LOURDES, Francia.- Una mujer formuló la pregunta al médico Patrick Theillier: si recuperase la vista después de una visita al santuario de Lourdes, ¿sería un milagro?
Como director de la oficina médica en el santuario católico, el facultativo francés recibe preguntas similares constantemente. Reconciliando ciencia y fe, ayuda a decidir qué curaciones pueden atribuirse a la medicina moderna y cuáles son consideradas milagros por la Iglesia.
Más de 7.000 peregrinos han dicho que se han curado después de bañarse en las aguas o de beber de un manantial del santuario donde hace 150 años una niña de 14 años, Bernadette Soubirous, dijo haber visto a la Virgen María. El papa Benedicto XVI era aguardado el sábado por la tarde en Lourdes.
De todos modos el reconocimiento oficial de los milagros es estricto: la Iglesia sólo ha reconocido 67 curas milagrosas en un siglo y medio.
En comparación, Theillier recibe unas 40 preguntas por año similares a la de la francesa que lo llamó para decirle que había recuperado la visión y que había abandonado su bastón blanco después de rociarse los ojos con agua de Lourdes y de recitar una novena, o nueve días de plegarias.
Theillier le dijo que se sometiera a más exámenes y que presentara su legajo médico.
“La Iglesia siempre ha sido muy cuidadosa acerca de las curaciones”, dijo el médico. “Prefiere no reconocer un milagro verdadero a proclamar uno donde no existe”.
La más reciente aprobación de un milagro sobrevino en el 2005.
Las autoridades eclesiásticas dicen que la italiana Anna Santaniello fue llevada a bañarse a las aguas de Lourdes en una camilla y que regresó caminando, curada de una enfermedad cardíaca grave y otras dolencias que le habían dificultado la movilidad y el habla.
Su viaje fue en 1952 y su caso no fue aprobado como milagro hasta más de 50 años después. El proceso de aprobación es minucioso y culmina con la aprobación de un obispo.
Entre los casos pendientes, dijo Theillier, está el de una mujer californiana de 26 años cuya leucemia desapareció después de una visita al santuario cuando era adolescente. Ahora tiene dos hijos y regresa a Lourdes todos los años, agregó.
“Espero que su caso sea reconocido: cumple con todos los criterios”, afirmó.
Para ser reconocida, la cura debe ser súbita y no gradual, y con efectos duraderos y no solamente una remisión, entre otros requisitos.
El obispo de Lourdes y la vecina Tarbes, monseñor Jacques Perrier, quiere reconocer oficialmente a más pacientes que dicen haberse curado gracias a Lourdes.
“La autenticación es hoy casi imposible”, dijo Perrier. “Si falta un solo elemento, todo el proceso queda pendiente, como en un procedimiento legal. Y si alguien siente alivio después de visitar Lourdes, dicen que es consecuencia de un tratamiento”.