Dormir es fundamental para mantener una buena salud y cada persona tiene diferentes rituales o maneras de dormir. Las posturas y hábitos que se adoptan cuando se descansa, pueden dar
pistas sobre nuestra personalidad, estado emocional e incluso relaciones interpersonales. Entre estos hábitos,
abrazar una almohada mientras dormimos es
uno de los comportamientos más comunes.
Un reflejo de la necesidad de conexión emocional
De acuerdo con varios psicólogos, abrazar una almohada puede ser un indicador de que
la persona busca confort y conexión emocional. Este gesto suele replicar el acto de abrazar a alguien, lo que brinda una
sensación de seguridad y tranquilidad. En momentos de soledad o estrés, abrazar una almohada puede funcionar como una
forma inconsciente de autoconsuelo.
Personalidad y preferencias relacionales
Este hábito también se relaciona con ciertos rasgos de personalidad. Las personas que abrazan una almohada al dormir tienden a ser
cariñosas, leales y valoran profundamente las relaciones cercanas. Según algunos expertos, este gesto refleja una
inclinación hacia el apego emocional y el deseo de sentirse protegidos o proteger a otros.
Un posible indicador de estrés o ansiedad
Por otro lado, abrazar una almohada puede ser un
mecanismo para liberar tensiones acumuladas. El acto de abrazar algo proporciona una
salida física para emociones como el estrés o la ansiedad, ayudando a relajar el cuerpo y facilitar el sueño. "Cuando abrazamos a alguien o algo, sale la hormona oxitocina, la 'hormona del amor'. Cuando sale nos sentimos amados, tranquilos", explicó Andreas Kurniawan, especialista en medicina mental durante una transmisión en vivo en su cuenta de Instagram.
¿Qué dice el entorno sobre este hábito?
El tipo de almohada que elegimos para abrazar también puede ser relevante. Una
almohada más suave puede estar asociada con una
necesidad de mayor suavidad y cuidado, mientras que
una más firme puede representar un
deseo de estabilidad y apoyo.
¿Es bueno o malo abrazar una almohada?
Desde el punto de vista psicológico, abrazar una almohada no es ni bueno ni malo; simplemente es un reflejo de las necesidades emocionales y físicas de cada individuo. Sin embargo, este hábito también
puede tener beneficios prácticos, cómo
mejorar la alineación de la columna al dormir de lado o
brindar un soporte extra para evitar posturas incómodas.