Uno de los objetivos a estudiar de la NASA en los próximos años son las lunas de Saturno, sin embargo, llegar allá no es el único desafío, sino que recorrer su superficie puede representar ligeras dudas en cómo enfrentar esta misión. Es por esto que la NASA ha decidido apostar por "transformers" -o como ellos les llaman: shapeshifters- para andar por el satélite.
Se trata de un nuevo diseño que está creando el Jet Propulsion Laboratory (JLP) de la agencia espacial, y que durante años se ha dedicado a la creación de sondas como los rovers que se encuentran analizando Marte.
De acuerdo a los expertos, estos robots pueden transformarse en drones o, en el futuro, incluso podrían trabajar en equipo para crear sondas de natación o exploradores de cuevas. Impresos con tecnología 3D, estos prototipos también pueden unirse para crear nuevas formas más grandes y resistentes.
El robot anfibio volador es parte del programa de Investigación de Conceptos Avanzados Innovadores (NIAC) de la NASA, que ofrece varias fases de financiación para conceptos visionarios. Uno de los miembros de esta división es el investigador principal del JPL, Ali Agha, quien imagina a Shapeshifter como una misión a la luna Titán de Saturno, el único otro mundo en el sistema solar que tiene líquido en forma de lagos, ríos y mares de metano en su superficie.
"Tenemos información muy limitada sobre la composición de la superficie. Terreno rocoso, lagos de metano, criovolcanes. Posiblemente tengamos todo esto, pero no lo sabemos con certeza", comenta Agha. "Así que pensamos en cómo crear un sistema que sea versátil y capaz de atravesar diferentes tipos de terreno, pero también lo suficientemente compacto como para lanzarlo en un cohete".
La idea nació bajo el concepto de un robot autoensamblable hecho de robots más pequeños llamados "cobots". Los cobots, cada uno con una pequeña hélice, podrían moverse independientemente uno del otro para volar a lo largo de acantilados de interés científico. Al mismo tiempo que podrían hacer espeleología, formando una cadena de margaritas para mantener el contacto con la superficie. O podrían transformarse en una esfera para rodar sobre superficies planas y conservar energía.
Por ahora, Shapeshifter es semiautónomo, pero su diseño futuro dependerá de cobots que puedan ensamblarse automáticamente sin necesidad de comandos de la Tierra. Esto es fundamental en el trabajo, porque ya en la comunicación con los rovers que se encuentran en Marte los investigadores tienen un margen de 20 minutos de demora. En las lunas de Saturno ni siquiera se piensa en una conducción remota de los vehículos.
La visión definitiva de Agha incluye un módulo de aterrizaje como la sonda Huygens de la Agencia Espacial Europea, que llegó a Titán después de ser desplegada en paracaídas por la nave espacial Cassini de la NASA. Esta "nave nodriza", como la llama Agha, serviría como fuente de energía para los cobots y transportaría los instrumentos científicos para realizar análisis de muestras en profundidad. Pero en lugar de permanecer en su lugar, como suelen hacer los módulos de aterrizaje, este sería portátil. El vuelo es más fácil en Titán, principalmente porque su atmósfera es densa y la gravedad es baja.
"A menudo se da el caso de que algunos de los lugares más difíciles para llegar son los más interesantes desde el punto de vista científico porque quizás son los más jóvenes o se encuentran en un área que no se caracterizó bien desde la órbita", agrega Jason Hofgartner, líder científico de Shapeshifter en el JPL.