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Legislación, derechos de los hijos y efectos en la mujer: Las múltiples aristas en el debate por la gestación subrogada

Voces del derecho y bioética plantearon sus visiones a raíz de la experiencia de una mujer de 32 años quien nació de un vientre subrogado y es partidaria de la abolición de esta práctica. Parlamentarios de distintos colores políticos también se pronunciaron.

20 de Septiembre de 2024 | 14:28 | Redactado por Daniela Toro, Emol.
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En Chile no está permitida la subrogación de vientre.

El Mercurio/Archivo
Un debate en torno a derechos, efectos y la propia práctica se instaló estas semanas tras conocerse la experiencia de una mujer que contó su historia como persona nacida de un vientre subrogado.

Su experiencia, aunque validada por voces que han intervenido en el tema, es contratada por algunos con las nuevas formas en que este proceso se realiza y las garantías para los hijos nacidos de estos procedimientos, entre ellos, avanzar en la legislación, aunque no todos comparten esa mirada.

A inicios de septiembre, una entrevista en Reportajes de El Mercurio dio cuenta de una mujer de 32 años, Olivia Maurel, residente en Francia, quien nació a través de un vientre subrogado. Cuenta que siempre tuvo el instinto de que había llegado al mundo a través de otra madre, distinta a la que la crió. "Había demasiadas diferencias entre ella y yo. Emocionalmente, tampoco estábamos muy unidas", contó.

Tras pasar por varios proceso difíciles -como depresión, intentos de suicidio y sufrir una violación-, a los 17 años decidió investigar sobre sus orígenes. Allí descubrió que en la zona donde había nacido, en Kentucky, Estados Unidos, funcionaban varias agencias de gestación subrogada, y no tuvo dudas de que ese era su caso. A los 30, decidió hacerse una prueba de ADN que confirmó todo.

Maurel, quien es una reconocida influencer, cuenta que al día de hoy no habla con sus padres, porque decidió contarlo todo. Su opinión sobre el vientre subrogado es clara: "No quiero que otro niño viva lo que yo he vivido: ser privado de su madre, de su historia. El solo pensar que en este momento hay otros niños que seguramente sufren los mismos dolores, me hace daño".

La influencer está a favor de la abolición de este sistema de gestación, la que tilda de una práctica "infame e inhumana. Estamos, con pleno conocimiento, creando niños para cumplir los deseos egoístas de adultos que quieren tener un bebé perfecto a cualquier precio. Estamos, a propósito, arrancando a niños de sus madres, creando sistemáticamente traumas de abandono que van a surgir en alguna etapa de la vida del niño", dijo al citado medio.

"La mirada actual favorece el derecho de los hijos"


La experiencia de Maurel llevó a que voces locales abrieran el debate en torno a la gestación subrogada. La docente e investigadora en bioética de la U. del Desarrollo, Sofía Salas, envió una carta a El Mercurio donde si bien toma en cuenta la experiencia contada por la mujer de 32 años, hace énfasis en otros puntos.

"Concordante con la Declaración de Casablanca, de la cual ella (Maurel) es una de las voceras, señala que la subrogación es una industria que a nivel global mueve billones de dólares, teniendo el potencial de instrumentalizar a la mujer, especialmente a las más pobres y vulnerables", parte diciendo la académica.

"Sería deseable que el proyecto de ley en nuestro país, que permite estos acuerdos con fines altruistas, pueda avanzar en su tramitación, para así lograr certeza jurídica a todos los involucrados".

Sofía Salas, docente e investigadora en bioética UDD
Y aunque sostiene que muchas de esas afirmaciones son correctas, dejan de lado otras realidades: "En primer lugar, que, gracias a la subrogación, existen personas como Olivia. Segundo, que esta práctica, con todos sus posibles defectos, ha permitido el nacimiento de niñas y niños que han crecido en un ambiente feliz (hay suficientes estudios al respecto, del seguimiento de estas familias en el Reino Unido)", agrega.

En ese sentido, la docente comenta que "su afirmación de que 'estamos haciendo que niños sean el sacrificio para algunos adultos', no se sostiene con la evidencia empírica posible".

En tercer lugar, comenta que "la mirada actual favorece el derecho de los hijos nacidos por subrogación, así como también aquellos adoptados o concebidos mediante donación de gametos, a que puedan conocer sus orígenes biológicos".

Por último, subraya que "no es efectivo que todo acuerdo de subrogación vulnere los derechos de las personas gestantes, los padres intencionales y los hijos". Eso sí, reconoce que "aquellos acuerdos transfronterizos, mediante el cual los padres intencionales (muchas veces de países donde estas prácticas están prohibidas o no se encuentran protegidas legalmente, como es el caso de Chile) 'contratan' a mujeres a través de agencias que reciben un porcentaje importante de pago, implican mayores riesgos de vulneración de derechos".

"En este sentido, sería deseable que el proyecto de ley en nuestro país, que permite estos acuerdos con fines altruistas, pueda avanzar en su tramitación, para así lograr certeza jurídica a todos los involucrados", zanjó.

"La simple legalización no resuelve los problemas"


Sobre estos puntos se pronunció días más tarde Cecilia Gallardo Macip, estudiante de Doctorado en Filosofía de la U. de Los Andes y miembro de la Declaración de Casablanca.

