En la actualidad, los teléfonos inteligentes son cada vez más indispensables en el día a día de las personas. De hecho hay quienes pueden llegar a revisar la pantalla de su celular más 100 veces, buscando nuevas notificaciones, likes, mensajes, fotos o correos electrónicos.
Anastasia Dedyukhina, la fundadora de Consciously Digital en Reino Unido, se cansó de eso. No podía dormir sin su teléfono cerca, lo sentía vibrar a cada momento y un día, hace cuatro años, decidió que su vida no iba por el camino correcto por lo que renunció a su trabajo en Londres, en una empresa de tecnología, y abandonó su teléfono inteligente por un año.
Dedyukhina, doctora en Ciencias de la Comunicación y autora del libro "Homo Distractus", no se considera como una persona antimóvil ni antitecnología. Su empresa la fundó con el objetivo de educar a los demás en torno al "minimalismo digital", es decir, no en cómo vivir sin el celular, sino que en lograr un equilibrio.
Hace algún tiempo, la británica optó por dejar de lado su celular y vivir solo con uno básico que realiza llamadas, envía mensajes de texto y tiene una cámara fotográfica. Pero,
¿por qué tomó tan radical decisión? La mujer de origen ruso sabía que su fuerza de voluntad no sería tan grande como para tener el celular con ella y utilizarlo menos veces al día. Su objetivo era poder estar todo el día sin revisar su teléfono.
"No deberíamos confiar en nuestra fuerza de voluntad porque se ha demostrado que es un recurso limitado", sostiene la británica.
Es por esto que hoy, Anastasia lleva en su cartera dos celulares. Uno es el básico y el segundo es uno inteligente sin tarjeta SIM, que solo lo utiliza para pedir servicio de transporte o para poder mostrar su tarjeta de embarque en los aeropuertos cada vez que viaja.
"Desde que dejé de usar mi móvil obsesivamente, soy una persona más calmada, o al menos eso creo", asegura la británica.
Según informó El País, el principal problema que la experta ve en los teléfonos, es cómo desentrenan el cerebro en varios niveles. Un ejemplo es que son una inyección de dopamina que no es real. La dopamina está asociada con el placer y las experiencias adictivas en el cerebro. "No necesitas conseguir nada especial para lograr una buena inyección de dopamina del móvil: solo con subir una foto y recibir un me gusta", señala Anastasia.
Estimulación constante
La experta asegura que los celulares entregan una gratificación inmediata que los libros no pueden dar. Muchas veces esto provoca una desconcentración al momento de estar leyendo, por lo que la recomendación que entrega Anastasia es alejar o esconder los móviles cuando las personas leen.
Otro de los problemas es que al tomar una vez el celular, es difícil soltarlo. Por ejemplo, ver un mapa y soltar el teléfono se vuelve una tarea compleja, ya que muchas veces hay más de una aplicación o notificación que espera ser revisada.
"No conozco a nadie que use el móvil solo para los mapas. A veces miras una red social, WhatsApp o unas fotos que tienes en el correo electrónico. Pero básicamente es un poquito de estimulación constante y para cada cual es distinto: hay gente que no puede vivir sin mirar las noticias y otros los mensajes o los "me gusta". Todo está bien, pero con moderación", indicó Anastasia.
Pero, ¿a qué se refiere la experta con moderación? Anastasia plantea la idea de ver en qué afecta a la vida de las personas, el estar conectado constantemente a los celulares. Además, señala que una de las cosas importantes es "nunca conectarse cuando las personas están cansadas".
"No tienes tiempo porque llegas a casa cansada y piensas que vas a navegar cinco minutos, y al final no te das cuenta de cuánto tiempo has estado en total", señala la británica.
El antimóvil
El minimalismo digital de Dedyukhina se centra en no utilizar las tecnologías cuando se pueda hacer. Por ejemplo si una persona está compartiendo con sus amigos, no es necesario saber qué están haciendo los otros.
Algo que se puede lograr con Punkt, un móvil premium que revoluciona la industria al no contar con internet, redes sociales ni WhatsApp, y que pretende desconectar a las personas de las tecnologías y transformarse en un "ermitaño 2.0".
En 2017, un fabricante suizo creó este celular de pantalla sin colores, teclado numérico y forma rectangular, solo como una idea poco convencional, y hoy ya se fabrica su segunda versión, que hasta el momento ya ha agotado sus ventas.
Una de las particularidades de este teléfono es que además de no contar con ninguna distracción como redes sociales y emoticones, su batería dura alrededor de 12 días con una sola carga, cabe en cualquier bolsillo y se sujeta fácil con las manos.
Y si la persona necesita tener internet en alguna ocasión especial, el teléfono puede hacerlo. Con una conexión a un computador se puede entrar en la web en casos de viajes o fines de semana donde las personas necesiten estar más comunicadas.
Con esta opción las personas pueden estar desconectadas por el momento que ellos deseen, y en caso de necesitarlo, es posible ingresar a internet, tal como lo hace Anastasia, solo para pedir un servicio de transporte o sacar su tarjeta de embarque.