Giorgio Armani / Instagram
Uno de los primeros diseñadores en cerrar sus puertas frente a la pandemia de coronavirus (covid-19) fue el italiano
Giorgio Armani. A sus 85 años tomó la decisión, antes de que se decretara cuarentena obligatoria, de postergar sus lanzamientos de colecciones y desfiles, y aprovechar el tiempo para
reflexionar acerca de la industria de la moda y su funcionamiento.En una reciente columna de opinión publicada en la revista estadounidense
Women`s Wear Daily, Armani habló de cómo esta pandemia ha abierto una nueva oportunidad para cambiar lo que no estaba funcionando y poder volver a definir el panorama del sector, que, según el diseñador, ha estado marcado por un ritmo frenético de diseño, manufactura y entrega.
"
Ya no quiero trabajar así, me parece inmoral", es el nombre de la columna en la que cuestiona los excesos del actual sistema de la moda, respecto al consumo masivo y superproducción, sin prestar mayor atención al medio ambiente.
"El declive del sistema de la moda, tal y como lo conocemos, comenzó cuando el sector del lujo adoptó los modos de funcionamiento de la
moda rápida con un ciclo de entrega continuo, con la esperanza de vender más", indicó Armani, según publicaron varios medios españoles.
"No tiene sentido que una chaqueta o un traje mío esté en la tienda durante tres semanas, que se vuelva inmediatamente obsoleto y sea reemplazado por una nueva mercancía, no demasiado diferente de la anterior", añadió el estilista.
Armani cree que esta detención general dejada por el coronavirus permite una nueva oportunidad para "arreglar lo que está mal" y de "
encontrar una dimensión más humana". "Esta es quizás la lección más importante de esta crisis", reflexionó.
Con la paralización de sus próximos diseños de la temporada que se viene, Armani indicó que estaba trabajando para que sus creaciones permanezcan en las vitrinas por lo menos hasta septiembre, algo que no se suele hacer. "Tenemos la oportunidad de
reducir la velocidad y reajustar todo para dibujar un horizonte más auténtico", añadió.
"Siempre he creído en el
concepto de elegancia atemporal. No es sólo un código estético, sino también un modo de hacer ropa que a su vez sugiere una forma precisa de comprarla. Es decir, para que dure", puntualizó.
Esta no ha sido la primera vez que el diseñador cuestiona la industria y sus formas de producir, siendo uno de los primeros de las grandes firmas en hacerlo. Ahora, frente a la crisis, Armani ha donado grandes
cantidades de dinero para combatir la emergencia y ha puesto a disposición sus fábricas para la producción de implementos para el personal de salud.