El nuevo orgullo de la composición musical chilena:
Talento y fervor en seis cuerdas
El 2004 fue un gran año para este joven compositor: además de ganar el Premio Pittaluga en Italia, acaba de ser galardonado en España con el Andrés Segovia de Composición para Guitarra Clásica. Pero Javier Farías no se queda tranquilo: aún tiene pila para rato.
Isabel Ossa Guzmán 23/01/2005
Javier Farías tiene 31 años y ha logrado mucho más en su vida que la mayoría de los tipos de su edad, sin embargo, y a pesar de contar con tres importantísimos premios internacionales a su haber, una reconocida carrera como músico y un futuro prominente por delante, este joven compositor no se ha dejado devorar por las pompas de la fama. Es un treintañero como cualquier otro, que disfruta de la playa y el fútbol, escucha a Piazzolla, Stevie Wonder y Mazapán en sus ratos libres, y declara que su mujer y su hijo son su principal debilidad.
Mientras estaba en el colegio, Javier Farías estudió guitarra eléctrica y, casi al final de la etapa escolar, dio sus primeros pasos con la guitarra clásica. Eran los años en que se impresionaba enormemente con el trabajo de Eddie Van Halen y le llamaba mucho la atención lo que hacía Luis Orlandini con las cuerdas. "Cuando decidí dedicarme a la música y en particular a la guitarra, veía la figura de Orlandini como lo máximo", cuenta.
Los primeros guitarreos
Sus estudios formales y su primer acercamiento a la música clásica se iniciaron en 1991 en la Escuela Moderna de Música. "Ahí estudié con Eugenia Rodríguez, mi maestra, quien me inculcó la apreciación por la música compuesta para guitarra y el conocimiento de los grandes autores y las grandes obras", explica. Fue durante esos primeros años de estudio serio que Javier descubrió, como cuenta Eugenia Rodríguez, que no le interesaba ser un concertista clásico ni trabajar con música anterior al siglo XX, sino que quería dedicarse de lleno a la música contemporánea y, especialmente, a la latinoamericana.
Se unió al grupo de los discípulos del compositor Guillermo Rifo, y de él aprendió, como dice, "lo que es la combinación de estilos musicales, lo latinoamericano con la música docta, la mezcla espontánea y sin convencionalismos". Después de eso, se interesó por el flamenco y decidió estudiar con Carlos Ledermann, quien le heredó "algo que siempre está presente y que me es de gran ayuda, como es la agresividad y la riqueza rítmica". Paralelamente, Javier inició su formación de guitarra chilena con Sergio Sauvalle, "quien me enseñó a apreciar la riqueza del instrumento". Y es que, dedicado como es, si Farías se interesa por algún estilo, lo aprende en profundidad hasta dominarlo con excelsitud.
Fue en 1996 cuando Javier se dio cuenta de que la composición era lo suyo: ese año compuso "5 fachadas para guitarra", un conjunto de cinco piezas brevísimas que tocó varias veces en público y que, según cuenta, lo tuvo completamente fascinado por un buen tiempo. Después vinieron, entre otras, "Urbexuda", composición para guitarra eléctrica y orquesta de cuerdas, con la que quiso retratar una ciudad enferma (1999); "Concierto para guitarra + grupo instrumental", obra premiada en el Concurso Xicóatl de Composición en Salzburgo el año 2000; "Dezlía", pieza para grupo flamenco, orquesta de cuerdas y ensamble de jazz; "Sonata", obra que obtuvo el primer lugar en el Concurso Michelle Pittaluga el 2004; y "Retorna", que acaba de ganar en España el primer premio en el prestigioso Concurso de Composición de Guitarra Clásica Andrés Segovia. Esta última, una pieza hecha para guitarra sola, compitió con 70 composiciones de 25 países, ganó por unanimidad y será estrenada el próximo año en la prueba eliminatoria del certamen en España.
