Las personas tienden a
disminuir la actividad física y asaltar los refrigeradores con más frecuencia, pero también la ansiedad, el miedo y el estrés de una situación nunca antes vivida, hace que sus cuerpos reaccionen. "Que nadie se extrañe si tiene más hambre. El miedo hace almacenar grasa", afirmó la especialista.
"Este estrés emocional, este estado de inquietud generado por el coronavirus moviliza una
complejidad de hormonas y neurotransmisores que nos hace almacenar más energía, tener reservas", aseguró Vázquez.
"Hace que comamos más y que
escojamos productos más calóricos, como chocolate, embutido, queso. Pero tenemos que combatirlo con otros alimentos saciantes y con menos calorías, como frutas y verduras, que nos aportan vitaminas, minerales y agua", afirmó la experta.
Un consejo que sirve para la población general, pero en especial para personas con diabetes, hipertensión u obesidad, quienes deben extremar la precaución con su alimentación y
no dejar de hacer ejercicio en casa.Hay que reducir las raciones. "Un adulto que apenas se mueva no debe pasar, según la edad, de 1.300-1.700 calorías que ascenderían a 2.000 en una jornada de actividad normal", apuntó Váquez, quien recomienda vigilar los kilos en el peso de las casas, pero
sin obsesionarse.
"Tenemos que
comprobar que cabemos en los mismos pantalones" que nos poníamos antes de que el coronavirus nos pusiera la vida del revés, resumió.
Consejos prácticos
Para controlar la dieta y nuestra salud durante el confinamiento, la endocrinóloga propone una serie de pautas:
- Desayunar a base de
pan integral, un poquito de aceite de oliva y tomate natural. Incluso se le puede añadir proteína, como atún o pavo.
- Un primer plato siempre de
ensalada o verdura, para almorzar y comer. "Es mejor la verdura entera que en puré, es más saciante", aseguró.
- Un segundo plato con alimentos
proteicos: pescado, carnes, huevos o pollo.
- Otra posibilidad es el plato único, siempre precedido de ensalada. Y para eso lo ideal son los potajes de legumbres con verduras y añadir un poco de carne, pollo o pescado. "La
legumbre no es tan calórica como muchos creen, un guiso completo puede tener 350 calorías en una dieta de 1.500", indicó.
- Prohibido añadir ingredientes
altos en calorías, como las salsas, a las pastas y al arroz, mejor integrales.
- Entre horas no hay que mirar lo que tenemos en la nevera, tan solo abrirla y coger
fruta, como el plátano, o un yogur con un puñado de nueces.
- El
agua y las infusiones también ayudan a tener el estómago entretenido y el alcohol, mejor evitarlo. Cuidado con esa cerveza o vino con los que compensamos estar encerrados, mejor dosificarlos.
- El
pan se debe restringir, "es muy adictivo, como la pasta", y reservarlo para el desayuno y por supuesto en su versión integral. Los niños sí pueden tomar colaciones y, por supuesto, el mismo menú recomendado a los ancianos.
- Comer a mesa puesta y
sin televisión. Estar pendiente de la pantalla hace que inconscientemente comamos más.
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Ejercicio de 20-30 minutos dos veces al día para controlar la inquietud y quemar calorías. Por internet se pueden seguir tutoriales, desde zumba y yoga hasta estiramientos y relajación. "La ansiedad suele aparecer a media tarde, es un buen momento para hacer ejercicio, como subir y bajar escaleras y realizar tareas en casa", aconsejó.
La endocrinóloga aseguró que, si planificamos nuestro día a día y hacemos un esfuerzo por tomar todas las raciones de frutas y verduras aconsejadas, el encierro por el coronavirus no hará que cambiemos de talla.