En palabras del Presidente Gabriel Boric, el país ha enfrentado en los últimos días un
"recrudecimiento de la violencia". Los dichos fueron parte del diagnóstico tras los 15 muertos que se registraron el pasado fin de semana, con distintos hechos criminales en distintos puntos de la Región Metropolitana.
Entre los hechos de mayor connotación social estuvo el cuádruple homicido a adolescentes entre 14 y 17 años en
Quilicura, en medio de un cumpleaños que se desarrollaba en una vivienda. Los jóvenes habrían iniciado una fogata para abrigarse, cuando sujetos armados comenzaron a disparar.
El otro suceso ocurrió en una parcela, en la comuna de Lampa, donde se desarrollaba una fiesta no autorizada en la que participaban personas de nacionalidad extranjera. Una riña habría desatado una balacera que dejó a tres hombres y una mujer fallecidos, además de seis detenidos.
Y en medio de la crisis que se abrió en materia política, con peticiones de renuncia desde la UDI o de que se decretara estado de sitio para la RM -a petición de senadores PS-, ocurrió un tercer hecho que no da tregua al complejo escenario: el jueves, un funeral de alto riesgo en Talagante obligó a que un colegio tomara la determinación de suspender sus clases, para evitar que los alumnos se vieran expuestos a riesgos.
El foco del "recrudecimiento" de la violencia, de todas formas, se ha puesto en la Región Metropolitana. La propia ministra del Interior, Carolina Tohá, dijo el jueves -tras la reunión del gabinete de Seguridad que tuvo lugar en La Moneda-, que si bien hubo descenso en los homicidios el añopasado, "la Región Metropolitana sigue mostrando resistencia a este efecto".
En conversación con Emol, expertos en seguridad y alcaldes revisan el cambio en los niveles de violencia que ha enfrentado la RM, las dinámicas desiguales respecto a dicha afectación y penetración del crimen organizado, y cómo lo vive en su vida cotidiana la población local.
Efectos en la vida cotidiana
El alcalde de Talagante, Carlos Álvarez, comentó el jueves que la seguridad de la comuna se ha visto afectada desde parte del año pasado, "donde nuestras tasas de homicidio han ido en un aumento muy considerable, muy preocupante, evidentemente afectan directamente la tranquilidad y la seguridad de nuestros vecinos y vecinas", afirmó.
Sobre aquello, reflexionó que hoy en día, "las bandas se organizaron, han logrado imponer su ley en ciertas partes del territorio y eso, evidentemente, supone una afectación grave a la seguridad y tranquilidad de nuestros vecinos, sin duda".
Las impresiones del alcalde no distan del diagnóstico de los propios vecinos de la comuna. En versiones recogidas por El Mercurio, locales señalan que "está todo invertido. Los criminales deberían temer a la autoridad, las policías establecer el orden, los colegios deberían funcionar todos los días sin temor. Hoy los criminales establecen la pauta y las autoridades, en complicidad, lo aceptan. Una vergüenza", dijo un usuario de la plataforma "Talagante mi pueblo", identificado como Juan Manuel.
Pero hay otros efectos que se replican a lo largo de toda la RM. De acuerdo a un estudio de la empresa de recursos humanos SOS Group, que recluta a trabajadores para más de 120 compañías de diversos rubros, las postulaciones a trabajos de turnos rotativos, que implican labores de noche, cayeron un 27% en el último año. Esto, sobre un universo de más de 6 mil aplicaciones.
"La razón que dan los postulantes es que tienen miedo de que los puedan asaltar en el trayecto a su trabajo en la noche o temprano en la mañana", dijo a LUN el director comercial de la empresa, Carlos Henríquez. De hecho, aunque las labores de noche tienen una remuneración promedio entre el 15% y 20% respecto a las de día, eso no logra ser incentivo suficiente ante el temor.
Experto prevé autodefensa de vecinos
Juan Castañeda, sociólogo y experto en seguridad de la U. Autónoma tiene una proyección poco auspiciosa. "Lamentablemente, lo que se prevé es que la criminalidad, con que este nivel de organización, se está desplazando hacia las zonas rurales, y allí es donde va a aumentar el nivel de inseguridad", comenta el experto.