Todas sus composiciones han sido muy significativas para Javier, ya que, como dice Eugenia Rodríguez, "cada obra la asume como el más importante proyecto de su vida". Sin embargo, la que él recuerda con mayor cariño es un "Concierto para 4 guitarras, percusión y orquesta de cuerdas", que según cuenta, compuso "en un período en que mi padre estaba muy enfermo y después del cual falleció, un momento doloroso que se ve reflejado en la música". Ese fue su primer trabajo serio para orquesta, y en él hace una excelente fusión entre los ritmos latinoamericanos y la música docta, una mixtura que a Javier le acomoda mucho. "Me parece que lo más importante que se puede dar a nivel continental es la mezcla entre la música clásica y la que tiene una raíz más popular. En mi música siempre hay algo que puede considerarse chileno, porque la identidad es algo que me interesa muchísimo. Hay una gran carencia de ella en la música, por eso trato siempre de rescatar formas y estilos con los cuales pueda, de alguna manera, homenajear a mi país", dice.
El dolor y el orgullo
La interpretación fue, antes que la composición, lo más importante en la vida de Javier Farías. Sin embargo, hace aproximadamente un año se le diagnosticó una distonía focal en la mano, una dolencia también conocida como "calambre del músico", que al ser tan determinante, le impidió continuar su desarrollo como instrumentista profesional. Pero Farías es siempre optimista y prefiere ver el lado positivo de su enfermedad. "Esto me ha permitido abocarme totalmente al campo de la composición y además, por suerte, la distonía me llegó en un momento en que yo ya había decidido abandonar la interpretación para dedicarme al trabajo compositivo. Por eso no ha sido tan dramático como pudo haber sido, aunque igual es durísimo", afirma.
Cuando habla de "Retorna" a Javier le brillan los ojos y la sonrisa con un orgullo que le cuesta reconocer. "Deben ser otros, no yo, los que busquen aportes en mi música, si los hay". Y cuando se le pregunta qué hizo de esta composición la merecedora de tan importante galardón, calla un momento antes de hablar. "Una particularidad que estoy trabajando en las últimas obras consiste en cambiar la afinación del instrumento y creo que ese es uno de los mayores atractivos que tiene esta pieza: la posibilidad de cambiar la afinación te permite generar ritmos nuevos y el lenguaje armónico conseguido es bastante llamativo, sobre todo si pensamos que la guitarra es uno de los instrumentos armónicamente más limitados que existen", explica.
Javier compone en su casa cada cierto tiempo y lo hace con una estrictez rayana en lo religioso. "Cuando trabajo en una obra en particular, me impongo horarios rígidos, porque si no, no funciona", advierte. Su labor compositiva la compatibiliza con su trabajo docente, la gestión de sus proyectos, la participación en concursos diversos y su rol como padre y esposo.
Versos de Ercilla y más
"Le dedico mucho tiempo a mi familia, aunque a veces no tanto como quisiera. Soy un tipo que vive con su familia y para su familia, una persona normal a la que le gusta salir con los amigos y jugar a la pelota. Nada raro. Lo que pasa es que existe un mito en torno a los compositores, como si fuéramos ermitaños", asegura.
Farías se desempeña como profesor de composición en la Escuela Moderna de Música, labor que le gusta muchísimo porque lo obliga a mantenerse informado de lo que ocurre con la música en todos los niveles y le permite ayudar y orientar a jóvenes que están recién empezando. "Es una experiencia enriquecedora para ellos y para mí también, un aprendizaje mutuo", señala. Por otra parte, su trabajo docente le ha permitido observar que, ciertamente, durante los últimos años se ha producido una suerte de explosión de estudiantes de guitarra, lo cual atribuye a un escenario nacional musical cada vez menos desfavorable. "Creo que la generación actual de guitarristas y estudiantes de guitarra puede tener un alcance internacional fuerte. De hecho, es habitual encontrarse a guitarristas chilenos que están siendo premiados en el extranjero. Hay muchos y muy buenos intérpretes, lo que puede ser un desafío para los principiantes o un desincentivo. Todo depende de las ganas, la constancia y la dedicación, sacrificios que no todos están dispuestos a asumir", dice.
Actualmente, Javier tiene puestos el corazón y la cabeza en dos proyectos muy importantes. En primer lugar, acaba de postular a una beca que ofrece la Fundación Andes y que consiste en la creación de música para una orquesta de guitarras, cuyo nombre es "De Araucos" y está basada en una recopilación de los 37 cantos de "La Araucana", de Alonso de Ercilla y Zúñiga. "Es un proyecto que me encantaría concretar porque, además de la temática, que es muy interesante, estaría trabajando con una orquesta de guitarra, una modalidad que en Chile todavía no existe, pero que en otros países ha alcanzado un desarrollo muy importante en los circuitos de música", afirma.
