BAGDAD.- Seis fuertes explosiones de origen desconocido sacudieron esta noche Bagdad tras una jornada en la que las tropas estadounidenses detuvieron a al menos una decena de iraquíes en Faluya, donde ayer fue derribado un helicóptero norteamericano.
Las explosiones, algunas muy intensas, tuvieron lugar a las 21:05 (18:05 GMT), y se produjeron después de que durante todo el día reinara una calma tensa en la capital iraquí.
Por otro lado, los soldados estadounidenses detuvieron hoy a al menos una decena de iraquíes en Faluya, el último epicentro de los ataques contra las fuerzas de Estados Unidos, que el domingo sufrieron una de las jornadas más sangrientas de la posguerra.
Las detenciones y los registros de viviendas fueron hechos con la cooperación de la policía iraquí, a primeras horas de la mañana y al día siguiente de que 16 militares murieran al ser derribado un helicóptero estadounidense cerca de Faluya.
Con el fallecimiento de otro militar que viajaba en el helicóptero, la cifra de víctimas mortales asciende a 16, mientras que la de heridos es de 20.
El jefe de la comisaría de Faluya, coronel Isaid Al-Jinelly, indicó que durante los registros, los soldados encontraron "varias armas", aunque precisó que desconocía si entre las incautadas figuraba alguna lanzadera portátil de misiles como la que, al parecer, emplearon los insurgentes para derribar el helicóptero.
En el lugar en el que se estrelló el aparato, un Chinook-47 con doble rotor, personal estadounidense, apoyado por maquinaría pesada, rebuscaba entre los restos del fuselaje.
Los expertos de las fuerzas de EE.UU. investigan lo ocurrido al helicóptero, que según testigos fue alcanzado por un cohete de los que siguen la estela de calor que desprende el motor del aparato.
Faluya, a unos 65 kilómetros al norte de Bagdad y localidad situada en el conflictivo "triángulo suní", es escenario frecuente de ataque contra las tropas estadounidenses.
En reiteradas ocasiones, mandos de las fuerzas estadounidenses han admitido que una media de dos veces a la semana, sus aviones son atacados con misiles disparados con lanzaderas portátiles.
A pesar de que la terminal ha sido reconstruida y de que en las pistas del aeropuerto de Bagdad aterrizan aviones militares, de Naciones Unidas, y al menos de una aerolínea jordana, las fuerzas de EE.UU. mantienen un amplio y estricto dispositivo de seguridad en todo el perímetro del aeropuerto.
El jefe de la Administración Provisional, el estadounidense Paul Bremer, dijo la pasada semana que permanecen ocultas en cientos de polvorines, cerca de 650.000 toneladas de armas y municiones, incluidos unos 5.000 misiles tierra-aire para las lanzaderas al hombro, la mayor parte de fabricación rusa.
La coalición que encabeza EE.UU. tiene en marcha una campaña de recogida de armas, que incluye recompensas de hasta 500 dólares para los iraquíes que entreguen misiles tierra-aire.
Además de toneladas de armas y municiones, en el país hay cerca de medio millón iraquíes que sirvieron en el disuelto Ejército, y que se supone tienen conocimientos sobre el empleo de las lanzaderas de misiles.
Las últimas muertes elevan a al menos 139 la cifra de militares estadounidenses que han perdido la vida desde que el pasado 1 de mayo el presidente de EE.UU., George W. Bush, declaró el fin de las operaciones de combate a gran escala.
También el domingo, dos civiles estadounidenses que trabajaban para la compañía norteamericana, EOD Technologies, dedicada a la destrucción de los arsenales que capturan las fuerzas de EE.UU. murieron cerca de Faluya cuando el vehículo en el que viajaban fue alcanzado por la explosión de una bomba.
También hoy, el tribunal de lo Penal, con sede en Bagdad, condenó a 14 años de presidio al ex gobernador de la sureña provincia de Nayaf, Haydar Abdul Munin, tras declararlo culpable de los delitos de extorsión y corrupción, y abuso de poder.
Haydar Abdul Munir, ex policía del servicio secreto, fue nombrado por las fuerzas estadounidenses gobernador de Nayaf, a finales de abril después de que colaborara en la identificación de miembros del Partido Baaz, el sostén político del derrocado régimen.
El ex gobernador fue apresado a finales del pasado junio, acusado de ordenar el secuestro de tres hijos de un empresario local, y de apropiarse mediante amenazas de muerte de unos 60.000 dólares del fondo de emergencia depositado en un banco de Nayaf.