Así quedó el edificio federal luego de la explosión del autobomba.
WASHINGTON.- Terry Nichols fue condenado a cadena perpetua hoy por un tribunal de McAletser, tras haber sido hallado culpable como uno de los autores del atentado de 1995 en Oklahoma City, en el que murieron 165 personas.
El juez Steven Taylor dispuso que Nichols no pueda gozar ni de reducciones de pena ni de libertad condicional. Por primera vez desde que está en curso el proceso en su contra, el cómplice de Timothy McVeigh - el autor material del atentado, ejecutado en el 2001- pidió públicamente perdón.
La fiscalía había pedido pena de muerte para Nichols, pero después de que el jurado popular lo declaró culpable, la corte decidió no recurrir a la pena capital, aunque aún no se había pronunciado sobre la condena.
Nichols debía responder sobre 161 acusaciones relativas al atentado del 19 de abril de 1995, el más grave cometido sobre suelo norteamericano antes de los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Washington y Nueva York.
El juez estatal Steven Taylor dijo que los 161 cargos de asesinato convierten a Nichols en el asesino con más acusaciones en la historia judicial de Estados Unidos.
"Usted es un asesino, un asesino múltiple. Hay otra palabra para describir esto mejor: Usted es un terrorista", dijo el juez Taylor a Nichols.
Aparte de los agentes federales que perdieron la vida en la explosión del 19 de abril de 1995, las 161 víctimas incluyen a las 160 personas que murieron en dicha explosión y al feto de una de las fallecidas, que estaba embarazada.
La sentencia de hoy pone fin al proceso entablado por el estado de Oklahoma. Nichols ya había sido condenado a cadena perpetua en 1998 por un tribunal federal, que lo había procesado por la muerte de ocho empleados del gobierno de Washington.
Nichols, que ahora tiene 49 años, nunca dio su testimonio durante ambos procesos. Hoy presentó ante la corte un largo documento escrito donde pide perdón y se ofrece a ayudar a los parientes de las víctimas.
"Las palabras no pueden expresar las lágrimas y la tristeza que he sentido en estos años", leyó Nichols.
El juez Taylor, sin embargo, dijo que el hombre sigue siendo un terrorista y que su camino hacia la redención, si alguna vez es posible, acaba de comenzar.
La masacre de Oklahoma City fue cometida con un auto bomba cargado de carburante y fertilizantes. La explosión desintegró el Alfred P.Murrah Federal Building, un edificio del gobierno federal norteamericano.
El gesto, según la acusación, fue decidido al parecer por McVeigh y Nichols -dos compañeros de armas- como una forma de venganza contra el gobierno por el ataque a la finca de Waco (Texas), en el cual dos años antes habían muerto 80 seguidores de la secta de los davidianos.
En el momento del atentado, Nichols estaba en su casa de Kansas.