El problema de los baños para travestis

"Se trata de hacer un tercer baño para darle lugar a los travestis ante las quejas de los padres de las chicas, que les señalaban que se sentían incómodas cuando debían compartir el mismo sanitario", explicó la joven edil Gimena Abonassar, de 25 años.

La legisladora local opositora señaló que entonces los travestis se ven obligados a ir a baños de hombres, donde en muchos casos son "víctimas de abusos" en las discotecas de San Martín, una ciudad de unos 100.000 habitantes ubicada en la provincia de Mendoza (1.100 kilómetros al oeste de Buenos Aires).

Según Abonnasar, la iniciativa tiene el respaldo de los grupos de travestis de la ciudad, aunque ya generó una polémica con ediles de otros partidos que consideran que el proyecto debe ser consensuado con el Instituto contra la Discriminación.

La concejal dijo que no ha hablado con los dueños de las discotecas de San Martín, pero admitió que podrían oponerse al proyecto por el gasto que ocasiona.

El edil oficialista Bartolomé Robles consideró al respecto que "la construcción de un tercer baño en los boliches de la zona significaría una erogación para los empresarios que difícilmente tenga buena recepción entre ese sector".

Abonnasar dijo que existe un antecedente de un tercer baño en una discoteca de Buenos Aires, aunque aclaró que fue instalado por iniciativa de su dueño.

La legisladora comunal, quien asumió hace tres meses, es autora de otra polémica resolución aprobada por el parlamento local que prohíbe la exhibición en las tiendas de portadas de revistas con fotos pornográficas.

La situación en Chile

Los reclamos en Chile que se han registrado van en sentido contrario a los que se acusan en Buenos Aires. Según señala el presidente del Movilh (Movimiento de Integración y Liberación Homosexual), Rolando Jiménez, quienes tienen dificultad para ingresar a los baños son las personas transgéneros, especialmente en lugares masivos como los mall.

“No creemos que este tema pase por establecer un tercer baño. Aquí la medida es de tipo administrativa y tiene que ver con hacer expedito y menos engorroso, sin pasar por la instancia judicial, el trámite de cambio de nombre”, dice.

A su juicio las personas transgéneros no tendrían problemas para ingresar a los baños del género que poseen si su carné de identidad tuviera un nombre acorde, aunque reconoce que a los baños no se ingresa mostrando el documento. Sin embargo, de producirse el conflicto, el carné zanja el tema.

“En la medida en que los transgéneros andan con una identidad que no les corresponde y se suma el prejuicio, se van a tener problemas, pero la solución no pasa por el tercer baño, cuestión que sólo contribuiría a generar ghettos o discriminación”, sostiene Jiménez.

Una posición totalmente distinta expresa el presidente de la Organización de Transexuales por la Dignidad de la Diversidad, Andrés Rivera, quien asegura no se refiere a tener un tercer baño o cambiarse nombre, sino a una cuestión de dignidad y derechos humanos.

 “Cambiarse el nombre y el sexo no garantiza en nada el respeto a los derechos humanos de todas y todos; primero tenemos que tener una ley que castigue la discriminación de toda índole, que reconozca al ser humano en todas su expresiones de genero y de orientaciones, y que por sobre todo, valore al ser humano. Mientras esto no exista podemos obtener nuestro cambio de nombre pero seremos discriminados, humillados y enajenados exactamente igual, ya que la sociedad se cree con el derecho de tratarnos como “raros, anormales”, y no hay nada que se los impida, ni siquiera la justicia es justa”, afirma.

Agrega que “cuando efectivamente sea una sociedad más justa, no tendremos que estar separados en 2 o 3 o 4 o 5 baños, no habrán baños para transexuales, o gordxs, o flacxs, o mapuches o fexs, sino que baños para seres humanos”.