Rooney Mara debutó a los 20 años en la cinta de terror ''Urban Legends: Bloody Mary'', lanzada directamente al video.
APLOS ANGELES.- Cuando su nombre apareció publicado en los medios, muchos fanáticos de la saga literaria "Millennium" de Stieg Larsson se miraron entre ellos. Rooney Mara no era precisamente una de las grandes candidatas para obtener el papel de Lisbeth Salander, una de las protagonistas de la exitosa saga literaria que ahora Hollywood se encarga de llevar a la pantalla grande.
Scarlett Johansson, Ellen Page, Emma Watson y Natalie Portman eran cuatro de los nombres que se barajaban para acompañar a Daniel Craig en la primera película de la saga, "The Girl with the Dragon Tattoo", pero el misterio circuló por largo tiempo, incluso tras conocerse que David Fincher ("Los siete pecados capitales") se haría cargo de la dirección de la película.
Recién ayer, luego de largas especulaciones, se supo de la elección de Mara para el rol de la joven antisocial supuestamente con problemas mentales, pero que en realidad posee cualidades extraordinarias con las computadoras que le permiten trabajar como hacker de seguridad, luego de pasar un tiempo en un hospital psiquíatrico.
Mara se ganó el papel convenciendo a Fincher en la película en la que ambos colaboran que se estrenará próximamente, "The Social Network", donde la actriz tiene un rol importante junto en un elenco liderado por Jesse Eisenberg, Andrew Garfield (el próximo Spider-Man) y Justin Timberlake.
Probablemente el único otro rol por el cual se conoce a la joven neoyorquina de 25 años, es por el remake de "Pesadilla en la calle Elm", donde fue una de las víctimas que debía escapar de Freddy Krueger.
Previamente había tenido un rol menor en "Youth in Revolt", de Miguel Arteta, y múltiples apariciones de uno o dos capítulos en series de televisión como "E.R.", "The Cleaner" y "Law & Order: Special Victims Unit".
Mara, hermana menor de la también actriz Kate Mara y sobrina del co-dueño de los New York Yankees, además tiene una fundación de caridad llamada "Rostros de Kibera", que beneficia a huérfanos de un pobre barrio en la capital de Kenya.