"La gente cree que por decirle al otro cómo debería actuar desde una perspectiva cívica, está ayudando a que la sociedad sea más justa o tenga un comportamiento más ético, en circunstancias de que pasa absolutamente lo opuesto. Porque en vez de ir y enfrentar la situación en la calle, lo que hacen es amenazar con que van a filmarlo, subir un video y lincharlo públicamente en las redes sociales. Y eso lo que hace en vez de construir comunidad, la destruye. Porque cuando yo actúo para denigrar al otro con los comentarios o subiendo un video para que todos después lo vean, no solamente no estoy aportando a una ciudadanía sino que además la estoy destruyendo.
Es importante que quede claro que si es que alguien quiere aportar, que lo haga, pero en el deber cívico y no detrás de un computador. Yo digo que éstos son como encapuchados virtuales: gente que no se atreve a decirlo en la cara y lo lanzan por las redes sociales, porque creen que se desentienden de las consecuencias que tienen, pero la realidad es que están destruyendo los valores y la sociedad".
"La sociedad siempre ha sido agresiva, pero ahora se nota un poco más porque las personas se empoderaron a través de instrumentos como las redes sociales, que parece dar un anonimato relativo tras la pantalla. Sin embargo, muy poca gente se atreve a decir a la cara lo que te está escupiendo en Twitter (…) La tendencia es que este ‘linchamiento virtual’ irá bajando a medida que surjan más demandas y denuncias de los afectados".
"No me atrevería a afirmar si somos o estamos más violentos. Yo creo que han ido evolucionando las estrategias o los mecanismos de la expresión de la violencia. Hemos ido cambiando la tecnología, hemos ido pasando a tecnologías bastante concretas para ser violentos y así se ha facilitado el espacio para la violencia. Así como antes se podía ser violento en la plaza pública o en el foro romano, hoy podemos ser violentos desde la protección de nuestro hogar. La nueva tecnología facilita que uno pueda ser directamente más violento de manera indirecta. Pero así como la violencia fluye rápidamente, el foco pasa también rápidamente al olvido y luego tomamos otra cosa que esté contingente o de moda para expresar nuestra violencia".
"El auge de la tecnología online, y en particular de las redes sociales, ha creado una nueva forma de linchamiento público que por suerte, se limita solo al universo virtual, aunque no por eso es menos dañino. Desde las reacciones histéricas que provocan las opiniones impopulares, o las burlas públicas por la apariencia de algún individuo, su preferencia sexual, o creencias políticas, las redes son usadas rutinariamente para abusar de otros o forzarlos a cambiar sus puntos de vista".