Existen quesos que son una verdadera obra de arte y una delicia para el paladar de las personas, tanto así que han transformado sus lugares de origen en destinos obligados para los amantes de la buena mesa y el turismo.
En la antigüedad el queso, que básicamente es una preparación de leche cuajada, era considerado por los griegos como “un regalo de los dioses”. En el presente hay algunos que hacen honor a esa definición y nada mejor que visitar el lugar que los vio nacer y donde, obviamente, se conservan las mejores recetas.
“Tal como las rutas vitivinícolas, en varios lugares del mundo existen los circuitos gastronómicos dedicados a varios productos, como las trufas y los quesos”
COCHA
En la agencia de viajes COCHA explican que “tal como las rutas vitivinícolas, en varios lugares del mundo existen los circuitos gastronómicos dedicados a varios productos, como las trufas y los quesos”.
Añaden que en la actualidad “hay más de 900 tipos de quesos conocidos en el mundo, así que hay muchísimo por aprender y degustar”. Por lo mismo aquí revisamos los seis tipos más premiados y exclusivos.
Comté - Francia
Este fue uno de los primeros quesos franceses que obtuvo el sello de Denominación de Origen Controlada ya iniciada la década de los años 50. Es popularmente conocido como Gruyer de Comté y sus orígenes están situados en la región del Franco-Condado. Su preparación es a base de leche de vaca, no es pasteurizado y requiere al menos cuatro meses de añejamiento.
Se trata de un queso de antigua data que comenzó a fabricarse en los albores de la era cristiana con el objetivo de conservar los excesos de leche para ser consumidos durante el periodo invernal. Se fabrica en forma de rueda que llega a pesar unos 40 kilos, para lo cual se necesitan cerca de 450 litros de leche.
Según los expertos, su sabor es agradable y varía dependiendo de su lugar de fabricación pudiendo presentar aromas florales y sabores a fruta durante el verano y a nuez durante el invierno.
Stilton – Inglaterra
Este queso se caracteriza por tener tonos azules y sólo se produce en tres lugares específicos del Reino Unido, por lo que forma parte de la exclusiva oferta culinaria de ese país.
Conocido como “theking of cheese” (el rey de los quesos) sólo se fabrica en las localidades inglesas de Derbyshire, Leicestershire, y Nottinghamshire gracias a las normas que establecen su denominación de origen.
En su preparación se utiliza leche de vaca y también se cuaja en forma de rueda que tras su fermentación presenta una gruesa corteza que termina protegiendo la crema interna. Quienes lo han degustado aseguran que posee un fuerte aroma a nueces y su sabor, que se intensifica con la maduración, evoca intensamente a nueces dulces y fruta.
Llama la atención la forma de comer este queso, ya que los expertos recomiendan hacerlo con cuchara. La idea es romper la corteza en el centro del queso y agregar un poco de oporto o jerez y consumirlo directamente.
Parmigiano Reggiano - Italia
Si hay un queso italiano que sea conocido en todo el mundo es este, que popularmente es llamado Parmesano. Para hacer 1 kilo se necesitan aproximadamente 16 litros de leche y hasta 2 años de cuidados y paciencia. No obstante, no todo es tan fácil ya que la receta original establece que este queso se debe preparar con leche de vacas autóctonas de la zona y de raza frisona, alimentadas con pasto y cereales producidos en la misma región.
El queso Parmesano es grande de forma cilíndrica y con corteza dura de color amarillo, no comestible en la que se inscribe los sellos de la denominación de origen, el productor y la fecha de elaboración.
Para degustarlo se recomienda un trozo grande y en el paladar, dicen los expertos, se notan toques de chocolate, frutos secos y manzana, plátano y piña.
Sus orígenes se remontan a la Edad Media en Bibbiano, en la provincia de Reggio Emilia, que estaba bajo la diócesis de Parma, de ahí su nombre.
Halloumi - Chipre
De aspecto parecido a la feta griega, es un queso fabricado con leches de cabra, vaca y oveja, que no se derrite sino que se endurece, ideal para tirarlo a la parrilla o para disfrutarlo frito.
La receta original es con una mezcla de leche de oveja y cabra, aunque también es muy popular el uso de leche de vaca que le da la cualidad para ponerlo al fuego.
El Halloumi también suele ser servido con ramas de menta, tomate seco y salsa al pesto. Incluso, los chipriotas suelen comer el halloumi con sandía en las estaciones de primavera y verano.
Epoisses de Bourgogne – Francia
Este queso es originario de la región de Borgoña y es su mejor representante en el mercado internacional. La historia dice que su receta original proviene de los monjes de la Abadía de Citeaux en el siglo XVI y que uno de sus principales fanáticos fue el propio Napoleón.
Se prepara con leche cruda de vaca que debe cumplir con estrictos controles de alimentación. Su elaboración es complicada y artesanal. El producto final debe tener un 50% de materia de grasa y su corteza debe ser brillante con un color que va del marfil anaranjado hasta rojo ladrillo dependiendo de su grado de madurez. Su pasta es cremosa y tiene un aroma tan fuerte y penetrante que incluso se prohibió llevarlo en el transporte público francés.
Quienes lo han degustado aseguran que en el paladar es sabroso, potente y algo picante que se desvanece en la boca al igual que la crema.
Tête de Moine, Suiza
De esta exclusiva lista de quesos, el Tête de Moine es el único destinado para consumir rallado. Es muy aromático y sus orígenes se sitúan en el actual cantón de Berna. Su nombre significa cabeza de monje en honor a sus creadores en la abadía del Bellelay.
Los expertos aseguran que la mejor forma de consumirlo es raspándolo cuidadosamente con un cuchillo a fin de extraerle todos sus sabores. Recién en los años 80 fue inventada una cortadora especial para disfrutar al máximo de las finas virutas de este milenario queso.
Actualmente, tan solo 10 queserías elaboran este producto en su zona de origen. Su sabor es increíble, por lo que los amantes de los quesos no dudan en calificarlo como la joya de la corona y aseguran que es ideal tanto como aperitivo, como para el postre. Aconsejan rasparlo recién sacado de la nevera ya que potencia su sabor inconfundible que es aromático y suave.