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Hipertensión Pulmonar: La extraña y mortal enfermedad que ataca a las mujeres jóvenes

Quienes la padecen les cuesta respirar al hacer ejercicio y, si no se tratan, pueden fallecer en menos de 3 años. Pese a su gravedad, muchos pacientes no son diagnosticados, ya que, por sus síntomas, se confunde con asma, crisis de pánico o hasta mal estado físico.

06 de Mayo de 2014 | 09:37 | Por Natacha Ramírez, enviada especial a Medellín
Foto: 2/3 | Crédito: Emol
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En su estado más crítico, los pacientes con esta enfermedad no son capaces de realizar un mínimo esfuerzo físico y deben estar conectados a un tanque de oxígeno.
Foto: 3/3 | Crédito: El Mercurio
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El diagnóstico suele tardar mucho tiempo debido a la falta de especialización de los médicos y la complejidad de los exámenes.

MEDELLÍN.- "Yo era contadora pública y mi objetivo era llegar a tener una posición alta en una compañía, y de repente un día me encontré con que me comencé a sentir cansada y pensé que era por el estrés, porque vivía estresada, pero llegó un día en que ese cansancio no me permitió dar un paso y caí en una clínica con todos mis órganos colapsados", cuenta Migdalia Denis, a quien cerca de los 30 años, a pesar de ser una mujer activa y saludable, le diagnosticaron una extraña y devastadora enfermedad: hipertensión pulmonar (HP).


Quienes padecen esta afección, por alguna razón que aún se desconoce, comienzan a sufrir la repentina obstrucción de las arterias de los pulmones debido a que empiezan a proliferar células de forma descontrolada –en un mecanismo similar al cáncer–, que van "taponeando" los ductos e impidiendo el paso de la sangre. Esto provoca que se eleve la presión arterial de los pulmones y los pacientes tengan enormes dificultades para respirar o realizar hasta el más mínimo esfuerzo físico. En su estado más crítico, quedan prácticamente postrados y conectados a un tubo de oxígeno.


Si bien es una enfermedad poco usual y de baja prevalencia (se estiman 25 casos por cada millón de personas), una vez que se presenta su impacto es enorme ya que progresa rápidamente, no tiene cura y la tasa de supervivencia es muy baja: Si los pacientes no se tratan, fallecen al cabo de 2,8 años, en promedio, desde que aparecen los síntomas.


La hipertensión pulmonar puede afectar a personas de todas las edades, pero uno de sus principales blancos, tal como el caso de Migdalia, son las mujeres jóvenes y en edad reproductiva –entre 20 y 40 años–, que no tienen ninguna enfermedad de base. De los pacientes con HP idiopática (sin causa conocida), las mujeres triplican a los hombres.


Aunque no está claro por qué afecta más a este grupo, una de las principales hipótesis de los investigadores es que podría estar asociada a causas hormonales, pero no está probado. "Como son mujeres en edad reproductiva, se ha pensado que pudiera haber alguna razón hormonal, sin embargo, no conocemos a ciencia cierta qué pueda estar pasando", explica el Dr. Alejandro Londoño, del programa de hipertensión pulmonar de la Clínica Cardiovid de Medellín, Colombia, quien aclara que esto no se relaciona con el uso de anticonceptivos.


El médico explica que en el caso de las mujeres con hipertensión pulmonar, además está totalmente contraindicado el embarazo, ya que, salvo raras excepciones, la enfermedad suele provocar la muerte tanto de ella como del bebé.


Pese a la similitud de nombres, la hipertensión pulmonar no tiene ninguna relación con la clásica hipertensión arterial sistémica, por lo que alguien con esta última puede nunca desarrollar hipertensión pulmonar. Tampoco se asocia al consumo de tabaco, como en otras afecciones pulmonares.


El consumo de adelgazantes es otro factor de riesgo


También existen otros factores de riesgo que predisponen a las personas a la hipertensión pulmonar. Uno es hereditario, pues se asocia a ciertos genes, como el BMPR2 y el ALK-1; y también se relaciona con enfermedades al tejido conectivo, cardiopatías congénitas, VIH y embolia pulmonar, entre otros.


El Dr. Julio Sandoval, especialista en hipertensión pulmonar e investigador del Instituto Nacional de Cardiología de México, explica que en estos casos, al haber un seguimiento de los pacientes por sus otras patologías, es más probable detectar a tiempo la hipertensión pulmonar. Mientras que en las mujeres idiopáticas, como son saludables y no tienen antecedentes, es más difícil realizar el diagnóstico e iniciar el tratamiento.


Otro factor de riesgo que llama la atención de los investigadores es el consumo de adelgazantes. De hecho, en repetidas ocasiones se han producido epidemias de hipertensión pulmonar asociadas a la introducción de nuevos adelgazantes al mercado, como el Aminorex, en 1965.


El Dr. Sandoval explica que este efecto se produce con algunos adelgazantes que modifican los canales de potasio y que, una vez que se comprueba su asociación con la hipertensión pulmonar, éstos se retiran del mercado. Sin embargo, advierte que esto no quita que puedan estar surgiendo nuevos adelgazantes que provoquen el mismo efecto. Aquí nuevamente las más expuestas son las mujeres, ya que son las que más consumen ese tipo de productos.


