Si Alemania, uno de los más grandes aliados europeos de Estados Unidos, decide desafiar a Washington, arriesga perturbar esa alianza. Autoridades estadounidenses han amenazado con dejar de compartir inteligencia con cualquier país que utilice equipamiento de Huawei, ya que consideran que es un riesgo de seguridad. Por otro lado, rechazar a Huawei podría tener repercusiones más amplias, especialmente para la relación de Alemania con China, uno de sus principales socios comerciales.
Las señales indican que Alemania no tendría intención de excluir explícitamente a Huawei de sus redes 5G, pese a que el gobierno aún no ha finalizado la legislación pertinente. Las autoridades alemanas han informado que las asesorías deberían terminar pronto, sin entregar una fecha precisa.
El Ministro del Interior, Horst Seehofer, la principal autoridad alemana de seguridad, dijo que su país debería estar protegido contra espionaje y sabotaje, pero estima que vetar a los proveedores chinos podría retrasar las nuevas redes en varios años.
"No veo que podamos instalar una red 5G en Alemania en el corto plazo sin la participación de Huawei", dijo Seehofer al diario Frankfurter Allgemeine Zeitung en enero.
La Agencia Federal de Redes, que regula las telecomunicaciones en Alemania, ya ha publicado lineamientos básicos para los proveedores de equipamiento 5G, que refuerzan los requerimientos de seguridad, pero no prohíbe compañías específicas como Huawei. Y el proyecto de ley supuestamente incluye altas multas para las compañías tecnológicas que potencialmente incumplan las regulaciones de seguridad.
Para complicar aún más las cosas, las compañías de móviles europeas han utilizado buena parte del equipamiento de Huawei en sus redes 4G. Si no utilizasen equipos de la misma compañía para el despliegue inicial de 5G, que se sostendrá sobre equipos 4G, podría resultar en costos más altos y demoras.
Son las redes móviles de quinta generación, que se espera marquen el comienzo de una nueva ola de transformación tecnológica. Para empezar, el 5G promete velocidades ultra rápidas de bajada para usuarios de teléfonos móviles. Pero será más que eso, ya que sensores 5G estarán presentes en un sinnúmero de dispositivos conectados, como termostatos o dispositivos médicos. También serán utilizados para los vehículos autónomos, fábricas "inteligentes" y en estructuras críticas, como redes eléctricas, presentando así desafíos de seguridad sin precedentes.
Por más de un año, Estados Unidos ha estado en campaña contra Huawei por temor de que los líderes chinos puedan usar a la compañía para intervenir comunicaciones.
El mensaje estadounidense fue recibido inicialmente con esceptisismo y más recientemente parece perder fuerza. Eso ha forzado a Washington a cambiar su estrategia, pero sin mejorar el resultado.
El fiscal general William Barr sugirió a principios de mes que para frustrar a Huawei, el gobierno estadounidense debería considerar adquirir participación para controlar Nokia y Ericsson, ya sea directamente o a través de un consorcio de empresas estadounidenses e inversionistas privados. Pero otras autoridades, incluyendo el vicepresidente Mike Pence, rápidamente se desmarcaron de la idea, afirmando que la "empresa privada" es la forma de funcionar.
En tanto, Mark Esper, secretario de Defensa de EE.UU., dijo que hay otras formas en que el gobierno puede estar involucrado. "Estamos animando a compañías tecnológicas estadounidenses y de países aliados, a desarrollar soluciones alternativas para 5G, y estamos trabajando junto a ellos para probar estas tecnologías en nuestras bases militares en estos momentos", dijo Esper el sábado en la Conferencia de Seguridad de Munich.
La campaña "anti Huawei" se transformó en un esfuerzo bipartidista, luego que la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, se sumara a las visitas a Bruselas y Munich, e hiciera la comparación de permitir la entrada de Huawei a una red con tener "a la policía estatal china dentro de tu bolsillo".
La semana pasada, autoridades estadounidenses añadieron nuevos cargos criminales contra Huawei, acusando a la compañía de robar secretos comerciales de competidores en Estados Unidos. Eso se suma a un caso federal distinto, con similares acusaciones contra la compañía y su ejecutiva Meng Wanzhou, quien fue arrestada en Vancouver, Canadá, pero aún no ha sido extraditada.
La compañía china es la principal proveedora del mundo de equipamiento para infraestructura de telecomunicaciones, incluyendo antenas, estaciones de base y otras instalaciones sobre las cuales las redes celulares funcionan.
A las compañías de telefonía móvil les agrada Huawei, porque tiene la reputación de entregar equipamiento barato y de buena calidad. Tiene además poca competencia, principalmente Nokia (Finlandia) y Ericsson (Suecia), un punto que los europeos utilizan para rechazar la postura estadounidense.
La empresa china constantemente ha negado las acusaciones de que estaría facilitando el espionaje e insiste de que nunca ha existido prueba alguna de que esté detrás de violaciones de seguridad. El jefe de ciberseguridad de Huawei ha dicho que la compañía es sólo un proveedor de equipamiento y que son las compañías telefónicas las que operan las redes.
El Reino Unido el mes pasado le concedió a Huawei acceso limitado a sus redes 5G, en lo que ha sido percibido como un desaire a EE.UU.. El gobierno británico dijo que permitiría a Huawei entregar el 35% de las antenas y estaciones de los proveedores de servicios inalámbricos, pero que no permitiría el ingreso de "vendedores de alto riesgo" al "núcleo" más sensible, los servidores que actúan como centro de control de una red.
Autoridades del gobierno de Trump manifestaron su decepción por alternativa británica de encontrar un camino intermedio. Una delegación estadounidense, liderada por el jefe de gabinete, Mick Mulvaney, debía arribar hoy a Londres para reunirse con oficiales del gobierno de Boris Johnson para expresar su molestia.
El gobierno británico, en tanto, tiene grandes esperanzas de que el 5G y las tecnologías relacionadas, como la inteligencia artificial, puedan ayudar a impulsar la economía dandole vuelo a sus rezagados niveles de productividad.