''Reírse fácil de un siútico, hacer un anecdotario, no tenía sentido'', dice Contardo, quien igualmente despliega cuotas de sarcasmo y humor negro en su ensayo.
VergaraSANTIAGO.- "Hay palabras que son como balas. O como cuchillos", dice la primera línea del libro "Siútico". Un término que da título a la edición, y que también actúa de ese modo: como bala o cuchillo, "de distinto tipo, para distintas ocasiones, de calibre variado y fabricación nacional".
Metáforas elocuentes para ahondar en una expresión de uso común, que revela conductas-tipo y que se relacionan con todo un paisaje, que incluye a arribistas, abajistas, cuicos, rotos y otras especies.
Suena casi humorístico, y probablemente muchos autores habrían optado por esa fórmula para abordar el tema, pero no fue la opción del periodista Óscar Contardo, autor del libro recién lanzado por el sello Vergara ($13.000), quien se decidió por un ensayo de ribetes históricos para ahondar en un orden social del que los términos mencionados son expresión y síntoma.
"Lo que me parecía interesante era hacer una investigación histórica, mezclarla con un enfoque y darle un sentido de actualidad. Que cualquiera pudiera reconocerse en el libro, que quedaran claras las nociones de jerarquía y obediencia que supone (el término). Me interesaba hacer una reflexión que implicara la vida cotidiana de la gente", cuenta quien también es coautor de "La era ochentera".
-¿Quisiste evitar el reduccionismo en que pueden caer enfoques más livianos?
-Quise evitar el reírse fácil del otro. No era lo que me hubiera gustado hacer. Reírse fácil de un siútico, hacer un anecdotario, no tenía sentido. Hay sarcasmo, hay ironía, pero es un sentido del humor que tiene que ver con verse a uno mismo. No me interesaba decir "esto es y esto no es", me interesaba mostrar desde mi punto de vista cómo funciona todo. Y en eso todos tenemos un lugar, como víctima o victimario. Por eso en el inicio está el acento en las palabras de clasificación social.
-Los primeros acercamientos que haces a la noción de "siútico" tienen que ver con la idea del nuevo rico, alguien de dinero y poco linaje que busca la aceptación social.
-Eso pasa en todas partes, el tema de la promoción, del nuevo rico, del recién llegado. El punto es la intolerancia, la novedad que existe con los nuevos ricos, con que haya más nuevos ricos. Por eso era importante ponerlo en contexto histórico, porque cuando surge la palabra "siútico" es cuando surgen las riquezas mineras del norte, que trae a cierta clase media bien resistida por la elite.
-El libro está circunscrito a Chile como comunidad, así como en otros tiempos fueron recurrentes los reportajes acerca de conductas arribistas. ¿Te parece que se pueda hablar de conceptos como ésos vistos como rasgos de nuestro país?
-No. Y creo que el punto es, ¿qué hace que sea tan incómodo esto del ascenso, la necesidad de ser respetado? Esas historias de gente que usaba celular de palo, o que iban a un supermercado del barrio alto y llenaban un carro de compras sólo para que los vieran, habla de una lucha por obtener respeto. Y si para llegar a ser respetados tienen que caer en conductas patéticas, es algo que no habla tan mal de ellos como de una sociedad en la que los respetos son tan esquivos.
-En el libro se alternan pasajes más ensayísticos con el relato de historias protagonizadas por personajes con nombre y apellido. ¿Esos personajes los sacaste de tu biografía, existen?
-Los capítulos tienen una introducción que funciona como ilustración, como una lámina en una enciclopedia. Son historias de un personaje real, conocido, que yo conozco o historias que me contaron los entrevistados. Son relatos inspirados en la realidad.