La mascota ayudó a dilucidar el homicidio.
El Mercurio (imagen referencial)
SANTIAGO.- Era un crimen casi perfecto. Habían algunas sospechas, pero no las pruebas suficientes para sentenciar a nadie. Sin embargo, un inesperado e insólito testigo fue clave para dilucidar los hechos: un loro.
El animal, de nombre Bud, fue esencial para condenar a una mujer en Michigan, Estados Unidos, por homicidio simple luego de que fuera declarara culpable de asesinar a su esposo, Martim Duram, en 2015.
Pero, ¿qué fue lo que hizo este plumífero héroe para delatar a la homicida? De acuerdo a los medios estadounidenses que recogieron el caso, la mascota habría estado presente en el momento del crimen, ya que repetía constantemente las que se cree fueron las últimas palabras de su dueño.
Chirstina Keller, ex pareja de Duram y quien quedó a cargo del loro, dijo a la policía que el animal no paraba de gritar: "¡Don't fucking shoot!", lo que en español se traduce como "¡no dispares, maldita sea!", generando un vuelco en el caso.
De hecho, en un momento se pensó que se trataba de un robo, ya que la mujer fue encontrada con una grave herida en la cabeza producto de un disparo. No obstante, la "declaración" del loro alteró la investigación y ayudó a determinar que la lesión que presentaba la mujer se debió a un suicidio frustrado.
"Ese loro repite todo lo que escucha y tiene la boca más sucia del barrio", declaró a la BBC Lillian Duram, madre de Martim. En tanto, el padre del hombre asesinado afirmó que "(el loro) estuvo allí y lo recuerda diciendo eso".
