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Roles clave pero sin disputar La Moneda: Qué pasó con la G80, la generación "en el limbo" de Tohá

La precandidata presidencial del PPD se despidió de su rol en Interior no sin antes anunciar que "era el turno" de su generación, lo que abrió un debate en torno a la performance que han tenido, navegando entre la vieja guardia y los jóvenes del FA.

15 de Marzo de 2025 | 07:02 | Redactado por Daniela Toro, Emol.
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Archivo El Mercurio / Aton
"Me voy porque creo que me toca hacerlo, es lo que me corresponde a mí, le corresponde a mi generación también". Esas fueron parte de las palabras de la hasta entonces, ministra del Interior, Carolina Tohá (PPD), al momento de dejar su cargo, y dar su salto oficial a una aventura presidencial.

Tohá arribó en septiembre de 2022 a La Moneda, en lo que se esperaba fuera un "salvataje", en medio del problemático desplante de su predecesora, Izkia Siches, y la crisis de seguridad que se instaló en el país.

Pero la llegada de Tohá al Gobierno era más que eso. Era un símbolo de la obligada apertura que debió hacer el Presidente Gabriel Boric a gobernar -y poner en un rol clave-, a una generación más antigua, pero no tanto como la cuestionada ex Concertación de los 30 años que tanto abucheó en el pasado. En ese intermedio, estaba Tohá. O la ciudadana Carolina, como pidió que le llamaran al dejar La Moneda. Esto, pese a los reparos y la distancia que desde un inicio quiso tener el Frente Amplio, quienes la condenaban por la indagatoria en el caso SQM.

¿Qué significa, en la práctica, que Tohá dijera que era el turno de su generación? El dejar de depender de liderazgos probados, y en ese preciso contexto de su renuncia, ese liderazgo no era otro que el de Michelle Bachelet, dos veces Presidenta de la República, que hasta ahí todavía era una esperanza, un motor que la centroizquierda esperaba que anduviera.

Pero al día siguiente, la ilusión se apagó. Bachelet, la misma que había conminado en varias ocasiones a abrir espacio a otras generaciones, daba el último y definitivo "no" a otra aventura presidencial.

Tohá, con el camino "libre", es por ahora, la carta más fuerte de una centroizquierda que ella misma sentenció a clivaje: es su generación, la G-80, la de los dirigentes estudiantiles durante la dictadura, la que ahora quiere tomar la posta para lograr llegar a La Moneda. Son los Elizalde, los Walker, los Rossi, los Barrios, los Orrego (Claudio, para no repetir el entuerto de las elecciones de gobernadores regionales).

Para algunos, se trata de una generación "perdida", que quedó "en el limbo" y que si bien ha conseguido altos cargos, en gobernaciones y ministerios, aún no logran un papel de "la primera línea". Otras voces, en tanto, reconocen el camino que ha logrado recorrer la G-80 y afirman que el debate va más allá de una generación, sino que habría que mirar el camino de toda la centroizquierda de los últimos 30 años.

¿Una generación en el limbo?


En una columna en El Mercurio, el investigador del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES), Daniel Mansuy, planteó que los dichos de Tohá en torno a su generación serían un reconocimiento explícito de que "su generación está en deuda y ella quiere saldarla de una buena vez. O al menos, intentarlo".

A juicio de Mansuy, la disyuntiva se explica así: "es evidente que la generación de Carolina Tohá no ha tenido espacio para desplegarse, pues quedó horquillada entre los viejos patriarcas y los jóvenes desafiantes. Mal que mal, entre Michelle Bachelet y Gabriel Boric hay más de tres décadas de diferencia".

"Para decirlo en simple, la generación perdida pasó —sin mediar escala alguna— desde el respeto irrestricto a sus mayores a la admiración beata a los menores. Nunca estuvieron en posición de superioridad psicológica, porque fueron hijos a la antigua (dóciles, sumisos y respetuosos) y, luego, padres modernos (laxos, permisivos y obsecuentes)", comentó.

"Cuando surgió el liderazgo de los jóvenes del Frente Amplio y el PC, las Tohá, Lagos, Elizalde o Provoste no tuvieron nada que ofrecer, y junto a los viejos cracks se plegaron a la lucha refundacional".

Pilar Molina, periodista
La pregunta clave, según Mansuy, es "por qué su generación fue tan complaciente con el movimiento estudiantil del 2011 y todo lo que siguió después. El origen de su abdicación reside allí: en su incapacidad para defender el legado de la Concertación y en el modo en que se plegaron a la tesis según la cual todo había sido un gran engaño (que los llevó a votar y defender el "Apruebo" el 2022: todo forma parte de la misma secuencia). Si su generación quiere encontrar el hilo perdido, debe volver al punto exacto en el cual ese hilo se le extravió".

Una opinión similar tiene la periodista Pilar Molina, quien señala a Emol que resulta "absurdo" el ejercicio de Tohá de reclamar "derechos generacionales para acceder a la presidencia de la República". "Su generación ha tenido representación política, y no es efectivo que no hayan tenido oportunidades. Muchos de ellos han sido políticos desde 1990, como ella misma o como Ricardo Lagos Weber", subraya.

