BUENOS AIRES.- Pasajeros indignados por la cancelación de un servicio de tren incendiaron vagones y un auto policial en una estación de ferrocarril de la periferia bonaerense, en un hecho que desató este martes un caos de varias horas, con destrozos y saqueo de comercios.
El episodio dejó al menos 21 heridos, ninguno de gravedad, y 87 detenidos, informó en rueda de prensa en la Casa de Gobierno el ministro del Interior, Aníbal Fernández, después de que la Policía retomó el control de la situación.
El ministro atribuyó los desmanes a "un sabotaje y un hecho planificado por grupos de izquierda", y negó que se haya originado en la furia de usuarios, pese a testimonios de pasajeros en ese sentido recogidos por la televisión.
El gobierno descartó "por ahora" cualquier vinculación del episodio con la IV Cumbre de las Américas que se desarrollará el 4 y 5 de noviembre en Mar del Plata (400 km al sur), con la presencia de 32 mandatarios del Continente, entre ellos el de Estados Unidos, George W. Bush.
"No por ahora, no hay indicios de eso", respondió una fuente del gobierno.
Fernández acusó directamente a dos dirigentes gremiales y al grupo de izquierda Quebracho, una pequeña agrupación virulenta que emitió un comunicado en el que calificó de "justo y necesario" lo ocurrido en la estación, al reclamar la reestatización de los servicios privatizados en la década del 90.
Los incidentes se desataron porque un tren que une el centro de Buenos Aires con la periferia oeste quedó detenido por desperfectos unos 50 minutos entre dos estaciones, dejando atrapados a varios centenares de pasajeros.
El tren se detuvo luego definitivamente en la estación Haedo (periferia oeste) donde los enardecidos pasajeros comenzaron por arrojarle piedras y luego prendieron fuego cinco vagones.
También recibieron a pedradas a bomberos y autos policiales e incendiaron uno de ellos, haciendo retroceder a las fuerzas de seguridad.
"Un sector importante de los pasajeros dio rienda suelta a su odio, a su bronca. Hay una acumulación de atrasos y malos servicios, y esto es la gota que rebalsó el vaso", explicó el delegado gremial Edgardo Reynoso, quien responsabilizó a la empresa concesionaria Trenes de Buenos Aires (TBA).
No obstante, lo que empezó como una reacción de pasajeros enojados derivó en episodios de violencia con medio centenar de personas que aparentemente nada tenían que ver con el pasaje y que cometieron actos de vandalismo.
La estación fue virtualmente sitiada e incendiada, otros dos vagones fueron quemados y atacadas las cámaras de televisión que trasmitían los desmanes.
Decenas de comercios y dos sedes bancarias quedaron con las vidrieras destruidas y fueron saqueados, según imágenes de televisión.
"Hubo horas y horas en que la Policía no estuvo presente y los vecinos quedaron a la buena de Dios", advirtió el sindicalista Reynoso, después de que el ministro del Interior apuntara contra él.
En la rueda de prensa, Fernández justificó la tardanza en actuar de la Policía al sostener que no había suficientes efectivos en el lugar y que hubo que esperar refuerzos para "evitar un desastre", dijo.
La Policía bonaerense está reforzando con sus efectivos el enorme operativo de seguridad de 6.500 agentes federales y militarizados, montado para la próxima Cumbre de Mar del Plata.
Martín Sabatella, alcalde del partido de Morón, con juridicción en la zona, reclamó que se le retire la concesión a TBA, alegando que "es absolutamente claro que no cumple con nada y que la gente viaja en forma horrible".
Sabatella dijo no "justificar la violencia" que se desató, pero sostuvo que deben realizarse "los reclamos pertinentes para que esta empresa inescrupulosa no siga con este mecanismo" deficitario en el servicio.
Al menos 21 personas resultaron heridas, aunque sin gravedad, informó Osvaldo Tocchini, director del centro de Salud donde fueron ingresados.
Según Tocchini, la mayoría había recibido golpes de piedras o de "algún otro objeto contundente", entre ellos dos periodistas, seis policías y dos bomberos, uno de los cuales tiene traumatismo de cráneo.