeniería aplicada.

El primer tema lo abordó durante el seminario Moneda & Patria Investments, donde Edwards expresó: "Pensemos en grande. Yo sé que lo que voy a decir va a sonar como pecado mortal. Hagamos la Universidad Politécnica de Beauchef en Chile. Separemos a la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile. Saquémosle todas a las trabas de las tomas, de la tontería".

"Y que los ingenieros de Beauchef y después podría pasar con los de la Católica, de las otras universidades, Concepción y qué sé yo, puedan realmente surgir y contribuir a nuestro país", sostuvo.

Luego, en entrevista con CNN Chile, el economista apuntó a la necesidad de dejar de ofrecer facilidades a ciertas carreras que, a su juicio, no tendrían un futuro claro, esto es, a las humanistas. "Yo cerraría casi a cero, no a cero, las Becas Chile en humanidades por 10 años. Y daría sólo Becas Chile a ingeniería aplicada, una vez lo dije en una columna y nunca he recibido más odio que en esa sugerencia, pero eso creo que es lo que debiéramos hacer".

El debate por las humanidades


La respuesta por la arista de las humanidades no se hizo esperar. El sábado, el escritor y director de País Humanista de la USS, Cristián Warnken, quien en una carta a El Mercurio, titulada "ninguneo" de las humanidades, hizo sus descargos.

"Poner todas las fichas en las ingenierías y 'bajar' a las Humanidades es una apuesta riesgosa que ignora los enormes desafíos de una tecnología que avanza sin plantearse preguntas éticas, una digitalización nihilista, como afirma el ensayista español José María Lasalle", comenta Warnken.

Asimismo, plantea que el "ninguneo" a las Humanidades ha traído "desastrosas consecuencias en el país", y que justo lo que "más necesitamos, es recuperar espacio para las Humanidades, no reducirlo".

Quien también se sumó al debate fue la decana de la Escuela de Gobierno de la U. Adolfo Ibáñez, María José Naudón, quien también envió un texto donde subraya que "la tentación de centrarse exclusivamente en campos técnicos y científicos es profundamente contraproducente", al mismo tiempo que señala que los actuales requerimientos "nos plantean el desafío de combinar el conocimiento tecnológico con la comprensión profunda de lo humano".

Por su parte, el columnista y rector de la UDP, Carlos Peña, reflexionó que "es probable que, al decir lo que dijo, Edwards estuviera pensando en algo más simple: en la utilidad inmediata de la tecnología cuando se la compara con las humanidades. De ser así, el asunto sería peor porque en ese caso su error sería producto de una ligereza, de una mera superficialidad, que es justamente el tipo de problemas que padecen quienes desdeñan las humanidades".

"Y es que creer que podemos confiar que la tecnología y la ciencia avancen sin problemas y mejoren la vida mientras las humanidades se asfixian suena peor que una simple ingenuidad", sostuvo.

Edwards, de todas formas, se defendió en otra carta enviada al citado medio, donde responde que Warnken "no distingue entre las humanidades y las 'humanidades' que se enseñan en las mayorías de universidades. Lo que hoy día domina es la 'teoría crítica', el poscolonialismo, en antirracismo de Ibram X. Kendi, la interseccionalidad y el feminismo radical, entre otros".

El economista subraya además que "desde luego, las humanidades tradicionales han hecho, y continúan haciendo, grandes contribuciones. Ese no es el punto que he querido poner sobre la mesa. La pregunta es cómo enfrentar las ideologías que cada día dominan a un número creciente de departamentos académicos y que se encuentran en las antípodas de las mentes abiertas y de las sanas dialécticas intelectuales".

Propuesta "sigue generando élites"


En conversación con Emol, Eric Latorre, director magíster en gobierno y admin. pública U. Autónoma, expresó su desacuerdo con la propuesta de Edwards, "porque tiene un supuesto de base que me parece incluso peligroso cuando plantea que hay que separar la tontería, las humanidades de ingeniería, lo cual implica un dejo de despectivo respecto a las humanidades y las tomas".

"Ya hay bastante escrito sobre esto, pero nunca está de más recordarlo; relativizar la importancia de las humanidades es poner en jaque el valor de la totalidad del espíritu crítico de los ciudadanos".

Jaime Retamal, académico Usach
"La universidad es una integralidad y la Universidad de Chile tiene un ethos integral. Por consiguiente, lo que se debe hacer es potenciar la universidad, sus formas de captar recursos, potenciar sus formas de gobernanza interna que efectivamente le permitan ser la universidad que ha sido históricamente y proyectarla en el siglo XXI como una universidad compleja que apunta hacia la investigación", sostuvo.

Latorre agrega que "en segundo lugar, hay un problema también de fondo que es la solución entonces de seguir fraccionando, seguir generando élites. Me parece que no es la respuesta en ningún ámbito y eso finalmente a lo que nos lleva es a una fractura de la estructura social aún más compleja. Por consiguiente, hay muchas otras formas de generar eficiencia, mejor trabajo, mejor gobernanza en esta y otras universidades de un gran prestigio", cerró.

Para Jaime Retamal, experto en políticas públicas y Educación de la Usach, añade que "todo este 'ninguneo' a las humanidades sólo ha sido posible si lo entendemos como la síntesis de un contexto político bien determinado como el que estamos viviendo, donde se cree que la poesía, por ejemplo, es una actividad entre amigos a la hora del asado de fin de semana, y no un quehacer crítico de transformación cultural".

"Ya hay bastante escrito sobre esto, pero nunca está de más recordarlo: relativizar la importancia de las humanidades es poner en jaque el valor de la totalidad del espíritu crítico de los ciudadanos. Esto quiere decir al menos dos cosas, primero, que una sociedad que sacrifica a las humanidades, es finalmente una donde a la cultura se la deja marchitar por sí sola; pero segundo, es una sociedad condenada a la ceguera epistemológica, porque no es posible pensar el alto valor de las humanidades sin pensar al mismo tiempo el gran valor de la racionalidad crítica de las ciencias", subrayó.
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