Se suele confundir con asma y crisis de pánico


Pese a que la detección temprana de esta enfermedad es clave para aumentar las posibilidades de sobrevida del paciente, uno de los principales problemas que se presenta es que los médicos tardan demasiado tiempo en diagnosticarla –más de dos o tres años–; e incluso muchos de los casos nunca son detectados.


La tardanza en el diagnóstico se debe al desconocimiento de la enfermedad por parte de los médicos, ya que es relativamente nueva –recién fue definida por la OMS en 1973– y a que el diagnóstico es complicado, pues el único examen que la confirma es un cateterismo derecho, en que se introduce un catéter a través de la vena para medir la presión de la arteria pulmonar. Es un procedimiento difícil e invasivo, que se realiza sólo si hay sospechas fundadas, por lo que previamente se requieren una serie de exámenes de imagen y de laboratorio, incluyendo una ecocardiografía.


Pero uno de los principales problemas a la hora de hacer el diagnóstico es que, debido a la similitud de sus síntomas –como dificultad para respirar al hacer ejercicio, fatiga, mareo, desmayo y labios azules–, los profesionales la suelen confundir con otras enfermedades, como asma, crisis de pánico, ansiedad y hasta con falta de acondicionamiento físico.


Por esa razón, el Dr. Sandoval afirma que la regla debiera ser que, ante la aprición de esos síntomas, el primer diagnóstico fuera siempre hipertensión pulmonar "hasta que se demuestre lo contrario". "Hay que metérselo en la cabeza al médico; por eso le recomendaría a la gente que cuando tenga sensación de falta de aire o fatiga durante el esfuerzo sin que exista una razón aparente, busque atención médica y le pregunte a su médico '¿Doctor, no tendré hipertensión pulmonar?... No me diga que tengo asma, que me falta acondicionamiento físico o que estoy ansiosa'", remarca.


Tratamiento no cura, pero aumenta los años de vida


Una vez que se detecta la hipertensión pulmonar, actualmente hay disponibles una serie de tratamientos médicos, que han sido desarrollado fundamentalmente en las últimas dos décadas. Sólo hay un caso de hipertensión pulmonar –la tromboembólica crónica– que tiene la posibilidad de ser completamente curada. Esto se realiza a través de una compleja cirugía (endarterectomía pulmonar), en que se somete al paciente a hipotermia y se induce un paro cardiaco para poder operarlo, por lo que tiene alto riesgo y una elevada tasa de mortalidad.


Sin embargo, para la mayoría de los pacientes –que no son operables– la única posibilidad es acceder a medicamentos (prostaciclinas) que, si bien no curan la enfermedad, prolongan su sobrevida y mejoran notoriamente la calidad de vida, permitiéndoles volver a realizar sus actividades sin sentir cansancio. Recientemente, se sumó un nuevo compuesto, el Riociguat, que acaba de ser aprobado en varios países del mundo –incluyendo Chile– para tratar a los pacientes con hipertensión tromboembólica crónica, que hasta ahora no contaban con tratamiento cuando la operación no era viable.


Según las estimaciones del Dr. Sandoval, si los pacientes logran acceder a este tipo de medicamentos –que son muy costosos y tienen poca cobertura pública–, su promedio de vida se duplica, pasando de 2,8 a 5 años, aunque hay personas que pueden vivir hasta 15 años ó más.


Migdalia ya lleva 12 años viviendo gracias a este tratamiento. Cuando recién le detectaron la hipertensión pulmonar, el médico le dijo que le quedaban 3 años de vida. En ese tiempo sólo existía un tratamiento, por vía intravenosa, que no estaba disponible en su país. Afortunadamente, gracias al apoyo de su familia, pudo viajar y acceder a éste. Dice que el efecto fue inmediato. "Yo no tenía fuerzas ni para lavarme el pelo y tenía que dormir con cuatro almohadas, porque si estaba acostada me faltaba el aire. Pero a las tres semanas (de iniciado el tratamiento) ya podía caminar. Eso se lo atribuyo al medicamento y a la actitud que hay que tener cuando te enfrentas a este tipo de problemas", afirma.  

Situación en Chile: Hay tratamiento, pero falta política pública

En el caso de Chile, no se sabe exactamente la prevalencia de la hipertensión pulmonar, pero la Dra. Mónica Zagolin, especialista del Instituto Nacional del Tórax, indica que en base a extrapolaciones de algunos estudios realizados en Europa, se estima que debiera haber entre 600 y mil pacientes con esa enfermedad en el país.


 


No obstante, indica que tal como ocurre en el resto del mundo, en Chile hay un "subdiagnóstico enorme" de esta enfermedad, debido a que hay pocos médicos especializados y a lo complejo que es diagnosticarla. En el sistema público, sólo hay unos pocos centros de referencia donde se realiza el examen y los estudios para confirmarla.


 


Uno de éstos es el Instituto Nacional del Tórax, donde se han realizado 11 operaciones (endarterectomía pulmonar) y también se otorga uno de los medicamentos de primera línea (Sildenafil), pero según la doctora "no alcanza a cubrir toda la demanda".


 


En Chile no hay una política pública clara para abordar esta enfermedad y debido al alto costo de los medicamentos, se está pidiendo que sean subvencionados tanto en el ámbito público como privado.

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