Marcelo Contreras
Habló de que el disco nuevo es un parto. Si esa fue la analogía que Luis Jara escogió anoche para el estreno de Tanto amor, su alumbramiento en vivo sufrió dificultades. O quizás más simple: Jara sintió la presión, el peso del plan que propone su reciente álbum. Porque la meta es Argentina y los trasandinos, pese al éxito de La Ley y Alberto Plaza, son público complejo para un chileno. Y había prensa argentina, toda la prensa local, y muchas cámaras. Todas las luces sobre sí. Cada vez más, por su doble militancia entre la animación y el canto.
Entonces, los nervios dominaron. No fue hasta el quinto tema, un medley de clásicos de frecuencia AM ("Quiera Dios", "Amor por ti, entre otros), que Luis Jara logró soltar algo su garganta apretada. La platea tampoco hacía mucho por su relajo. Fría como la noche de ayer, no se esforzó más allá del aplauso educado. Sólo en los asientos más baratos Jara encontró ánimo. Fueron aquellos espectadores y no otros quienes gritaron destempladamente por su figura, y quienes corearon entusiastas sus éxitos.
Aunque el show de Luis Jara goza de la saludable ambición de abarcar distintos géneros y homenajes, el pulso del concierto no dio con el ritmo necesario para sobrellevar además con éxito su propio estilo, que apela a melodías y temáticas flagelantes para cantarle al amor. Para un artista que es capaz de encender el escenario como Luis Jara ha demostrado muchas veces, la jornada de anoche pareció una escena trabada de su historia.