El número, fuera de contexto, generó algo de desilusión: 50,38% de eficacia general es lo que comunicó el Instituto Butantan con respecto a la prueba de la vacuna que desarrolla junto al laboratorio chino Sinovac, que fue realizada en una muestra de 12.500 voluntarios profesionales de la salud que estuvieron en "contacto directo con el covid-19" en Brasil.
"Es una vacuna que tiene seguridad, eficacia y todos los requisitos que justifican su uso de emergencia", aseguró el director de Butantan, Dimas Covas, añadiendo que en el ensayo no se registró ningún efecto adverso grave relacionado con la vacuna ni tampoco reacciones alérgicas significativas. La decepción provino de la comparativa de cifras: Moderna informó un 94,1% de eficacia y la vacuna de Pfizer y BioNTech un 95%.
¿Qué significan estos números? En primer lugar, es importante señalar que la
Organización Mundial de la Salud exige un mínimo de 50% de eficacia, requisito con el que la fórmula de Sinovac estaría cumpliendo, por lo que "se considera como un aporte significativo para la reducción y control de la pandemia", explica el director del estudio clínico del laboratorio chino en Chile y director del Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia,
Alexis Kalergis.
También cabe destacar que la cifra fue divulgada a través de una comunicación de prensa y que todavía no ha sido entregada en detalle en una publicación científica revisada por pares. "Es importante que el Instituto Butantan publique pronto sus resultados para poder evaluarlos de manera científica", comenta el también académico de la U. Católica, quien añade que otros estudios en curso para la vacuna de Sinovac en Turquía e Indonesia han reportado análisis interinos de eficacia de 91% y 65% respectivamente.
El 50,38%, además, se refiere a la "reducción de la incidencia de casos totales, lo que incluye a personas que presentaron enfermedad muy leve de covid-19 y que no necesitaron atención médica", añade Kalergis. Si se analiza la eficacia para casos leves que sí requirieron ayuda médica, la incidencia se redujo en un 78%, y para casos moderados o graves que necesitaron internación llegó a un 100%, no registrándose ningún caso.
Así, la vacuna "prevendría que las personas que se infectan requieran hospitalización y/o cuidado intensivo", señala. "Es fundamental para reducir la carga en los servicios de atención, morbilidad y letalidad producida por este virus", dice.
"Es una gran esperanza"
Almícar Pérez-Riverol, doctor en Biología Celular y Molecular, explicó en sus redes sociales que a pesar de que el porcentaje "podría parecer triste, en realidad es una gran esperanza", porque prevendría casi el 80% de los casos que requieren ayuda médica y todos los casos que necesitan tratamiento intensivo. Además, destacó que la vacuna "fue evaluada en un contexto de alta exigencia, pues los voluntarios se enfrentaban a altas dosis de virus".
Ese podría "un punto muy relevante", señala Kalergis: que el estudio no se haya hecho en población general. "Este ensayo clínico fase III se realizó en el personal de salud, que está en general más expuesto a contagiarse y tiene mayor tasa de exámenes de PCR —por ejemplo, por pesquisa preventiva—, y eso puede también influir el resultado de la eficacia con respecto a vacunas evaluadas en otras poblaciones o grupos".
"La inactivación viral es una estrategia de vacunación que tiene varias décadas de uso en grandes poblaciones humanas, demostrando seguridad y eficacia para otras enfermedades virales como la influenza y la polio"
Alexis Kalergis
La CoronaVac, además, presenta ciertas ventajas comparativas que Kalergis explica así: "Los virus, y en este caso particular el SARS-CoV-2, tienen proteínas como N, E, M y S. Una vacuna con virus inactivado —como esta— contiene todas las proteínas virales, lo cual, desde el punto de vista inmunológico, es una ventaja importante frente a posibles variantes resultantes de mutaciones que ocurren de forma natural durante la replicación del virus, ya que su efectividad no se vería afectada", dice. Esto se debe a que no están diseñadas "contra una sola proteína".
Por otro lado está la ventaja en el almacenamiento. "Solo requiere del uso de un refrigerador normal, con una temperatura que varíe entre los 2° a 8°C para ser conservada, lo que facilita la logística de distribución. Es más fácil de transportar y se puede almacenar en un refrigerador normal, lo que resulta en una disminución de costos y aseguramiento de la cadena de frío. Otras vacunas requieren mantenerse a temperaturas mucho menores, lo que significa mantener cadenas de frío de mayor dificultad en lo logístico, en la distribución y el almacenaje", añade.
Por último, Kalergis resalta que "la inactivación viral es una estrategia de vacunación que tiene varias décadas de uso en grandes poblaciones humanas, demostrando seguridad y eficacia para otras enfermedades virales como la influenza y la polio".