Fiebre: Delirante realidad sin pausa

Una sucesión de escenas delirantes, una sobre otra, otras tras de unas, y así, sin parar. Los personajes mutan para ir mostrándonos diferentes territorios, diálogos paralelos, instancias atemporales,  instantes dinámicos y por sobre todo febriles y delirantes.
¿De dónde salio todo esto?, ¿Cómo se llega a “Fiebre”?

El director de la obra, Rodrigo Cabello Zárate, comienza contando una historia, que en realidad imaginaba, ya que los seis integrantes de “La Furia”, se ven bastante jóvenes.

“La compañía se empezó a fundar cuando estábamos terminando de estudiar en la escuela de teatro de Fernando Gonzáles Mardones (Rodrigo hace hincapié en el tercer apellido para que “algunos” no vallan a pensar que es el tenista) Allí se empezó a formar todo, con uno de los primeros montajes que se llamó “La furia de las cosas”.

Después hicimos “Malditas Contradicciones” y la gente empezó a preguntar quiénes estaban dando esa obra, y como no habíamos pensado un nombre la gente respondía: “los de La furia…”

De todas formas mucha gente hizo el típico análisis  etimológico de “furia” y cree que la compañía es furiosa y tiene rabia con la “existencia”, pero Rodrigo nos aclara que no es así, aunque las interpretaciones que le den al nombre lo tienen sin cuidado y que incluso son bienvenidas.

Entre “Malditas contradicciones” y “Fiebre” muchas obras han pasado por los ojos y los cuerpos de éstos actores. Incluso hay un desafío que pretenden terminar este año. Se trata de la segunda parte de la trilogía dedicada a escritores suicidas. En esta ocasión: una adaptación para el libro “Putas Asesinas” de  Roberto Bolaño.

Está claro que la creatividad en esta compañía sobra, Cabello cuenta que nunca se han visto en el vacío o en la necesidad de crear algo, o de decir ‘chuta y ¿ahora qué hacemos?, en realidad siempre están surgiendo nuevos temas, porque a algunas compañías les pasa que tienen que pasar meses pensando y conceptualizando una idea, en cambio nosotros no, en ese caso, somos un poco frenéticos”

¿Frenéticos? Absolutamente, al menos lo son los personajes que interpretan cada uno de los integrantes de la compañía.

“Fiebre” es una especie de lugar no tangente, pero dónde uno es capaz de observar tantas situaciones y maneras de comportarse. Y escuchar tantas palabras y posturas diferentes, que parece que hubiésemos estado ahí miles de veces.

Valentina Vallejos aclara que “ ‘Fiebre’ es un proyecto de investigación teatral donde hacemos teatro dentro del teatro, una meta representación donde el concepto central es poner una realidad dentro de otra. Primero somos una cosa, después somos otra y luego otra”

Está la religión, los escolares, los “adultos jóvenes” los viejos, los ricos, los pobres, los cuerdos, los locos, los sanos y los que tienen fiebre, que tal como dice la obra: “…no es una enfermedad, es una alarma…”, Y “Fiebre o el problema de la espera"; es también una alarma, un forma de decir ¡alto! déjenme ser, déjenme estar, déjenme vivir tal y como quiero.

Es una mirada al mundo que nos evidencia que en cualquier momento, en cualquier lugar y a cada minuto, pueden estar repitiéndose miles de escenas iguales, con el mismo contenido, con los mismos prejuicios, con el mismo final, y así como aparecen, desaparecen, como si nada, como si diera lo mismo.

Con unas actuaciones realmente impresionantes, Italo León, Valentina Vallejos, Barbara Járpa, Ignacio Peláez y Javier Mora Gil, bajo la dirección de Rodrigo Cabello Zárate, desbordan energía apasionante, de esas que te hacen reír y al instante llorar.

Teatral en sus expresiones, en sus diálogos, en sus movimientos. Pero total y absolutamente terrenal en su concepto final.