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La importancia del juego

Muchos opinan que los más pequeños perdieron la capacidad de jugar y cambiaron maratónicas tardes de la escondida por sentarse solos frente al playstation o al televisor. Según la Unicef, el 63% de los niños chilenos declara ver tele cuando tiene tiempo libre, mientras que sólo el 26% sale de la casa a entretenerse. Es un tema que genera conversación entre los especialistas para saber si son los niños los que se olvidaron de jugar o si los padres les han cerrado, sin querer, la ventana mágica de la imaginación, entregándoles los juguetes equivocados.

17 de Febrero de 2005 | 10:22 |
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Indiscutiblemente, los niños de hoy tienen hábitos de juego muy distintos a las generaciones anteriores. Nacieron sobreestimulados por la presencia omnipotente de la computación, con la tecnología instalada en todos los ámbitos.

Según la última encuesta Times Research-Unicef sobre niños y familia del año 2000, el 63% de los niños chilenos se entretiene "viendo tele", mientras que sólo el 26% sale de la casa y el 12% declara leer.

Ante este cambio de hábitos, muchos padres se plantean si sólo la tecnología es capaz de mantener a sus hijos ocupados o si ya no saben entretenerse con juegos tradicionales, como un puzzle o una muñeca.

La discusión no es nueva: desde su aparición, muñecas como Barbie han sido acusadas de entregar estereotipos sobre la mujer, y los juguetes bélicos siempre han navegado entre dos aguas: sus defensores dicen que sirven para que el niño canalice la violencia en el juego, mientras que sus detractores los acusan de fomentar la agresividad.

Un estudio realizado por la organización Alliance for Childhood en Estados Unidos, que lleva más de cuarenta años trabajando por la infancia, ha quedado en el aire, generando conversación entre los padres. Plantea que muchos de los elementos con que se divierten los niños hoy son nefastos para su desarrollo, ya que son muy violentos e incentivadores del consumismo. Además, los sobrestimulan y les quitan el control sobre sus propios juegos.

"Esto contribuye a que desaparezca la imaginación y la capacidad de hacer juegos de roles inventados por ellos - como jugar al doctor- , lo que podría traer problemas a futuro, ya que a través de ellos, los niños desarrollan muchas habilidades que quedarían truncadas", afirma Joan Almon, educadora de párvulos y coordinadora de la organización.

Explica que el juego en sí es activo, distinto cada día. Los entretenimietos de antes no se quedan sin baterías, no se rompen, no se quiebran ni necesitan una etiqueta que advierta sobre los peligros de uso. "Denle a un niño materias simples como telas, ropas y cuerdas, y ellos crearán mundos. Jugarán a todas las situaciones posibles, desde el nacimiento a la muerte y todo lo inimaginable en el medio. En ese proceso, ganarán maestría en ellos mismos y en el mundo que los rodea, y descubrirán las alegrías y las complicaciones de las relaciones humanas".

Por eso cree que los padres no deberían comprar juguetes muy sofisticados. "Traen el libreto hecho. Fomentan el sedentarismo y contribuyen al aumento de la obesidad infantil y los desórdenes alimentarios, así como también promueven el interés de los niños en contenidos que no son adecuados para ellos", plantea en sus investigaciones.

El valor de la tradición
Ellos dan su opinión
Valentina (8) tiene claros los gustos para entretenerse después de clases. "Juego al computador. Me gusta meterme a internet, a la página de las chicas superpoderosas. Mis papás me tienen que retar para que me salga. Ya no me gusta jugar con muñecas".

Javiera (5) prefiere las escondidas, "porque puedes contar y a mí me gusta mucho. También me encanta bailar las canciones que salen en Rojo y desordenar, pero no ordenar".

Christopher (6) no puede ocultar las ganas de que termine luego la entrevista. "Juego al pillarse, a la pelota, con mis compañeros de colegio y mis vecinos. También al computador y a los autitos, pero más al computador".



Josefina Martínez, sicóloga infantil, concuerda con la importancia de ser cuidadosos en este aspecto. "El juego es el alimento del alma del niño; desarrolla sus habilidades motrices, de conocimiento, afectivas y sociales. Si nos preocupamos de controlar que la dieta sea sana en nuestros hijos, ¿cómo no poner atención en con qué juegan?"

Destaca que no son ellos quienes no tienen imaginación para jugar, sino que los adultos están creando un contexto - sin querer- que dificulta el juego. La vida actual lleva a que los pequeños vivan en espacios reducidos y sin mucho contacto con la calle, ya que los espacios públicos revisten un peligro real. A eso se suma la falta de tiempo de los padres, que llegan cansados después de una larga jornada laboral y a veces sin energías. Y el tercer factor es lo que se les ofrece para entretenerlos.

