"Creo que sólo lo tomo, escribo y luego vuelvo a la cama, pero ni siquiera me acuerdo (…) A las tres de la mañana, a las cuatro de la mañana, puede ser sólo una frase de cosas revueltas", contó Megan a
CBS New York. La joven de 23 años reconoció ser una víctima del sleep-texting o hábito de enviar mensajes desde el celular durante el sueño, del cual se percató luego de que sus amigos y familiares le comentaran que recibían textos escritos por ella en la mitad de la noche.
Pero no es la única. "Cuando me levanto y voy al baño o a beber un poco de agua, reviso mi celular y comienzo a responder, pero no recuerdo nada de eso hasta que me despierto a la mañana siguiente", relató por su parte Laura Hogya, quien también admitió haber caído en las redes del sleep-texting.
Y es que se trata de un fenómeno que no es raro en una época en que el teléfono celular ocupa parte importante de la vida de las personas, pero en especial de los más jóvenes, quienes según Elizabeth Dowdell son los más afectados por este hábito.
La profesora de enfermería de la Universidad Villanova señaló al portal de salud de
US News que identificó la existencia del sleep-texting luego de que una de sus estudiantes le describiera sus actividades nocturnas. Y como quedó intrigada, decidió realizar una encuesta entre 300 jóvenes, la que arrojó que entre un 25 y 35 por ciento de ellos habían enviado mensajes mientras dormían.
La académica agregó que la mayoría de los textos escritos por los jóvenes eran bastante inocentes y se referían, por ejemplo, a temas relacionados con la comida como "estoy muerto de hambre, vamos a comer pizza". Sin embargo, Dowdell también se encontró con el caso de una joven que enviaba mensajes un poco más comprometedores.
"Un compañero de curso le escribió algo sobre la clase de anatomía y su respuesta fue: '¡Simplemente la amo, te amo a ti! Eres la luz de mi vida' (…) Luego, un ex novio también le envió un mensaje y ella le respondió algo como 'te adoro, por favor ven'", relató la profesora.
No sólo mensajes vergonzososSin embargo, el sleep-texting no sólo puede dar pie a situaciones comprometedoras, como la antes descrita, sino que también puede afectar seriamente la salud. "La tecnología ha invadido el dormitorio y éste debería ser un lugar con muy poca tecnología", afirmó Josh Werber, especialista en trastornos del sueño, a CBS New York.
En este sentido, el experto explicó que quienes han adquirido el hábito de enviar mensajes mientras duermen, no logran alcanzar un sueño profundo, lo cual repercute en sus funciones cerebrales superiores y, por lo tanto, al otro día sus habilidades cognitivas se ven afectadas.
"Me levanto agotada al día siguiente y no sé si es porque me doy vueltas en la cama o porque respondo mensajes de texto", confirmó la sleep-texter Laura Hogya.
Pero eso no es todo, ya que la privación de sueño o el mal dormir también ha sido relacionado con una mayor tendencia a la obesidad, a presentar presión arterial alta, a sufrir de depresión, presentar problemas conductuales e, incluso, abusar de las drogas.
El lado positivo de todo esto es que la solución al sleep-texting es fácil y gratis: simplemente hay que dejar el celular lejos de la cama durante la noche, ojalá apagado o al menos en silencio.
Y para lograr un sueño realmente reparador, no sólo es importante alejarse del teléfono, sino que también de cualquier otro aparato tecnológico como computadores, juegos de video, tablets, etc.
"(El dormitorio) no debería ser un lugar de trabajo, ni un lugar para realizar múltiples tareas. Estamos convencidos de que las personas necesitan prepararse para el sueño, y ahora que esos aparatos son tan pequeños y transportables, son fáciles de llevar al dormitorio. Pero eso lamentablemente está creando problemas respecto a los hábitos de sueño", dijo Werber.
El especialista explicó que la luz interfiere con la capacidad para conciliar el sueño, ya que envía una señal al cerebro indicándole que la persona todavía debe estar despierta. Por esto, la recomendación de los entendidos es apagar todos los aparatos una hora antes de irse a dormir, para "ir bajando las revoluciones" lentamente.
"La tecnología es muy seductora. Al final del día, tienes que permitirte conseguir realmente el sueño. Quizás no necesitamos estar conectados 24/7, quizás es mejor estar conectados sólo 18/7", añadió Elizabeth Dowdell.