Washington.- Buena parte de la sabiduría popular sostiene que las personas de carácter opuesto se complementan, pero un estudio publicado hoy sostiene que la semejanza de personalidades es uno de los factores más importantes para un matrimonio feliz.
La gente tiende a casarse con personas que tienen similares actitudes, creencias religiosas y valores, de acuerdo con el estudio de la Universidad de Iowa publicado en la revista "Journal of Personality and Social Psychology", de la Asociación de Psicología de Estados Unidos.
Pero más que las actitudes y creencias, que son aspectos visibles de los individuos en el comienzo de una relación, son las características semejantes de la personalidad lo que cimenta un vínculo duradero.
La psicóloga Eva Kohnen y sus colaboradores estudiaron los aspectos de apareamiento relacionados con características similares u opuestas entre 291 recién casados que participaron en el Proyecto de Evaluación Marital de Iowa.
Estas personas se habían casado menos de un año antes de la fecha del estudio y se conocían unas a otras como pareja por un promedio de tres años y medio.
Los resultados muestran que las parejas tenían valores y actitudes muy similares.
Sin embargo mostraron que había poca similitud en áreas relacionadas con la personalidad tales como el apego, la extroversión, la conciencia y las emociones positivas o negativas.
"No hay pruebas de que los opuestos se atraen", dijo Kohnen.
"Lo más peculiar es que cuando se evaluaron la calidad y la felicidad en el matrimonio, encontramos que la semejanza de personalidades estaba relacionada con la satisfacción marital, pero la semejanza de actitudes no mantenía esa relación".
"Las personas pueden sentirse atraídas hacia otras personas que tienen creencias, actitudes y valores similares, y pueden casarse con ellas, al menos en parte, sobre la base de esta semejanza, porque las actitudes son muy características muy visibles y notorias y son fundamentales para la forma en que las personas conducen su vida", indicó el artículo.
En cambio, se requiere "un período mucho más largo para llegar a conocer las características relacionadas con la personalidad", agrega.
"Lleva mucho más tiempo percibirlas de forma acertada y no es probable que esas características desempeñen un papel sustancial hasta mucho más adelante en la relación".
Y, sin embargo, una vez que las personas están comprometidas en una relación, es principalmente la semejanza de personalidades lo que influye en la felicidad matrimonial, porque, según este estudio, una relación comprometida "implica una interacción regular y una coordinación muy extensa para lidiar con tareas, situaciones y problemas de la vida cotidiana".
"Las semejanzas de personalidad probablemente facilitan este proceso, y las diferencias de personalidad pueden resultar en más fricción y conflictos en la vida cotidiana", indicó la investigadora.