Marcelo Contreras
Según el mapa pop punk trazado por MTV, Good Charlotte lidera el movimiento que promete a los preadolescentes himnos para tararear rebeldía e incomprensión. Si hace un par de meses Simple Plan, otro ejemplar de esta camada, demostró en el Teatro Caupolicán que saben cómo mantener saltando a 3 mil fanáticos, anoche el quinteto liderado por los hermanos Joel y Benji Madden dejó en evidencia que a los 20 años también es posible dormirse en los laureles.
No sólo se trató de trucos como declararle amor eterno a una ciudad que apenas pisaban, ni tampoco echar mano del guión que proclama cuál ansiosos estaban de tocar en la estación más austral que considera el planeta rock. Eso lo dicen todos. Se trató de desidia, pocas ganas y, sobre todo, escasa chispa musical. Verlos en vivo tuvo tanta gracia como bailar con la hermana.