De Mick Jagger a Lenny Kravitz. Todas las estrellas de rock aprendieron algún truco de James Brown, el músico que inventó el funk y creó los cimientos del hip hop. Una septuagenaria leyenda que mañana toca en la Quinta Vergara. Desde su mansión en Augusta, Georgia, el músico vivo más influyente del siglo XX lo dice claro: "Dios lo hizo. Él quiso que hiciera feliz a la gente".
Marcelo Ibáñez
"Se supone que no debería estar vivo", dice James Brown. Y al decirlo no piensa en su época de excesos, el cáncer que lo afectó el año pasado, sus temporadas en prisión o los 300 shows que en promedio daba anualmente durante su etapa de mayor popularidad. Ni siquiera lo dice por su edad. No. Él simplemente está pensando en la forma en que llegó al mundo. Como relata en la primera página de su autobiografía, "The Godfather of Soul", sus padres lo dieron por muerto al nacer. Hasta que la tía que ofició de partera lo revivió dándole respiración boca boca. Al menos eso dice él. Es que durante toda su carrera, Brown ha sabido mitificarse hablando de él mismo en tercera persona. Porque aunque a estas alturas resulte innecesario, el mejor publicista que podría tener James Brown es James Brown. Como una especie de Mohammed Ali musical, Brown noquea la pista de baile con sus mejores golpes: irresistibles líneas de bajo, febriles bronces y energía vocal explosiva. Flota como una mariposa, pica como una abeja. "Inventé el funk en los 50. En mis canciones de los 60 ya había rap. Michael Jackson tomó sus pasos de baile de mí, al igual que Prince", resume desde el otro lado del teléfono. Su declaración es calcada a una que hizo en 1997 a esta revista, durante su primera visita a Chile. Y citando una de sus canciones más populares, agrega con acento sureño: "I feel good, I feel great. Dile a todos mis fans que haremos un gran show. Dios los bendiga". Y entremedio, esos alaridos de voz rasposa que son su sello.
- A su edad, ¿de dónde saca la energía para continuar sobre los escenarios?
- De orar y agradecer a Dios. De entregarle amor a la gente y ser un gran ejemplo para los jóvenes.
- ¿Cómo prepara sus shows? ¿Es muy distinto a la forma en que lo hacía en los 60 y 70?
- Orando a Dios, comiendo sano y durmiendo lo suficiente. Mi estilo de vida es algo diferente a como vivía en aquella época. Si me vieras ahora notarías algunas diferencias. He cambiado un montón de movimientos y coreografías. Aún así, sea lo que sea que te guste de mis shows, intentaré tenerlo sobre el escenario. Tendremos un gran espectáculo.
Para James Brown el origen de todo está en Dios. Él es la causa de su vida y su carrera. "Luego de darme respiración, ella me golpeó hasta que comencé a llorar. Dije "Please, please, please" - ése es el nombre de su primer éxito, 1956- , y el buen Señor me trajo de regreso", contó sobre su mítico parto. Abandonado por sus padres y criado por una tía, Brown dejó la escuela en séptimo básico e hizo de todo para sobrevivir: lustró zapatos, recogió algodón, bailó en las calles y aprendió a tocar el órgano entrando a hurtadillas en una iglesia vacía. Hasta que a los 16 años pasó su primera temporada en la cárcel, por robo de autos (la segunda fue en 1989, por atacar a su esposa y huir de la policía). Ahí conoció a Bobby Byrd, el músico que lo acompañaría por más tiempo sobre los escenarios. Con él formó su primer grupo: James Brown & the Famous Flames. "Fueron la primera banda que se puso ‘famosos’, antes de serlo", diría de ellos el rey negro del rock and roll, Little Richard. El instinto comercial de Brown comenzaba a funcionar.
A finales de los 50, lo de Brown era una versión pop de la música gospel, que rápidamente mutó a un febril rythm and blues. O rock and roll. Es que en aquella época, el r&b era la etiqueta impuesta al rock en versión afro. Y si los baños estaban separados según el color de piel, los rankings también.
A principios de los 60 su carisma y energía desbordante, junto a la complejidad rítmica de sus canciones, convirtieron a Brown en el showman más renombrado de la época. Sus susurrantes baladas se mezclaban con una puesta en escena digna de un trance religioso: Brown aullaba, inventaba pasos de bailes, caía arrodillado melodramáticamente, mientras algún miembro de la banda se acercaba para cubrirlo con una capa, tomarlo de los hombros y levantarlo lentamente. Entoces Brown comenzaba a cantar otra vez ante el delirio de su público. Esa es la escena más clásica de sus espectáculos, una que influiría hasta hoy. Musicalmente, el padrino del soul y su banda soporte - la sólida sección rítmica compuesta por los legendarios saxofonistas Maceo Parker, Pee Wee Ellis y el trombonista Fred Wesley- , daban vida a su ahijado más célebre: el rock negro se convertía en soul. Y los conciertos, en un mega espectáculo teatral.
- ¿Cuándo supo que sus shows en vivo serían tan fundamentales en su carrera, Mr. Brown?
- Bueno, cuando me di cuenta que la reacción de la gente me ponía feliz. Ahí decidí hacer cosas buenas por los jóvenes. Y no sólo con los shows, comencé a apoyar diferentes programas, como uno para que los chicos permanezcan en las escuelas. Cosas así, todo para que la gente se acerque a Dios.
