SANTIAGO.- Del mayor interés resultó la programación de "La consagración de la primavera", una de las obras más emblemáticas del siglo XX, como parte de la Gala de Ballet que ofreció el Ballet de Santiago, que dirige Marcia Haydée.
En ella se congregó a cinco primeros bailarines internacionales, Bridget Breiner y Friedemann Vögel del Ballet de Stuttgart, Jin Yao y Zhang Yao del Ballet de Hong Kong y al ruso Alexander Zaitsev, quienes compartieron con Marcela Goicoechea y Luis Ortigoza, primeros bailarines estrella del Ballet de Santiago, junto a otras primeras figuras del ballet capitalino.
Ante un teatro casi colmado de un entusiasta público, la función contó con música en vivo en las obras de inicio y final del programa, y estuvo a cargo de la Orquesta Filarmónica de Santiago, dirigida por José Luis Domínguez.
El "Concierto en Re menor para dos violines y orquesta de cuerdas" de Johann Sebastian Bach sirve de base para la coreografía George Balanchine "Concierto Barroco", obra de danza pura que recoge los elementos neoclásicos y modernos de su autor, inspirados en la música de Bach.
Bastante afiatado se vio al conjunto femenino que enmarca las figuras de los tres solistas, en esta "visualización" de la música, donde las frases de los violines solistas se reflejan en los pasos de Maite Ramírez y Dolores Salazar, de notable desempeño.
No obstante es el "largo", la parte central de la coreografía, donde se concentra la mayor expresividad, siendo la única parte donde interviene muy correctamente Patricio Melo como eje articulador de los movimientos de las dos solistas y el conjunto. Los cálidos aplausos premiaron el profesional desempeño de los intérpretes.
Los solistas
De gran expresividad encontramos a Andreza Randisek y Gabriel Bucher, en "Elegie" una de las cuatro coreografías creadas por Eduardo Yedro. Plasmando una historia de deseo y desencuentro, en otra de ellas, Rodrigo Guzmán repone con talento histriónico "Viaje corto" con música de Los Tres, ya visto en "30 & tres horas bar".
De gran simpatía es "La Bohéme", creada para la genial Marcela Goicoechea, en un papel que la saca de las tradicionales heroínas clásicas. La última creación de Yedro fue "Trío", en una escenografía que alude al Ballet "30 & tres horas bar", incluido el pianista Patricio Meneses, quien creó la música. En él, Lidia Olmos, José Manuel Ghiso y Nicolás Caudullo mostraron todo su caudal de intérpretes, donde le humor no está ausente.
Las dos coreografías presentadas por Jin Yao y Zhang Yao nos plantean una fusión de lo occidental con lo oriental, pudiendo a veces resultar algo obvias, pero eso no es obstáculo para derrochar en ellas su enorme técnica y gracia. En su programa nos pareció de mayor peso "Butterfly lovers" que "Turandot", aunque pareciera que la música de Puccini es de tal fuerza que el público estalló en ovaciones al final de su presentación.
Bridget Breiner y Friedemann Vögel saltaron de la emoción casi dramática, al más puro humor, en una demostración de exquisita técnica, en sus coreografías "Adagio Assai" con música de Ravel y en "Ring them bells", creación musical de Liza Minelli.
Luis Ortigoza sigue incursionando en la coreografía. Ahora nos entrega "Sylvia", una serie de "pas de deux" alternados con solos basados en la música de Delibes. Maite Ramírez y el mismo Ortigoza maravillaron por su perfección, destreza y elegancia. El "bailarín estrella" posee un dominio corporal del mejor nivel, en cada uno de sus saltos y figuras.
Fuerza y sensualidad
"La consagración de la primavera" pasó a los anales de la historia con el escándalo producido en el estreno de la obra en 1913, por los "Ballet Rusos de París", con ocasión del encargo de Diaghilev a Igor Stravinsky para crear la música del ballet. Con ésta obra su autor abrió nuevos caminos y marcó una pauta para muchos compositores posteriores.
Ahora el Ballet de Santiago, que dirige Marcia Haydée, nos muestra la potente coreografía de Glenn Tetley, con el bailarín ruso Alexander Zaitsev como protagonista. El sugerente trabajo de Tetley obliga a la compañía a indagar en el lenguaje de la danza moderna, donde los varones son sometidos a una constante tensión física y expresiva, resultando exitosos en la empresa. El cuerpo femenino aporta el elemento sensual en este rito de la fertilidad en primavera.
La figura imponente de Zaitsev aglutina a todos los oficiantes, mientras se desarrolla el rito. Una mención especial merecen Natalia Berríos y Patricio Melo, creando un foco de atención por la perfección de su desempeño. La compleja coreografía fue resuelta en términos extraordinarios por cada uno de los integrantes de la compañía, provocando al final ovaciones y gritos de admiración en el público.
Correcta estuvo La Orquesta Filarmónica, dirigida por José Luis Domínguez, en la formal versión del concierto de Bach, en el que actuaron como solistas Sergio Prieto y Francisco Rojas, siendo muy musicales en el "Adagio". En la partitura de Stravinsky, con un número inferior al requerido, lograron imprimir bastante fuerza y sólo observamos pequeños desajustes: el mayor estuvo en la percusión en la sección final, que hizo que perdiera tensión al obligar al director a encuadrar el problema. Una oportunidad para constatar el gran estado de esta compañía de danza, en una de las grandes creaciones del siglo XX.