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Álvaro Henríquez al fin solo 26/11/2004

26 de Noviembre de 2004 | 00:00 |
Álvaro Henríquez al fin solo

Ex cantante de Los Tres primero. Ex cantante de Pettinellis después. Ésta es la foto nueva de Álvaro Henríquez, ahora que es solista oficial, con disco nuevo, y que está enamorado, además: al punto que decide contarlo.

David Ponce 26/11/2004

La última semana de mayo pasado no estaba siendo precisamente la mejor del año para Álvaro Henríquez. El cantante estaba en la antesala de la ruptura con Pettinellis, su grupo, al tiempo que atravesaba por otra ruptura, personal, con la actriz Mariana Loyola, y ni siquiera eran las únicas decisiones drásticas de la época: esa semana Henríquez decidió ir a ver una película. Pero no cualquiera, recuerda: la más mala posible.

- Estaba solo, y me dije "Voy a ir ver la peor película que estén dando en el cine" - sonríe- . Y es más: voy a llegar temprano a la función. Voy a ver incluso los comerciales". Y así fue.

- ¿Cuál fue?

- "El día después de mañana", pues. Increíble.

Hasta una mala semana puede traer algo útil consigo, sin embargo. Fue apenas empezaron los avisos en la pantalla que Álvaro Henríquez tuvo en mente, completa, la primera estrofa de una canción nueva.

- Se me ocurrió al tiro. Le fui a pedir un lápiz y un papel al acomodador, la anoté y después en la casa lo terminé.

Esa canción se llama "Sirviente y no patrona", escrita tras su separación, y hoy, cinco meses más tarde, es la primera que se oye en el disco debut en plan solista del cantante, Álvaro Henríquez. Además es una de las tantas que aparecieron con tal urgencia, como "Amada", la breve y depurada melodía que Henríquez terminó, grabó y estrenó en la radio en apenas los dos días del fin de Semana Santa.

- No sé si urgente es la palabra, pero era totalmente necesario para mí ir sacando las cosas lo más rápido y lo más claro posible también - recuerda- . En el fondo era mandar fotos de cómo estaba yo en ese momento. En este disco yo quería, por primera vez, yo creo, tomarme una foto. Son canciones de las que me voy a acordar siempre.

- ¿De qué te vas a acordar cuando escuches "Amada"?

- De millones de cosas. De la lluvia, por ejemplo: estábamos en Valdivia cuando terminé de hacerla. Aparte nadie se lo esperaba. Ni siquiera yo. Porque como pasaron tantas cosas importantes, cambios fuertes, nadie podía creer, por ejemplo, que yo no estuviera abatido, o con la depre encerrado en mi casa.

- ¿Igual de necesaria fue "Sirviente y no patrona"?

- Sí.

- ¿Qué vas a recordar de ella, si también es una foto?

- Ahí como que me autodí el Premio a la Acidez - sonríe- . Lo escuché y dije "Oh, te pasaste". A mí me gustan las canciones ácidas o fuertes, pero una canción así hay que hacerla bien. Si no, ya pasa al ataque personal y es un borde súper ingrato: en cualquier momento, a medio milímetro, puedes caer en el cliché. Porque la acidez para mí tiene que ver con la lucidez, también.

- De hecho rima.

- De hecho rima. La acidez viene de la lucidez. Y no al revés. "Sirviente y no patrona" es una manera muy ácida de describir ciertos personajes y actitudes, y también tiene que ver con lo otro: no seas tan confiado en todo el mundo porque en cualquier momento tu mejor amigo te puede perjudicar. Pero los ataques tan tan tan personales... yo creo en que sea más universal.

- ¿Pero te complica que parezca evidente que esa canción está dedicada a tu ex mujer?

- Sí, también es como cuando hice "Amor violento": siempre te achacan que dedicaste una canción a no sé quién, y está bien. Pero "Sirviente y no patrona" tiene que ver no solamente con una persona, sino con toda una onda que hay ahora acá en Chile, de los actores modelos, de toda esta gente que opina en la tele y que, si hubiera un golpe de Estado, te aseguro que serían delatores todos, porque andan detrás de la plata, del corto plazo, de tener una cuatro por cuatro, y si ése es tu fin en la vida, okey, pero no es el mío. Y no es un consejo, ¿ah? Es simplemente que quede claro que yo no soy así. Te digo de verdad: no podría atacar a la mamá de mi hija, y menos públicamente, porque no va conmigo, pero sí es un comentario sobre un tipo de gente que era de una forma y se transformó en otra cosa. El corto plazo para mí tiene que ver con una cuestión derechista, de los problemas de la gente, que les vamos a poner una caseta, de ese populismo, que ya es otro rollo.

- A propósito de patrones, ¿ahora, como solista, te sientes más libre además?

- Es que son dos cosas, estoy más libre y más aterrado también. Por eso me hice una autodictadura de la evidencia: si no es evidente, fuera, exiliado. Aquí yo mismo me estoy poniendo contra la pared. Me estoy poniendo una pistola al pecho yo solo. No puedes arrugar: ésa era una discusión interna, entre yo y yo mismo, era una presión permanente, de la que recién ahora me estoy relajando. Yo puedo ser perro con los demás, pero tú no sabes cómo soy de perro conmigo. Eso es lo que la gente no sabe: no soy autoindulgente para nada. El más perro.

