Díaz, Ripamonti y Poduje: Candidatos de Viña del Mar responden el cuestionario Emol para las municipales

Los habitantes de Viña del Mar son personas tranquilas y honestas, con una profunda conexión con el patrimonio ambiental y cultural de la ciudad. Miramos con añoranza la ciudad jardín, que lamentablemente ha sido sepultada bajo tanto cemento.

Los viñamarinos tenemos un profundo arraigo y sentido de identidad. Sabemos lo especial y extraordinaria que es nuestra ciudad y la amamos por ello. Somos localistas, si eres viñamarino, independiente de donde hayas nacido, estas a una persona de distancia, es decir que, si dos viñamarinos se encuentran, a los 5 minutos de una conversación ya se habrán conectado por medio de algún familiar, amigo, vecino, compañero de trabajo o alguna historia en común.

El viñamarino sabe qué micro tomar. Sabemos cuál es el mejor completo de la ciudad. El viñamarino real no tiene fotos en el reloj de flores y por último, el viñamarino cuida y valora la naturaleza, en la historia de cada barrio, se cuenta por ejemplo, que las vertientes fueron fuente de agua ante un terremoto en los cerros.

Los viñamarinos son personas con una fuerte identidad con su comuna, nos sentimos viñamarinos, sentimos ese arraigo. Yo creo que eso está dado por el orgullo que se sentía, desde siempre, de ser la ciudad jardín y la ciudad bonita. Por lo mismo, hay mucho dolor y frustración por el estado actual en el que se encuentra la ciudad. Esto es bastante transversal, se ve desde los sectores altos a los sectores del borde costero, de Reñaca. Es muy transversal el sentimiento de abandono y de dolor por cómo está la ciudad, justamente porque tienen un arraigo y una identidad muy marcada de viñamarino.

Muy buena pregunta. Viña del Mar es privilegiada por sus atributos turísticos y gastronómicos. Frecuento especialmente lugares populares, como las Empanadas Royal, el Restaurante Viñamarino, y la picada de Don Guillermo en el Club de Rayuela La Estrella de Forestal. Hay mucho por descubrir en la Viña del Mar popular, con una oferta de muy buena calidad.

Primero decir que Viña del Mar ha liderado la reactivación económica. Tenemos un 48% más de comercio establecido que en el mejor año pre pandemia y, el aumento de patentes comerciales, se asocia justamente a las industria gastronómica. Ahora, para responder su pregunta, haré una categorización de restaurantes: de los nuevos y en pastas, “Carmine”; de los tradicionales, “La Flor de Chile” y de comida rápida, sólo diré que soy “Mahuelista-Cevasquista”.

Yo recorro mucho el centro, entonces depende de la ocasión. Los completos los como en el Nahuel, que es donde iba cuando estaba en la universidad. Me gustan mucho las pastas, ahí voy al San Marco, al Fellini o al Panzoni. En cuanto a los cafés, el Anayak, pero hay muchos bonitos aquí en Viña del Mar. Es una ciudad que tiene una gran cantidad de opciones para la vida urbana, para recorrerla, tener encuentros y estar con amigos..

Tenemos un grave problema de seguridad. No solo hablamos de delincuencia y asaltos violentos, sino también de la falta de planificación urbana. No puede ser que un 30% de la ciudad se queme y no existan planes adecuados para estudiar estos riesgos. Debemos garantizar la seguridad en los cerros y abordar los problemas de seguridad desde un enfoque integral en nuestro municipio popular.

Viña del Mar sufrió un declive gravísimo entre el año 2004 hasta el 2021. Los montos de dinero que se dejaron de invertir en la ciudad por falta de visión y responsabilidad financiera, significaron un retraso en su desarrollo de más de una década. Un ejemplo impúdico de esto, es que cuando llegamos, no existían siquiera computadores y los que habían tenían Windows 98 y XP. Así las cosas, la ciudad no estaba institucionalmente preparada para enfrentar la tremenda crisis de seguridad que ha afectado a las comunas de Chile. No existían motos para patrullar, las cámaras de vigilancia no funcionaban y eran obsoletas, no existían funcionarios con capacidades tácticas. En 2021, no existía plan de seguridad comunal a pesar de que el municipio había recibido 300 millones de pesos para desarrollarlo y que además, era obligatorio desde el 2016. No existían grandes fondos de desarrollo de seguridad comunitaria y la unidad administrativa, era orgánicamente ilegal además de tener subejecutados los programas de gobierno central. Todo esto agravado por el mayor déficit y default financiero que se haya conocido en la historia de los municipios. Sin desmedro de eso, nos hemos puesto a trabajar de forma decidida, logrando subsanar, corregimos todas las ilegalidades e instalamos tecnología y capacidades profesionales, pero aún falta mucho. Hoy podemos decir que nos equiparamos al resto de las comunas, pero sin duda, la delincuencia es en todas las comunas el mayor problema que nos aqueja. Pero en Viña del Mar estamos combatiendo duramente a quienes no dejan vivir tranquilos a nuestros vecinos, agradezco mucho la coordinación con Carabineros, PDI y la Armada, ellos han sido claves en la labor con nuestros equipos de Seguridad Pública Municipal.

