MADRID.- Tres años después de asaltar las taquillas de toda España y renovar el género musical, los creadores de
"El otro lado de la cama" vuelven a la carga con una secuela que intentará combatir, a partir del 21 de diciembre y contra la dura competencia norteamericana, por un hueco en la cartelera navideña española.
De aquel lado de la cama, ya sólo queda el masculino: Ernesto Alterio, Guillermo Toledo y Alberto San Juan fueron los encargados de presentar hoy en Madrid junto a las nuevas adquisiciones femeninas del reparto y al director, Emilio Martínez Lázaro, "Los dos lados de la cama".
Paz Vega y Natalia Verbeke, protagonistas femeninas de la primera entrega, dejaron, por problemas de calendario, sus puestos vacantes para que Verónica Sánchez y Lucía Jiménez, forjadas en la televisión con las series "Los Serrano" y "Al salir de clase", respectivamente, demuestren cómo se defienden actuando, cantando y bailando.
Tras la inteligente combinatoria de la primera película, los roles sexuales son dinamitados en este nuevo film en el que todos y todas serán vulnerables a cualquier tipo de seducción, un fiel reflejo de los cambios en la mentalidad de la España de nuestros días.
"La anterior película llamaba al amor libre y eso hacía que la gente saliera del cine llena de euforia. Es algo muy sencillo a lo que no habría que darle más vueltas y estoy muy contento de que nos podamos reír en la película de estas cosas", comentaba el director.
"Estas cosas" son las relaciones personales y amorosas, y son muchas las vueltas y las piruetas que dan en "Los dos lados de la cama".
Porque si bien Martínez Lázaro afirma que no conoce la fórmula del éxito, sí ha querido mantener las consignas que tan bien funcionaron en su anterior película y que llenaron su correo de súplicas para que realizara una continuación. Entre ellas, nadie dudaba de que el canto y el baile iban a tener un papel protagonista.
Respecto a sus aptitudes musicales, Ernesto Alterio reconoció: "Está bien la posibilidad de cantar y bailar en una película. No es común y me lo viví de la mejor manera que pude. Me lo pasé muy bien. No soy bailarín ni cantante, y así bailé y canté".
Efectivamente, la faceta musical de "Los dos lados de la cama" insiste en el perfeccionamiento pero no en la profesionalidad ni de las coreografías ni de las voces.
"Eso le da encanto, que lo hagamos con sencillez. Si no, no sería tan gracioso", comentó el coprotagonista, Guillermo Toledo.
Sin embargo, el éxito de su precedente contribuyó a que, con más medios, la segunda película haya sido mucho más cuidada en muchos aspectos. Los arreglos, los números musicales, la puesta en escena, el montaje y la iluminación dejan entrever mayor despliegue técnico.
Incluso el guión sofistica mucho más la mezcla de géneros y explota con más acierto la comedia de situación.
"Las canciones están más integradas en el guión. Además, cada personaje tiene una evolución, y son ocho. A todos se les atiende, mientras que en la otra, nos centrábamos en los dos protagonistas y lo demás no dejaba de ser mera comparsa", reconoció Martínez Lázaro.
Pero aquella "comparsa" fue, en el caso de los personajes de Alberto San Juan y María Esteve, lo más citado por el público a la salida de los cines.
Por ese motivo, ambos ven extendidos sus caricaturescos papeles, que vuelven a acaparar los mejores diálogos de la película en esta segunda parte. Un taxista retrógrado y una maniática mujer que plagan su discurso vacío de frases hechas y que hablan de la crisis de los valores tradicionales.
La imagen distendida de todo el equipo, que recalcaba continuamente lo lúdico de la filmación, no impidió que se reconociera todo el trabajo que ha llevado "Los dos lados de la cama", desde su concepción hasta su promoción, pasando por nueve semanas de rodaje en Madrid.
Una vez en los cines, los espectadores darán su veredicto. Si el éxito es el esperado, ¿se podría hablar de un tercer lado de la cama? Martínez Lázaro, prudente, contesta: "De momento, todavía no existe, no lo hemos hablado".