Inconformistas: el diario "Politiken" comparó la fachada del teatro con el capó de un Pontiac del 55.
COPENHAGUE.- La capital danesa tendrá a partir de este sábado —con la inauguración de la nueva ópera junto al puerto— un nuevo símbolo. Si la Sirenita, en el otro extremo del puerto, pudiera girarse, vería el regalo más espectacular y más caro de la historia de ese reino europeo: el empresario naviero y multimillonario Marsk Mc-Kinney Moller donó 2.500 millones de coronas (438 millones de dólares) a la ciudad de Copenhague para la construcción de un teatro de lujo.
Además de la ubicación, el diseño de la fachada y la sillería, el hombre de negocios decidió que "Aída" de Verdi fuera la ópera inaugural.
Gracias al dinero del hombre más rico del reino, los daneses tienen el que quizá esté llamado a ser el teatro de ópera más importante del mundo, sin invertir un centavo de sus impuestos en su fastuosa estructura.
Los críticos musicales alabaron la acústica del salón con espacio para 1.700 espectadores. No se ahorró en gastos en la construcción de este edificio a lo largo de cuatro años.
El escenario dispone de la tecnología más moderna. Y fueron utilizadas las maderas más nobles para las pasarelas y puentes en torno a la construcción en forma de isla.
En el
foyer se colocó mármol italiano. Y el cielo raso del salón está cubierto con panes de oro de 24 quilates. Mc-Kinney Moller sólo quiso lo mejor de lo mejor.
Mientras el interior del foyer, de 4.000 metros cuadrados, fue recibido en general con elogios por los críticos de arquitectura, la fachada central frontal, con vista directa sobre el palacio de Amalienborg, salió algo peor parada.
Mc-Kinney Moller suprimió la fachada de cristal abierta planeada por el arquitecto estrella de Dinamarca Henning Larsen y en su lugar impuso una opción cerrada con bandas de metal redondeadas.
El diario "Politiken" comparó esta imagen exterior de la ópera con el capó de un Pontiac de 1955.
Como otros medios, el periódico criticó además una y otra vez el hecho de que el donante recibiera absoluta libertad del gobierno danés y de la capital para hacer realidad sus deseos. Entre ellos figuraba, por ejemplo, que la ópera se ubicara muy cerca de la residencia de la reina Margarita.
Los aficionados a la ópera en Dinamarca en principio no parecen molestos por las polémicas. Las entradas para la primera temporada con varias representaciones espectaculraes de ópera y ballet están prácticamente agotadas.
Además de "Aída", con el tenor Roberto Alagna, en el programa figura el estreno mundial de una nueva obra de ballet de John Neumeier.
Con motivo del 200 aniversario del nacimiento del escritor Hans Christian Andersen, el director del ballet de Hamburgo puso coreografía a su cuento "La sirenita". Neumeier es amigo de la reina Margarita, una entusiasta del arte.
Cuando se abra el telón para la nueva obra de Neumeier, se cierra en el nuevo teatro de ópera de Copenhague un círculo histórico y cultural: alejada de la ópera sólo por el agua y al alcance de la vista no sólo está la famosa estatua de bronce de la mundialmente famosa sirenita creada por Andersen, sino también la que fuera vivienda del escritor en el viejo puerto de la capital danesa.