En una carta al citado medio, Gallardo comenta que Estados Unidos y Australia cuentan con amplias investigaciones que demuestran los efectos negativos de haber nacido por un vientre de alquiler. "No es evidencia empírica que pueda ser soslayada", remarca.

"La simple legalización (de la gestación subrogada) no resuelve ni los problemas psicológicos ni biológicos de la situación".

Cecilia Gallardo, estudiante Doctorado en Filosofía U. Andes
Añade que el argumentar a favor de la gestación subrogada "porque permite la existencia de personas como Olivia, la Dra. Salas olvida que como bien afirma Jürgen Habermas, la relación que hay entre los hijos y los padres se debe al don de la vida. Se la distorsiona cuando se vuelve fruto de una transacción en la que se reduce la autonomía de su nacimiento a un simple contrato que cosifica por completo su relación filial".

También enfatiza el hecho de que se subordine el dolor que siente un bebé -al ser separado de su madre-, a los deseos de los padres que lo han mandado a gestar; a que pese a las "grandes sumas de dinero" que reciben algunas mujeres por dar su vientre en alquiler, "eso no significa que sus motivaciones no se deban, en su mayoría, a que necesitan sustento económico; y que aludir a una subrogración "altruista" al interior de las familias, como casos de éxito, "borra por completo las decenas de historias donde familias se han roto por disputas legales".

"Es por ello que la simple legalización no resuelve ni los problemas psicológicos ni biológicos de la situación", zanjó.

La carta fue respondida por Salas, quien posteriormente señaló que "si bien una adecuada legislación no es garantía de ausencia de conflictos, sí es un avance importante para que las personas que requieren del uso de asistencia médica para concebir puedan tener tranquilidad jurídica de que se protegen de manera adecuada los derechos y deberes de todos los intervinientes".

Grupo transversal de parlamentarios se opone


Un grupo transversal de parlamentarios envió una carta al citado medio para expresar su parecer en torno a la gestación subrogada, a raíz del testimonio de Olivia Maurel.

En el texto, sostienen que "tanto Olivia como su madre fueron tratadas como cosas, siendo irrelevante ahí la onerosidad del pacto en cuestión. A fin de cuentas, tanto la subrogación comercial como la denominada altruista desembocan en lo mismo: la instrumentalización de la mujer y el hijo para satisfacer los deseos de terceras personas".

"La subrogación altruista se ha transformado precisamente en disfraz de este mercado esclavizante. Es cosa de ver las clínicas que operan detrás y que lucran al igual con esta tragedia, sin importar, de nuevo, ni la madre ni el hijo".

Añaden que algunas de esas terceras personas tienen interés de lucro, "pues efectivamente la subrogación altruista se ha transformado precisamente en disfraz de este mercado esclavizante. Es cosa de ver las clínicas que operan detrás y que lucran al igual con esta tragedia, sin importar, de nuevo, ni la madre ni el hijo".

"Por eso esta subrogación es contraria a los principios fundamentales del Derecho Internacional vigentes también en Chile, como el interés superior del niño y el derecho a la identidad de origen", acotan.

En esa línea, remarcan que Chile fue pionero en la abolición de la esclavitud, "esperemos que no quede a la cola en esta lucha, que es igual o tanto más importante, y que recupere el tiempo perdido no solo con una legislación abolicionista, sino que también liderando esta batalla a nivel internacional. Quienes firmamos esta carta somos muestra de que hay una oportunidad".

El texto está firmado por los diputados Juan Irarrázaval, de Republicanos; Consuelo Veloso y Patricio Rosas, del Frente Amplio; Ximena Ossandón, de RN; Sara Concha y Francesca Muñoz, del Partido Social Cristiano; Ana María Bravo, del PS; Helia Molina, del PPD; Flor Weisse, de la UDI; Miguel Ángel Calisto y Jorfe Saffirio, de Demócratas.

Los efectos en la mujer


Una dimensión distinta en el debate portó María Sara Rodríguez, profesora de Derecho Civil de la Universidad de Los Andes y también suscriptora de la Declaración de Casablanca.

En su carta, apunta directamente al rol y los efectos de la mujer en la gestación subrogada. "En la subrogación altruista todos ganan, menos la mujer que se presta para la gestación: los centros de fertilidad, las agencias, incluso los comitentes, quienes directa o indirectamente pagan por el hijo. Además, es un hecho que muchas mujeres que gestan por altruismo corren el riesgo de hacerse dependientes de las mensualidades que les pagan las agencias".

"La utilización de mujeres como aparatos reproductivos es un tópico de la hegemonía patriarcal y machista a la que se oponen con vehemencia grupos feministas".

María Sara Rodríguez, profesora Derecho Civil U. Andes
Añade que "sin juzgar motivaciones, la gestación por otro es siempre ofensiva para la mujer. La utilización de mujeres como aparatos reproductivos es un tópico de la hegemonía patriarcal y machista a la que se oponen con vehemencia grupos feministas. Coincido con ellos en que la subrogación es un error, porque las mujeres y sus cuerpos son inseparablemente personas: no cosa, vasija, contendedor o incubadora".

Y eso, dice, también afecta a las que gestan por motivos altruistas, "que son muy pocas, como lo demuestra la experiencia del Reino Unido", acota. Asimismo, destaca que aquello "no las exime de los riesgos de este tipo de embarazos, como la mayor incidencia de preclampsia y depresión posparto. Además, con la maternidad subrogada, corremos el riesgo de una nueva mercantilización de la función reproductiva humana".
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