Por otra parte, Javier está trabajando en "Axial", un proyecto Fondart que acaba de ganar y que se trata de un CD con la recopilación de toda la música para guitarra que compuso entre 2000 y 2004. "El nombre de la compilación hace referencia a axial, el movimiento principal de la "Sonata"que ganó el Pittaluga", explica. Admirador empedernido de los guitarristas chilenos José Antonio Escobar y Romilio Orellana, del finlandés Rautavaara Tapio, de Egberto Gismonti y el cubano Leo Brauer, Javier confiesa que le queda mucho por hacer y que, aunque le es atractiva la idea de vivir fuera de Chile por un par de años, su verdadero anhelo es desarrollarse en nuestro país y lograr vivir de su música sin tener que cruzar fronteras. "Yo me siento muy a gusto en Chile y, aunque es difícil prosperar en esta área aquí, estoy seguro de que podré lograrlo".
¿Quién es Javier Farías?
Francisco Javier Farías Caballero nació en Santiago en 1973 y estudió la carrera de Composición y Arreglos Instrumentales en Música Popular en la Escuela Moderna de Música. También realizó estudios de guitarra clásica, guitarra chilena y guitarra flamenca con distintos maestros. Su trabajo como compositor incluye obras para guitarra eléctrica y clásica, dúos, tríos y cuartetos de guitarra, música de cámara, música para orquesta sinfónica y de jazz y música para viola sola y percusión. Actualmente, sus composiciones están siendo publicadas en Estados Unidos, Italia y España.
Dicen los que saben:
Luis José Recart (Director de la Orquesta Moderna)
"Es un excelente compositor, tiene grandes ideas y está creando un espacio nuevo dentro de la música, que escapa de la línea tradicional. Cuando aparecen compositores nuevos, uno dice "esta persona suena parecido a", pero Farías suena a Farías. Eso es lo más loable, sobre todo considerando que tiene apenas 31 años. Además, ha iniciado una búsqueda hacia las raíces, ha sabido rescatar los orígenes, le ha hecho justicia a nuestra raza sin dejarse comer por las vanguardias".
Eugenia Rodríguez (Guitarrista, profesora de la Escuela Moderna de Música)
"Javier es un guitarrista completo, un compositor e intérprete cabal, un innovador por naturaleza, con una propuesta osada y agresiva. Es humilde y con una disciplina y una obsecuencia enormes. Por eso la música que sale de él es sumamente rica, provocadora, impredecible y con gran fuerza expresiva. Lo más interesante de su trabajo es que ha reconocido que tenemos una cultura, ha buscado un lenguaje expresivo dentro de nuestro lenguaje".
Enrique Kaliski (Concertista en guitarra)
"La gran riqueza de la propuesta musical de Farías proviene de su doble formación clásica y folclórica. Su principal aporte a la música es la integración de diferentes sonidos, que le da una característica propia, muy valiosa e interesante. Y, más importante aún, es su aporte al repertorio de música chilena para guitarra, instrumento propio de nuestra tradición, que podrán interpretar muchos de nuestros guitarristas, proyectando así a Chile en todo el mundo".
Luis Orlandini (Concertista en guitarra)
"Hoy día es difícil encontrar una identidad propia en un compositor, pero en el caso de Farías se da una cosa rara: sin hacer cosas extrañas ni demasiado espectaculares, logra un lenguaje muy propio e identificable. Los jóvenes como él mantienen viva la llama de la creación musical y, en medio de una sociedad infectada de arte comercial, lo que Javier hace es muy bienvenido. Él se ha quitado los complejos que cargamos los chilenos y escribe con una soltura maravillosa".
Guillermo Rifo (Director de la Escuela Moderna de Música)
"Javier tiene un gran talento para la música y especialmente para la creación. Es un hombre dedicado completamente a su arte y al estudio de las múltiples áreas que tiene la música, siempre con humildad y con un gran sentido de la observación, lo que hace que pueda seguir progresando y aprendiendo día a día. Estoy seguro de que seguirá componiendo y haciendo estos grandes aportes a nuestra cultural nacional". |