Según Molina, el que no haya habido un presidente de la República entre los 40 años de Gabriel Boric y los más de 70 de los demás ex mandatarios "es un tema de capacidades y liderazgos".

"La vieja guardia de la transición tuvo más brillo que la generación de Tohá y lo mismo le pasó a ésta frente a la generación de Boric y compañía. Cuando surgió el liderazgo de los jóvenes del Frente Amplio y el PC, las Tohá, Lagos, Elizalde o Provoste no tuvieron nada que ofrecer, y junto a los viejos cracks se plegaron a la lucha refundacional", subrayó la periodista.

Es más: "ni siquiera frente a la propuesta constitucional que habría destruido a Chile de ser aprobada, fueron capaces de ser críticos, y en vez de ello, la defendieron. Eso es lo que hizo Tohá, aunque ahora sea crítica respecto a la propuesta de Constitución que terminaba con la igualdad ante ley", cerró.

Ottone: "La centroizquierda fue incapaz de defender su obra"


Una visión menos tajante tiene el sociólogo y escritor, Ernesto Ottone, quien, junto con subrayar que hace pocos meses Tohá fue vicepresidenta de la República, manifiesta a este medio que "no veo que haya una generación perdida, ni en el limbo", y que "han jugado roles importantes y creo que pueden seguir jugando esos roles, como siempre".

"Yo veo una generación que tiene muchos valores con una formación democrática muy dura, porque ellos estudiaron en tiempos de dictadura. Y posteriormente jugaron un papel en un periodo muy exitoso de desarrollo de Chile, en los gobiernos de la Concertación. Y ahí fueron ministros algunos, otros fueron destacados intelectuales, otros jugaron otras funciones, subsecretarios, en fin. Jugaron un rol importante también en la judicatura, en el Tribunal Constitucional, etc. Entonces yo no tengo la impresión de una generación perdida", enfatiza.

"Esa centroizquierda fue extremadamente incapaz de defender su obra. Y por lo tanto, se generó esta situación en la cual había muchos viejos con lágrimas en los ojos haciendo autocrítica exagerada y completamente fuera de los hechos".

Ernesto Ottone
De todos modos, Ottone reconoce que si alguien de esa generación llegara a ser presidente o presidenta, "naturalmente sería como la cristalización de esa generación", pero insiste en que "no tengo esa visión como que quedaron como parte de un sándwich mal hecho entre los más viejos de esa generación y los jóvenes que no vivieron la dictadura y criticaron a los gobiernos de la Concertación".

Es más: para Ottone, el tema va más allá de sólo la G-90, sino que habría que mirar a toda la centroizquierda que estuvo en los gobiernos en las últimas décadas.

"Esa centroizquierda fue extremadamente incapaz de defender su obra. Y por lo tanto, se generó esta situación en la cual había muchos viejos con lágrimas en los ojos haciendo autocrítica exagerada y completamente fuera de los hechos. Y eso lo vimos en el año 2019 y lo vimos después también en el gobierno", cerró.

¿Se vale aspirar a La Moneda en clivaje generacional?


El Frente Amplio, por estos días, busca sus propias fórmulas para dar con un candidato que vaya al gran ideal del sector, de una primaria amplia. Y mientras la tienda prepara sus definiciones, hay algo que parece más nítido: la "molestia" que generaron los dichos de Tohá respecto a lo que se entendió como un clivaje generacional.

El diputado Diego Ibáñez (FA), dijo esta semana que se trató de un "error garrafal" por parte de Tohá el haber planteado la carrera presidencial en esos términos.

"Como Frente Amplio nos hemos sumado con toda fuerza y convicción al encuentro entre distintos actores que históricamente han empujado a los cambios. Por eso también nosotros, esperando la respuesta de la ex Presidenta Bachelet, íbamos a analizar la situación", dijo a Radio Universo.

El sábado, en su primera actividad como precandidata del PPD a la presidencia, Tohá, fue consultada por la crítica del parlamentario. "No he planteado un clivaje generacional. He planteado otros clivajes en las palabras del otro día", aseveró.

Además, afirmó que "soy parte de una generación, estoy orgullosa de eso, esta generación ha trabajado con otras generaciones, ha apoyado y sacado adelante gobiernos de personas mayores que nosotros, ha apoyado con total lealtad y entrega también a este gobierno y nuestra generación tiene una historia propia que contar, tiene una experiencia y uno es parte de esa historia. Yo no voy a negar mi generación, al revés, estoy muy orgullosa de ella".

Quien también se manifestó al respecto fue el diputado del PPD, Raúl Soto. "Quienes han planteado un clivaje generacional en los últimos años son más bien del Frente Amplio; por lo que me parece una crítica injusta".

El viernes también entró en el debate la ministra de la Mujer, Antonia Orellana (FA). "Yo creo que esto no es un debate generacional, sino de qué cosa le ofrecemos al país", dijo en Radio Universo.
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