De acuerdo al académico, hay dos escenarios posibles respecto al impacto que esta situación tendría en quienes viven en estas zonas, por las que precisamente optaron en algún momento por su "tranquilidad".
"Un escenario es que los vecinos, comiencen a defender ellos mismos sus propias parcelas y territorios; entonces, podríamos tener un incremento, por ejemplo, en la inclusión de armas en la lógica de armas de cacería, pero en el fondo, utilizadas para la defensa", comenta.
Un segundo escenario, apunta a que las personas que tienen parcelas en estas zonas comprometidas "decidan vender o salir de ese lugar, y como consecuencia, podríamos pensar que esos terrenos puedan ser utilizados de manera ilegal".
"Incluso, podríamos tener un fenómeno migratorio interno, de vecinos que son adultos mayores, que en su momento adquirieron parcelas para alejarse del radio urbano de Santiago, ahora busquen migrar hacia otro territorio".
El experto advierte otro posible escenario, esta vez, respecto a las zonas semi-urbanas. "Se podrían configurar que en las zonas semi-urbanas el crimen organizado opte por instalar una suerte de 'cuartel general', o incluso de tiro ilegal. Esto da cuenta que si no se le pone freno y no se despliega a un mayor nivel de contingente policial o militar, el problema se puede incrementar mucho más".
La "elección" de zonas específicas
Hay un factor clave que los expertos ponen a la vista respecto a la expansión territorial del crimen organizado: los miembros de estas organizaciones van en busca de zonas donde el Estado no está tan presente -como zonas rurales o semi rurales-, pero eso no exime que, de todos modos, puedan ocupar el espacio urbano.
"No se puede desconocer la existencia y operación del crimen organizado en zonas urbanas donde la violencia no está a la vista y que requiere de una mayor especialización para su detección, control y persecución".
Camila Astrain, Centro de Estudios en Seguridad y Crimen Organizado USS
Camila Astrain, integrante del Centro de Estudios en Seguridad y Crimen Organizado de la USS, comenta que "en la medida que el crimen organizado avanza en su proceso de instalación en un país, busca asentar una parte de sus redes operativas a nivel territorial y es aquí donde las zonas con menor presencia del Estado y altos niveles de vulnerabilidad se vuelven atractivas para las organizaciones criminales, puesto que la residencia para su funcionamiento pareciera ser menor".
Es así como se puede observar una "presencia dispar" de la criminalidad organizada en las comunas de la RM. Y en ello, hay dos factores relevantes: por un lado, las disputas permanentes entre organizaciones criminales para "conquistar" un territorio o mercado determinado.
"Por lo que el cambio observado en los últimos años podría explicarse por la mayor presencia de organizaciones criminales que se encuentran disputando sectores o mercados ya tomados por otras organizaciones", explica la académica.
Esto, aclara, sin perjucio de que "no se puede desconocer la existencia y operación del crimen organizado en zonas urbanas donde la violencia no está a la vista y que requiere de una mayor especialización para su detección, control y persecución".
La dimensión social, otro factor clave
Pero hay otro factor clave para que una célula del crimen organizado "elija" o "conquiste" una comuna en particular: las condiciones sociales, que también son determinantes a la hora de entender su instalación.
Sobre este punto, Rocío Zepeda, experta en seguridad de la U. Mayor, comenta que los delitos de la nueva criminalidad, como sicariato, secuestros con homicidio, entre otros, suelen ser más "evidentes" en zonas "de menor ingreso socioeconómico que en zonas de mayor ingreso", y eso se explica por la forma en que el crimen organizado construye sus redes.
"Es más fácil captar personas para que formen parte de sus filas en lugares donde pueden existir condiciones más precarias, y eso ocurre no sólo en Chile, sino que en todo el mundo", comenta la experta.
Se trata de un escenario complejo, puesto que en ocasiones la persona -en condición precaria o vulnerable- opta por esa "posibilidad de conseguir dinero rápido por medio de la violencia, por lo tanto, están más expuestos a ser parte de una organización de este tipo". Esto, sumado a un menor control policial y de seguridad, configuran los elementos idóneos para el asentamiento criminógeno.
