El secretario de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos,
Robert F. Kennedy Jr., dijo esta semana que el
Trastorno del Espectro Autista (TEA) se puede prevenir y prometió hallar la "toxina ambiental" que está detrás del aumento de tasas de esta "epidemia" en el país.
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Los genes no causan epidemias. Pueden generar vulnerabilidad.
Se necesita una toxina ambiental", dijo Kennedy, en declaraciones recogidas por NBC News.
El discurso de Kennedy tuvo lugar luego de que
un estudio de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés),
revelara un aumento de tasas de autismo infantil en EE.UU.
Aunque los expertos atribuyen este auge a una mayor concienciación y vigilancia del trastorno, Kennedy desestimó estas evidencias y culpó a factores ambientales de esta "enfermedad prevenible".
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Sabemos que es una exposición ambiental. Tiene que serlo", insistió, asegurando que se realizarán estudios para descubrir a la "toxina" responsable.
"Sabemos cuáles son las cifras históricas y sabemos cuáles son las cifras actuales, y
es hora de que todos dejen de atribuir esto a esta ideología de negacionismo epidémico", indicó Kennedy.
Consultada por
Emol respecto a lo planteado por el secretario de Salud de EE.UU., Carolina Cerveró, directora de Gestión de Casa Nogal, centro especializado en el tratamiento del neurodesarrollo, fue enfática. "Más allá de posturas personales, creemos que
hablar del espectro autista implica responsabilidad, conocimiento y respeto", afirmó. Y zanjó:
"No es una enfermedad ni algo que se deba 'prevenir', sino una condición diversa del neurodesarrollo".
Carolina Cerveró, Casa Nogal
.
Asimismo, la especialista llamó a
revisar cómo se nombra la afección en los distintos espacios educativos y sociales. En este sentido, Cerveró sostuvo que el paso de hablar de
"Trastorno del Espectro Autista" (TEA) a "Condición del Espectro Autista" (CEA) representa mucho más que un cambio de palabras.
"El lenguaje que usamos no es neutro.
Cuando decimos 'trastorno', lo hacemos desde una lógica que sugiere falla o déficit. En cambio,
hablar de 'condición' permite comprender que estamos frente a una forma legítima -no defectuosa- de procesar el mundo", explicó Cerveró, quien es psicóloga Clínica de la Universidad Andrés Bello (UNAB) y magíster en Neuropsicología Pediátrica.
A juicio de Cerveró, cambiar la forma en que se nombra el autismo es también una manera de avanzar como sociedad. "
No es solo semántica. Es una forma concreta de promover la dignidad, la inclusión y el respeto por la diversidad humana", señaló.
"Hablar de condición en vez de trastorno es algo muy positivo, ya que se deja de considerar el autismo como enfermedad".
Elisa Covarrubias, psicóloga
Elisa Covarrubias, psicóloga de la Pontificia Universidad Católica, coincidió con la directora de Gestión de Casa Nogal. "Hablar de condición en vez de trastorno es algo muy positivo, ya que
se deja de considerar el autismo como enfermedad, ya que no es algo que dañe o que sea mejorable.
Es una condición cerebral en donde no se tiene el cerebro neurotípico sino que uno neurodivergente, es
una manera distinta de percibir la vida y los estímulos", dijo.
Lo mismo opinó Natalia Flores, terapeuta ocupacional de la UNAB. "Considero fundamental que empecemos a utilizar el término Condición del Espectro Autista, ya que refleja una perspectiva más inclusiva, que valora las distintas capacidades y reconoce que cada persona tiene necesidades únicas", explicó.
"Más allá de concebirlo como un trastorno entendido sólo como una anomalía, es esencial centrarnos en las necesidades reales de las personas y desarrollar herramientas que promuevan una sociedad más empática e inclusiva", concluyó Flores.
