Henrietta y David, su marido, en una fotografía de 1945.
The New York Times
La familia de Henrietta Lacks, una afroestadounidense cuyas células extraídas sin su conocimiento revolucionaron la medicina moderna, anunció su intención de
presentar una denuncia contra los grupos farmacéuticos que sacaron provecho de las muestras.
"Han estado usando sus células durante 70 años y la familia Lacks no ha recibido nada a cambio de este robo", dijo su nieta Kimberly Lacks en una conferencia de prensa.
"La trataron como una rata de laboratorio, como si no fuera humana, que no tuviera familia", continuó, exigiendo "justicia por este trato racista y poco ético".
En 1951, Henrietta Lacks, entonces de 31 años, murió de cáncer de cuello uterino en el Hospital Johns Hopkins de Baltimore. Durante su tratamiento, se tomaron células de su tumor y fueron entregadas a un investigador sin su consentimiento.
Rápidamente el investigador se dio cuenta de que las células, rebautizadas como células HeLa, tenían cualidades extraordinarias: podían cultivarse in vitro, fuera del cuerpo humano, y multiplicarse hasta el infinito.
Desde entonces, las células HeLa permitieron a laboratorios de todo el mundo desarrollar vacunas, especialmente contra la poliomielitis; tratamientos contra el cáncer; y ciertas técnicas de clonación, una industria que genera miles de millones de dólares.
La familia de Henrietta Lacks no supo nada de estos avances hasta la década de 1970 y cuyo alcance realmente entendió solo gracias al trabajo de Rebecca Skloot, autora en 2010 del bestseller "La vida inmortal de Henrietta Lacks".
"La familia Lacks ha sido explotada durante demasiado tiempo, pero se acabó", dijo su nieto Alfred Carter, al anunciar que había elegido ser representado en la corte por el famoso abogado de derechos civiles Ben Crump.
Conocido por su defensa de víctimas de racismo y brutalidad policial en Estados Unidos, entre ellos George Floyd, Crump dijo que presentará una demanda el 4 de octubre, en el 70º aniversario de la polémica extracción de células.
"Las vidas de los negros deben ser valoradas en Estados Unidos", dijo en un guiño al movimiento Black Lives Matter y a sus otras causas.
Su colega Christopher Seeger precisó que la denuncia alcanzaría "a todos los que se beneficiaron del uso de las células HeLa y que no llegaron a un acuerdo con la familia para compensarles".
Ellen Wright Clayton, profesora del Centro de Ética Biomédica y Sociedad de la Universidad de Vanderbilt, dijo a la AFP que probablemente será difícil para la familia Lacks "obtener una compensación" en los tribunales, que hasta ahora han sido "muy reacios a conceder a los seres humanos cierto control sobre sus muestras" biológicas.
Pero "esto abrirá un interesante debate", predice: "La tensión (se centrará) entre el deseo común de promover la investigación y el derecho de los individuos a controlar sus datos personales, en una sociedad en la que ese control es cada vez más limitado".