Es considerado "un referencia intelectual clave para el pensamiento neoconservador", aunque el discurso libre y desacomplejado de Jordan Peterson lo torna difícil de clasificar. Doctor en Psicología de la Universidad de Toronto, con amplia experiencia atendiendo pacientes y ex profesor e investigador de Harvard, Peterson se ha transformado en un interpelador de la cultura actual, ayudado por su experiencia clínica y sus conocimientos de literatura, filosofía, historia, política y economía.
El sicólogo es también es un gran estudioso de la Biblia y se lo identifica como un "pensador cristiano", aunque no ha explicitado si es una persona creyente. "Estamos tratando de descubrir quiénes somos, y me parece que un conjunto de historias que hemos estado contando durante 3 mil años la Biblia tiene algo que ofrecer", ha comentado. Su canal de Youtube tiene 8 millones de suscriptores y algunas de sus charlas acumulan 13 millones de visualizaciones. Los temas que allí aborda son variados, entre ellos "Caos y orden", "Quién es Dios", "Sobreviviendo a la complejidad", "Cómo dejar de procrastinar", "Cómo enfrentar el nihilismo" y "Políticas de identidad".
Entre los libros del sicólogo, los más populares son "12 reglas para vivir: un antídoto al caos" y "Más allá del orden". "12 nuevas reglas para vivir". Allí se refiere al sentido de la vida y la importancia de la responsabilidad personal, utilizando desde ejemplos cotidianos hasta episodios bíblicos. Sus textos transmiten una crítica al relativismo, la ciudadanía frágil, el victimismo y lo que denomina la "crisis de la masculinidad".
En Chile, su conferencia el 22 de junio en el teatro Coliseo (las entradas se vendieron por Puntoticket) se enfocó en algunos contenidos de su próximo libro "Nosotros que luchamos con Dios". Ante dos mil personas que llegaron bajo la lluvia, Peterson usó ejemplos del Antiguo Testamento y recalcó la comodidad que puede implicar una "sumisa esclavitud", versus la audacia de buscar una transformación y apuntar a metas significativas. Alto y delgado, Peterson (62 años) tiene algo de espíritu "cowboy" y en su charla vistió una singular chaqueta con cómics de episodios bíblicos.
Peterson es muy crítico de lo que denomina "ideología de género", del feminismo radical , del yugo de las ideologías (que a su juicio da pie a atrocidades) y de la falta de libertad en las universidades. También de los "hombres-niños", que define como inmaduros y propios de una "cultura enferma de padres ausentes y masculinidades frágiles". Ha protagonizado varias polémicas, como la sanción que recibió del colegio de sicólogos de Ontario por su negativa a usar pronombres neutros. La institución lo obligó a tomar un curso de "reeducación", que él se ha negado a realizar. Peterson denunció que su problema era con el "habla obligatoria" y que lo forzaron a emplear lo que denomina "neologismos nacidos de un laboratorio ideológico", además de acusar “una intimidación de la izquierda".
—La mayoría de sus espectadores en YouTube son jóvenes y hombres.
—Hay muchos jóvenes y una mayoría masculina, aunque también hay mujeres. Son el mismo grupo demográfico que ve YouTube. Han crecido con esa tecnología y ese es su mundo.
—¿Le molesta que definan su obra como "autoayuda de segunda generación"?
— Claro que no. Mira, los psicólogos clínicos han usado libros de autoayuda en su práctica durante décadas. La buena autoayuda es una filosofía moral introductoria. Y tienes que ser un tonto si desprecias a la gente por tratar de mejorar.
—¿Recomienda algún libro de autoayuda?
—"La danza de la ira" es bueno, pero hay otros. Las personas leen libros de autoayuda cuando intenta entender problemas complejos. Sólo te ríes de las obras de autoayuda si eres intelectualmente arrogante.
— En el marco del debate sobre el tema transgénero, se ha generado una discusión en torno al reporte Cass, que informa sobre la aplicación de bloqueadores de pubertad y otras técnicas en menores. ¿Hay un cambio de mirada en ese ámbito?
—Hasta hoy, muchos sicólogos y médicos proclaman que lo que hacen no sólo que no está mal, sino que es moral. Si bien en el Reino Unido, en Europa, en general, ese tratamiento de afirmación de género se está tornando ilegal, no es ilegal en los Estados Unidos o en Canadá. Y no me parece obvio que el problema haya desaparecido en el Reino Unido. Ha pasado a la clandestinidad, pero eso no significa que haya desaparecido. Hay un montón de hormonas de venta, disponibles en línea. Y hay un montón de cirujanos que han indicado su voluntad de continuar con la práctica. El problema no está resuelto, ni mucho menos.
— Su próximo libro gira en torno a la idea de sacrificio, que no es muy atractiva de vender.
— Así es, es difícil, pero lo único que es más difícil es la alternativa.
—¿Cuál?
— Una individualidad aislada, atomizada, infeliz y antisocial, el destino final de los narcisistas hedonistas. Para estar en una comunidad, tienes que renunciar a algo. Eso es lo que es una comunidad. Y cuanto más renuncies en favor de tu esposa, mejor será tu matrimonio y viceversa. Cuanto más das a tus hijos, más recibes. Es lo mismo con tus amistades, por eso los últimos serán los primeros. Esa es la insistencia evangélica, porque el gesto de sacrificio es el gesto sobre el que se funda la comunidad.
—Y es clave en la tradición judeocristiana, en la que usted inserta sus reflexiones.
—Bueno, yo diría que cualquier tradición religiosa verdadera tiene eso en su núcleo, pero es el cristianismo el que lo lleva a su máxima expresión. La historia de Cristo es arquetípica, pues es la peor tragedia posible. Él era la persona más inocente posible, todo el mundo sabía que era bueno y que se enfrenta a una muerte temprana, tremendamente dolorosa e injusta. La historia cristiana es la historia de un hombre que se expone a lo peor que la vida puede ofrecer.
