Consagrada visita del jazz
El famoso saxofonista adelanta lo que será su incorporación al 4º Festival Internacional Providencia Jazz que comienza hoy, lunes 17 de enero, en el Parque de las Esculturas.
Íñigo Díaz 16/01/2005
Aquella noche de 1991, algunos de los músicos de la United Nations Orchestra de Dizzy Gillespie que había actuado en Santiago, quisieron extender la noche en el Club de Jazz. Entre ellos estaba el saxofonista cubano Paquito D’Rivera.
Pero como no había donde poner los pies, él y el saxofonista chileno Marcos Aldana, se encaminaron hacia un colegio perdido en el centro de Santiago. ¿Por qué? Se sabía de una presentación de orquesta de salsa donde figuraba una pianista llamada Paquita D’Rivera. Había que verla tocar. Y ahí terminaron Aldana, Paquito y Paquita, improvisando juntos en un gimnasio.
Catorce años después, D’Rivera vuelve al país convertido en el solista estelar del Festival Providencia Jazz, al cual se incorporará como asesor y, de cierta forma, como "curador" para las próximas versiones, dada su categoría de director artístico del Festival de Jazz de La Pataia (Punta del Este), con el cual Providencia ya estableció una alianza.
D’Rivera conversó en exclusiva con El Mercurio.
-Celebra los 50 años en la música. ¿Significa que comenzó muy niño?
"Así es. Mi padre, Tito, fue un saxofonista clásico que importó la escuela francesa del conservatorio de París, encabezada por Marcel Mule, a La Habana a fines de los años 30. Aunque él no tenía la habilidad de improvisar, le encantaban Lester Young y las big bands de Duke Ellington, Artie Shaw y, sobre todo, Benny Goodman. Me compró un saxofoncito soprano curvo de la Selmer en París, me enseñó a tocarlo en nueve meses y me presentó en público a los seis años, junto al Quinteto de Saxofones de la Orquesta Cosmopolita".
-¿O sea, antes que músico de jazz es un intérprete clásico?
"Estudié todo el repertorio del saxofón clásico con mi viejo, desde Jacques Ibert hasta Gudonov, Debussy, Vellones, Bozza. La música de los compositores franceses me ha fascinado siempre. La música cubana estaba en la atmósfera. Nunca fue algo que me atrajera en mi juventud. La tocaba si había que hacerlo, de manera muy natural. Lo llevo en la sangre".
-¿Qué importancia le da a su paso por Irakere y las duplas con Carlos Averhoff?
"Irakere fue la continuación lógica de las descargas originales con Chucho Valdés y Carlos Emilio Morales en el Teatro Musical de La Habana, las primeras grabaciones de Jesús Valdés y su Combo y más tarde la Orquesta Cubana de Música Moderna. Carlitos Averhoff es un amigo entrañable y desde hace algunos años, un compañero de exilio".
-¿Implicó Irakere un cambio musical o es parte de la leyenda?
"Así como los Van-Van de Juan Formell fueron los más importantes innovadores en la música bailable cubana contemporánea, Irakere fue el primer grupo del mundo que combinó con éxito géneros musicales tan disímiles como la música religiosa afrocubana, la música de clásicos y románticos europeos como Mozart y Beethoven, y el jazz. Cambió para siempre el concepto de lo que hoy se llama latin jazz".
-¿Por qué el latin jazz suena tanto a Caribe y tan poco a tango?
"Los géneros musicales de Brasil y el Caribe son mucho más atractivos, sobre todo por su fuerza rítmica. Además, la proximidad geográfica facilita el intercambio con el jazz norteamericano. Pero poco a poco los colores del tango y otros estilos más sureños van apareciendo en el jazz latino. Principalmente en la voz de ese gigante del nuevo tango que es Astor Piazzolla, y con la presencia de talentos como Diego Urcola, Pablo Ziegler u Oscar Feldman en la escena jazzística neoyorquina".
-Usted ya tocó en Chile
"Vinimos con Dizzy (Gillespie) en 1991. Recuerdo que por acá también andaba Wynton (Marsalis), y después del concierto, nos fuimos a "descargar" a un club de jazz enorme, lleno de cuadros de un pintor-dibujante fenomenal, que ahora no recuerdo su nombre (el baterista Jorge Carvallo), pero que me gustaría volver a encontrar".
-Usted prepara un show de duetos con saxofón y piano.
"Ray Brown grabó en 1994 un disco llamado
Some of my best friends are... piano players ("Algunos de mis mejores amigos son... pianistas"). Yo podría decir lo mismo. He trabajado con pianistas extraordinarios a través de mi carrera. Desde Bebo y Chucho Valdés, Peruchín y Emiliano Salvador, hasta Michael Camilo, McCoy Tyner, Chick Corea o Hilton Ruiz. Desde hace unos tres años tengo la suerte de tener a mi lado al versátil pianista israelí Alon Yavnai, que puede tocar con naturalidad desde un blues hasta un tango, un montuno o un trío de Brahms, como lo hicimos en Carnegie Hall hace unos días con el cellista Yo-Yo Ma".
-¿Es cierto que varios de sus clarinetes provienen de Chile?
"Desde que descubrí esos instrumentos en un congreso de clarinetistas en París, no uso nada más que los clarinetes que fabrica en Santiago Luis Rossi. Hasta soy padrino de su hijito Anthony".
-¿Qué proyectos tiene para el Festival Providencia Jazz?
"Nuestro plan es muy simple: seguir "conspirando" para traer toda la buena música que podamos hasta el lejano y hermoso cono sur. Me gustaría combinarlo con conciertos sinfónicos, como hicimos el año pasado en el Teatro Colón de Buenos Aires. Hay que detener la perniciosa e inoperante separación de géneros musicales. Ya lo dijo Duke Ellington: sólo hay dos tipos de música, la buena y la mala".
4º Festival Internacional Providencia Jazz 2005
Parque de las Esculturas.
Av. Santa María 2201, Providencia.
Desde el lunes 17 al viernes 21 de enero.
21:00 hrs.
$2.000. Venta de entradas sin recargo en el Instituto Cultural de Providencia (Av. 11 de Septiembre 1995, metro Pedro de Valdivia), Montecarmelo-Providencia (Bellavista 0594) y, durante los días del festival, en boleterías del Parque de las Esculturas (Av. Santa María con Pedro de Valdivia). También es posible comprar en locales de Feria del Disco y Almacenes Paris. |