- Sus conciertos son innumerables. ¿Hay alguno que recuerde por alguna razón en particular?
- Ja, es cierto que es imposible saber cuántas veces he estado sobre el escenario. Pero bien, el concierto que más recuerdo es cuando toqué en el Apollo. La gente se paraba, gritaba y enloquecía. Estuvo muy bueno.
Live at the Apollo (1963), grabado durante siete noches seguidas en el histórico teatro de Harlem, es quizás el disco en vivo más exitoso y fundamental de la historia del rock. Desde 1965 hasta principios de la década posterior, James Brown se convirtió en una máquina de sacar éxitos, lo que le ganó otro de sus célebres apodos: Mr. Jukebox.
A sus 71 años, Brown podría vivir plácidamente, abanicándose con los dólares que recibe por sus derechos de autor: después de Elvis Presley, Brown es el artista con mayor cantidad de singles en los primeros puestos del ranking del Billboard, ha vendido más de cien millones de discos en todo el mundo y es el músico más sampleado de la historia del siglo XX. Difícilmente existe un productor de hip hop o música electrónica que no haya extraído un ritmo o melodía de alguna de las ochocientas canciones compuestas por Brown y su banda, a lo largo de tres décadas. Quizás es por eso que su música suena tan demoledoramente contemporánea, a pesar de no sacar discos nuevos desde 1998. Y, tal vez por ello, Brown simplemente se niega a bajar de los escenarios. En febrero de este año cantó a dúo con Usher, la estrella del r&b actual, en la entrega de los premios Grammy. Y cuando lo hizo, aún estaba convaleciente de un cáncer a la próstata. A la semana siguiente tocaba por primera vez en México, donde según la prensa mostró una vitalidad y voz similares a las que lo convirtieron en leyenda.
Brown no sólo es un poderoso cantante de estilo irreproducible, artífice de al menos tres estilos musicales - soul, funk, hip hop- , y un revolucionario en la puesta en escena. Es, además, el artista negro más influyente de la historia de la cultura estadounidense: cómo sus coros pasaron de recitar "Dilo fuerte, soy negro y estoy orgulloso" a "soy una máquina sexual", es un resumen de la historia de su comunidad.
- Mr. Brown, ¿cómo creó su movimiento Good Foot? (Una clásica contorsión en sus shows. Algo así como el ochentero moonwalking de Michael Jackson, pero en los 60). Los historiadores dicen que ese paso dio origen al breakdance.
- Para explicarte eso, tendría que sentarme cara a cara contigo, no puedo hacerlo por teléfono. Con gusto te lo explico cuando nos veamos en Chile. Fue un placer hablar contigo. Los amo. Dios los bendiga a todos.
Entonces Mr. Brown corta el teléfono. Es hora de hacer lo único que mantiene vivo el mito del Señor Dinamita, El hombre más trabajador del show business: orar, subirse al escenario y desatar la fiesta.
Discos Esenciales
- JB 40: 40th Anniversary Collection (1996): La mejor forma de acercarse a la obra de James Brown son los compilados. Eso debido a que su carrera se construyó en la época en que los shows en vivos y la edición de sencillos era más importante que los discos de larga duración. Este compilatorio doble contiene todos los mega éxitos de Brown y las canciones vienen ordenadas cronológicamente, lo que permite obtener una panorámica sobre la variedad estilística que recorrió en su carrera. Precio de referencia: $25.000.
- Live at the Apollo (1963): A comienzos de los 60, Brown decidió capturar en un registro en vivo la intensidad magnética de sus conciertos. Ante la negativa de su sello, lo financió de su propio bolsillo. Y no se equivocó: al oír la locura desatada en su público, todos quisieron verlo en vivo. Una nueva estrella había nacido. Junto a ella, la costumbre de samplear aplausos y gritos reales, para ponerlos en discos de estudio. Brown fue el primero en hacerlo, otra vez. Precio de referencia $9.900.
- The Payback (1973): Un disco de ocho "canciones" que dura en total, 73 minutos. Basta sacar el promedio para darse cuenta que el motor de este álbum es la exploración del lenguaje musical de James Brown. Imposible no moverse al oír este funk de ritmos certeros y arreglos notables, que dan espacio para la improvisación jazzística de los bronces de Maceo Parker y Fred Wesley en sus mejores momentos. Simplemente, el último disco indispensable en la carrera de James Brown. Precio de referencia $10.900. |
Henríquez, el invitado
"Me gusta esa canción hawaiana". Así definió James Brown el tema de Los Tres, "Olor a gas", cuando en 1997 visitó por primera vez Chile. Esa frase fue una de las pocas que le dedicó a la banda penquista que abrió su show, recuerda Álvaro Henríquez. "De ahí en adelante, para el grupo quedó con ese nombre", dice. Henríquez será el encargado de abrir el show de Brown mañana en Viña, con una selección de su canciones que abarcará la época de Los Tres, Pettinellis y su disco solista. "Tengo casi todos los discos de Brown. Su genialidad es impresionante, en vivo es una aplanadora", resume. Aunque dice no saber nada acerca de un supuesto dúo con Brown sobre el escenario de la Quinta Vergara, fuentes cercanas a la productora del concierto aseguran que "existe la petición. Sabemos que Brown ocasionalmente invita a tocar con él a los artistas importantes que abren su show. Estamos esperando su respuesta". Hasta el cierre de esta edición, el tema aún era incierto. |