"Lo importante es el juego y no con qué se juega. Los niños mantienen la capacidad innata para transformar cualquier elemento en un juguete, y eso es obviado, al ofrecerles sólo artefactos complejos, que se asumen como más entretenidos".

Explica que hay juguetes que los ayudan a comunicarse mejor, mientras que otros disminuyen su imaginación: "El autito de hoy es tan sofisticado, que ya no hay que hacer como que suena, porque trae la función incorporada. Además, anda solo, prende luces... se anticipa al niño, dejando muy poco a la imaginación", grafica.

La educadora y licenciada en filosofía Josefina Aragoneses recalca la importancia del juego en el desarrollo. "Es una actividad muy completa y que además le ayuda a ensayar en un contexto seguro los roles que asumirá en su vida adulta. Además, les ayuda a procesar las vivencias: si una mamá reta a su hija, seguro la verá más tarde retando a sus muñecas. A través de la imitación pueden entender lo que viven, por eso juegan a lo que les toca vivir".

Por eso, cree en la importancia de integrar la tradición. Ellos manifiestan más interés en manejar computadores, porque no se les ha presentado otra cosa. No hay una enciclopedia con los juegos antiguos, para que el niño los vea y pida que se los enseñen; pero sí hay catálogos de las grandes tiendas, repletos de las novedades en tecnología. "La responsabilidad de los padres es enseñarles. Muchos juegos son transmitidos de generación en generación a través de la tradición oral, y el riesgo que corremos hoy es que no haya tiempo para enseñarles las canciones que se cantan al saltar la cuerda o las reglas de las bolitas, lo que les quita esos espacios mágicos y muy ricos socialmente".

En palabras del terapeuta de juegos estadounidense Garry Landreth, el juego es el lenguaje del niño y los juguetes son sus palabras. Martínez agrega que el juego es el medio de comunicación del niño, que les sirve para expresar más que las palabras. Por eso es tan importante fijarse en lo que usan para entretenerse; y la tarea de los papás está en ofrecerles más posibilidades.

"Algunos adultos mistifican la capacidad de juego de sus hijos. Partimos de la base que sólo se entretienen con juguetes tecnológicos y que desmerecen los más simples. Eso es un error, pues los más sofisticados los aburren al poco rato de ser usados", explica.

En su experiencia como sicóloga y madre, los ha visto disfrutar con los mismos juegos que los papás gozaron cuando niños. El punto es que si no se les enseñan, no los conocerán y quedan con un mundo de diversión vedado.

Tampoco se trata de ir al extremo de regalarles una caja de zapatos para la Navidad o el cumpleaños y esperar que queden contentos. El juego es un signo de los tiempos, de la cultura imperante, y si estamos en una era en que la tecnología está en todas partes, no debe sorprender que sea parte del mundo de los niños.

Límites al computador

Según el estudio de Unicef, los grandes juguetes de los niños hoy son la televisión y el computador, y ambos no siempre resisten el control de los padres durante todo el tiempo, lo que en sí reviste un peligro permanente.

Josefina Martínez compara internet y la televisión con dos mundos abiertos a los que los menores ingresan a pasear. "Así como los acompañamos cuando salen a la calle para supervisar que no les pase nada malo, deberíamos aplicar ese mismo criterio a internet y la televisión. La supervisión de los papás es fundamental, ya que son mundos tan amplios y llenos de riesgo como puede ser la calle".

Reconoce, eso sí, el riesgo que representa para los padres esta niñera electrónica. "Es un elemento muy atrayente para los niños, que podrían estar horas frente a la pantalla. Es tentador dejarlos que pasen horas jugando, porque uno llega del trabajo agotado. No se trata de marginarlos del mundo computacional, sino de fijarse para que no inunde todo el espacio ni la jornada del niño".

Aragoneses se asombra de la facilidad con que los niños se relacionan con este mundo. "Desarrollan habilidades que pueden servir a futuro, pero pueden criarse niños sedentarios y un tanto aislados, ya que el computador los hace jugar solos", explica.

Martínez puntualiza que ambos le parecen negativos, pero el mal menor es el computador. "Por lo menos el computador es más interactivo que la televisión, que es completamente pasiva. Aun así, se trata de actividades solitarias, sin contacto con otros, que afecta el desarrollo".

Recalca que el niño debe tener a su disposición también los juegos más tradicionales y que los conozca, ya que se entretienen más de lo que uno imagina. "Ver a niños jugando con burbujas de jabón, hechas con un tubo de lápiz; o con una brocha y agua, como si estuvieran pintando una reja, te demuestra que siguen teniendo la capacidad de juego intacta. Está en los papás que conozcan más juegos y que disfruten, ya que una de las características importantes del juego en el desarrollo es la capacidad de disfrutar, la que no puede olvidarse", concluye.


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