- ¿Qué pasa cuando no funcionaba ese control, en tus primeras actuaciones después de la separación de los Pettinellis a mediados de este año?

- Difícil. La palabra era dificultad. No podía creer tener que ensayar de nuevo "He barrido el sol". O sea, está bien, de hecho lo hice, pero esa época fue la más difícil, remontar el grupo, entre que era Pettinellis y yo solo...

- No quedabas satisfecho.

- No, para nada. No, me cargaba. Para mí era un sufrimiento tocar. Estaba en otro proceso, haciendo canciones, grabando. Tocar está bien porque lo que más cohesiona a un grupo es tener trabajo, somos trabajadores. Pero estaba a punto de abandonar. No quería tocar. Choreado.

- "Mi productor me está matando, sáquenlo, sáquenlo".

- Noo (risas), no. Si yo no me quejo por trabajar. Y viéndolo estuvo bien hacerlo. Aunque lo pasé pésimo.

- En medio de la grabación fuiste a Londres a ver a Brian Wilson, de los Beach Boys. ¿Tuvo que ver eso en el disco?

- Creo que también logré esa idea de alguna forma en el disco, que es como "Bienvenido a mi mundo, a mi paisaje". Y me aclaró que no hay ningún problema con que me guste la música realmente gringa. O sea: da lo mismo pasar por perno. ¿"Surfin’ U.S.A".?: sí, pues. Me gusta. O Stray Cats. Claro: yo muy allendista seré y todo, pero a mí la música gringa que me gusta es la más gringa: Brian Wilson, el rockabilly, el hillbilly. Eso es Ku Klux Klan, casi - dice, entre risas.

- Bran Wilson debe estar haciendo una fiesta ahora.

- Claro, debe estar haciendo un asado ahora que ganó Bush.

- ¿Es la diferencia entre ser "allendista" en 2004 y no en 1970: la cabeza más abierta?

- Totalmente, aunque en esa época vino Ravi Shankar, vino (el baterista de jazz) Elvin Jones a tocar al Diego Portales. A eso me refiero con la diversidad.

- Otra diferencia es haber podido tocar "El pueblo unido" en el último Festival de Viña. Por una vez el Festival de Viña fue más UP que SQP.

- Súper bonito. Fue una etapa para mí tocarla ahí. Es una canción hermosísima, tal como las que hizo Luis Advis o millones de cosas de Quilapayún, que son para cortarse las venas. Música chilena.

Por primera vez en un disco de Álvaro Henríquez, además, una canción suya tiene el nombre de una mujer. Es una instrumental, se llama "Raffaella", y la razón es simple, explica el autor.

- Por amor - dice.

- ¿O sea, existe Raffaella?

- Sí, pues. Existe.

- ¿Quién es?

- My bride (mi novia.- agrega: es la psicóloga Raffaella Frigerio, a quien conoció este año, en medio de las grabaciones- . La conocí antes de empezar la segunda parte del disco, y cambió todo. Es la evidencia: uno cacha al tiro. Por eso le puse "Raffaella". Es para ella. Gracias por todo. Si me muero mañana esto es para ti.

"Ella estuvo presente en muchas sesiones. Pero no es la Yoko Ono: yo le pedí que me acompañara. Y por ella se me ocurrieron millones de cosas. Y por eso que el disco no es tan down, por eso tiene luz, también, entremedio".

- Al final éste no es sólo un disco de rupturas.

- La canción más romántica es "Amada", pero es un disco más bien luminoso y brioso. Cuando hay que ponerse maldito, nos ponemos malditos. O cuando hay que ponerse románticos, bonitos, todo bien. Como dice mi madre, tú tienes del año que te pidan.

- Tú sales en la tapa con una foto de la infancia.

- Yo busqué ese tiempo en que mi papá estaba vivo todavía y vivíamos todos juntos, éramos familia. Hay dibujos, también, de cuando era chico en el disco. Tiene que ver con la pureza, la honestidad, esas cualidades que tienes cuando eres chico. No es una cosa nostálgica. Es el concepto de melancolía eufórica.

- ¿Melancolía eufórica? ¿Acuñado por quién?

- Por mí mismo, pues. Las ansias de vivir la melancolía. Lo más eufóricamente posible. Vivir la melancolía a concho. Pero con energía. No enterrado bajo la melancolía, sino al contrario: elevarla a otro nivel.

- Y que le pongas "Raffaella" a una canción eres tú ahora. Sigue siendo personal.

- Exacto. Y era hora porque nunca había estado así en mi vida, y porque está bien tratado. No me voy a poner a hablar tonteras: así soy yo, pero que también sea universal. Es lo que me pasa, no más. Es mi foto y no tengo nada que esconder.

- ¿Por qué ahora es el momento de mostrarse así?

- Por esta autodictadura de la evidencia: ahora es. Ya no es el mundo de nadie más: es mío. Y en mi mundo las cosas importantes son las que están ahí. ¿Sabes por qué (y sería excelente final para la entrevista)?: porque ya era hora. O ya era hora, creo.

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