El principal problema de la comuna es el abandono, el deterioro, y la inseguridad. Tenemos una ciudad muy deteriorada, con muy poca inversión, con falta de mantención, y con problemas nacionales como la inseguridad que agravan esta situación. A eso se agrega el incendio, que generó un problema gigantesco, con daño enorme que afectó directamente a 20 mil viñamarinos. Pero si tú ves a las familias, son más, casi un tercio de la ciudad. Es muy fuerte. El hecho de que la reconstrucción haya sido tan lenta y que las familias estén tan angustiadas genera que esta sensación de abandono y deterioro se agrave.

La ciudad está sin rumbo, nadie la controla. Ese es, me parece, el problema más relevante que tenemos.

Se debe trabajar con un profundo arraigo en los territorios, en las distintas poblaciones. Me gustaría implementar puntos de vigilancia en las entradas de las poblaciones, donde la seguridad ciudadana pueda colaborar con Carabineros para controlar y detener a quienes cometan delitos. Además, necesitamos abordar la seguridad ante catástrofes como incendios, socavones y contaminación. Esto requiere una planificación sólida, basada en evidencia científica y conectada con la ciencia comunitaria, para desarrollar y ejecutar planes de seguridad efectivos.

Con orden, inversión y colaboración. En solo 36 meses, hemos incrementado la inversión en seguridad en más de un 1000%. La gestión financiera responsable nos ha permitido, por ejemplo, renovar más del 40% de las luminarias (cuando menos del 2% habían sido reemplazadas en Viña del Mar), y entregar a los propios vecinos más de 600 cámaras y alarmas comunitarias, algunas con tecnología de inteligencia artificial, por lo que tenemos que seguir aumentando nuestras capacidades de manera exponencial. Junto a los comités vecinales de seguridad ciudadana, implementaremos pilotos de brigadas aéreas con drones, instalación de pórticos intercomunales, y ejecución de macro fondos de inversión en seguridad para que los propios vecinos recuperen directamente sus barrios.

Pero la seguridad no solo se trata de medidas situacionales. También estamos abordando las causas de fondo en dos áreas clave: cultura y deportes. Nos hemos propuesto inaugurar un gran centro cultural para Viña del Mar, abrir una escuela de oficios además de fortalecer las escuelas de formación artística. En deporte vamos a realizar una inversión extraordinaria en canchas y espacios deportivos, los que ya cuentan con proyectos en preinversión por más de 7.000 millones de pesos. Por último, toda estrategia debe contar con la participación de las policías, instituciones persecutoras, academia y mundo privado. Si todos orientamos nuestros esfuerzos de manera concatenada, vamos a lograr los resultados más temprano que tarde.

La clave para enfrentar este problema es primero: estar encima de los temas. Eso lo aprendí del Presidente Piñera, las cosas no ocurren si uno las delega y no está encima, no ocurren. Por lo tanto, estar encima implica tener un equipo de directores, de planificación, de tránsito, de áreas verdes, con reuniones semanales para monitorear el avance de los proyectos.

Lo segundo es tener una cartera de proyectos, llegar al municipio con claridad de los problemas para no perder tiempo en los diagnósticos. Eso es lo que he estado haciendo estos meses recorriendo la ciudad.

Lo tercero es tener un equipo de gestión que pueda conseguir los recursos, hacer los diseños y concretar la obra, porque nosotros tenemos 48 meses para generar resultados y quebrar la tendencia. Y para eso también es importante el carácter, porque voy a tener que enfrentar a muchos grupos de presión, a quienes se han tomado las calles: comercio ilegal, tráfico de droga, vandalismo, grafiti. En todos estos casos, para volver a poner reglas, se necesita un carácter que no es grato, porque va a generar muchos conflictos, pero que sin esa posición de estar dispuesto a correr todos los riesgos para volver a poner reglas, es imposible volver a la ciudad.

Por eso: rigor técnico, para ordenar los equipos y estar encima de los problemas, y luego el carácter para poder enfrentarlos.

Tenemos muchos. Uno que siempre me ha llamado la atención es el mito del "cuero" en la Laguna Sausalito, que solía causar temor entre quienes nos bañábamos en la laguna cuando estaba en condiciones adecuadas. Hoy, lamentablemente, la laguna se encuentra abandonada por las autoridades, y la comunidad que ha luchado por años para restaurarla no ha recibido el apoyo necesario.

Hay dos personajes que dejaron huella en las últimas generaciones. Por un lado, el misterioso flautista enmascarado que recorría Viña del Mar, especialmente calle Valparaíso con su melodía. Y también Alex Bufón, un acordeonista que desplegaba su talento en diversos lugares del país, pero fue en nuestra ciudad donde dejó una huella artística musical, con su estilo enigmático. Él falleció hace unos años. Y tantos otros misterios y personajes que dan vida a muchos secretos urbanos viñamarinos.

Todas las fiestas de trasnoche del Festival.