Las ventajas de consumir huevo son conocidas y en el último tiempo han sido exaltadas. Se habla de su alto contenido de Omega 3 y vitamina D, pero hoy resurge gracia a la colina, un nutriente del que se habla poco.
Recomendado para todos los grupos etáreos por tener ácidos grasos (DHE y EPA), proteínas de alta calidad, así como vitaminas A, B12 y E, riboflavina, niacina, ácido fólico, hierro, zinc, selenio; grasas monoinsaturadas; biotina, ácido pantoténico y fósforo hoy se destaca a la colina que beneficia la función cerebral.
Descubierta en 1948, la colina fue reconocida como un nutriente esencial cinco décadas más tarde, cuando se publicó la cantidad diaria recomendada por la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU. Este componente suele agruparse con las vitaminas del grupo B y diversos estudios le asignan propiedades claves para la salud de las mujeres embarazadas, lactantes, adultos mayores y deportistas.
Los huevos completos son una de las mejores fuentes de colina (un huevo de tamaño grande tiene un 30% de la cantidad diaria recomendada, sobre todo en la yema).
Entre otros beneficios, las investigaciones han demostrado que este nutriente desempeña un papel fundamental en funciones relacionadas con la memoria; el desarrollo del cerebro del feto y en la prevención de enfermedades del corazón, hígado graso y defectos del tubo neural, como espina bífida y anencefalia. Y es que durante el embarazo, la necesidad de la mayoría de los nutrientes y la energía de los alimentos aumentan.
Así, se sabe que el consumo de colina durante la gestación sube los niveles plasmáticos en el feto y en el recién nacido, además de actuar, en conjunto con el ácido fólico, en muchas de las vías metabólicas que involucran el desarrollo del sistema nervioso durante el embarazo.
“Además, en la lactancia la colina ayuda a incrementar los niveles de leche y al inicio del desarrollo permite aumentar la memoria y prevenir el Alzheimer”, afirma Ana María López Sobaler, profesora del Departamento de Nutrición y Bromatología de la Universidad Complutense de Madrid; doctora en Farmacia y magister en Nutrición y Dietética.
La Academia Nacional de Ciencias de EE.UU. recomienda una ingesta aumentada de colina en embarazadas (450 mg) y mujeres que amamantan (550 mg). Dos huevos proporcionan cerca de 250 mg de colina, o sea casi la mitad de la ingesta diaria recomendada.
Pero la colina no sólo es beneficiosa para embarazadas y lactantes. Junto con intervenir en la salud cerebral, este nutriente ayuda al sistema circulatorio del organismo y a eliminar compuestos que podrían causar inflamación, lo que provocaría trastornos como hinchazón muscular después de un entrenamiento intenso.
En los adultos el consumo de este nutriente se ha relacionado con una mejoría en la función cerebral, especialmente durante la tercera edad. Así lo comprobó, por ejemplo, un estudio realizado por la Universidad de Tufts en Massachusetts, Estados Unidos.
Es por ello que a este grupo, incluso, se le recomienda incrementar la ingesta de colina a 600 mg, en el caso de los hombres, y 475 mg en mujeres.
Esa misma investigación, mostró que aquellas mujeres con mayor ingesta de colina eran 24% menos propensas a desarrollar cáncer de mamas que aquellas con bajo consumo.
Todo esto se suma al hecho que sus proteínas son útiles para mantener la masa muscular, por lo que es muy recomendada su incorporación en la dieta de los adultos mayores y deportistas.
Y no hay que olvidar que el Omega 3 es un componente muy benefactor durante la etapa de desarrollo y crecimiento de la masa cerebral ya que puede ayudar a formar las conexiones nerviosas que son fundamentales para sostener el desarrollo cognitivo y garantizar el rendimiento académico. Esta relación la confirma el estudio realizado en la Universidad de Oxford, EE. UU., el cual demostró que este ácido graso mejora el rendimiento de lectura, la memoria a corto plazo y la conducta.