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La libertad de palabra en Internet se torna cada vez más controversial

A pesar de que la libertad de expresión está garantizada en muchas constituciones, no sucede lo mismo cuando las compañías de la Red deciden lo que es o no adecuado.

10 de Julio de 2008 | 16:39 | AP

NUEVA YORK.- Uno puede despotricar todo lo que quiera en un parque público. Por lo general la policía no te echará sólo por lo que dices, no importa lo impopulares o provocativas que puedan ser tus palabras.

Pero si lo dices por Internet, hallarás que la libertad de palabra y otros derechos constitucionales no están precisamente garantizados.

Las compañías a cargo de espacios aparentemente públicos en línea borran contenido controversial aunque sea legal. Los proveedores de servicios fijan sus propias reglas para los usuarios y establecen una política exterior cuando cooperan con regímenes como China. Sirven como fiscal, juez y jurado en el manejo de disputas a puertas cerradas.

El papel gubernamental que las compañías desempeñan en línea está asumiendo mayor importancia a medida que sus servicios se tornan más relevantes para el discurso público en el mundo. Es consecuencia del crecimiento comercial de la Internet, pero los remedios posibles —incluyendo la regulación del gobierno— podrían ser peores que la enfermedad.

La fotógrafa holandesa Maarten Dors tanteó los límites de la libertad de palabra en el servicio de fotos de Yahoo Inc., Flickr, cuando colocó la fotografía de un muchachito adolescente con un cigarrillo encendido en la boca.

Sin previo aviso, Yahoo borró la foto aduciendo que violaba una prohibición no expresa de mostrar a niños fumando. Dors logró convencer a un gerente de Yahoo que —lejos de promover el tabaquismo— la foto tenía valor como una muestra de la pobreza y la vida callejera en Rumania. Pero otro empleado volvió a borrar la foto pocos meses después.

“Nunca pensé en ella como una foto de un chico fumando”, dijo Dors. “Era sencillamente un chico en Rumania y cómo es su vida. No se puede hacer un documental serio si hay que estar pensando continuamente en lo que Flickr te borrará”.

Puede haber motivos legítimos para tomar medidas, como detener el “spam” o los correos indeseados, las amenazas, las violaciones al derecho de propiedad intelectual y la pornografía infantil, pero muchos casos no son tan claros, y equilibrar las necesidades de una y otra parte puede resultar complicado.

“A menudo quedamos entre la espada y la pared”, dijo Christine Jones, asesora legal del proveedor de servicios GoDaddy.com Inc. “Evidentemente somos sensibles a las libertad que tenemos, particularmente en este país, de manifestarnos, pero también queremos ser buenas corporaciones y hacer de la Internet un lugar mejor y más seguro”.

En el caso de Dors, la ley está totalmente de acuerdo con Yahoo. Sus términos de servicio, similares a las de otros proveedores de servicios, otorga a Yahoo “la facultad exclusiva de revisar por anticipado, rehusar o remover cualquier contenido”.

Aun conscientes de la libertad de palabra y otros derechos, Yahoo y otras compañías dijeron que deben establecer y hacer cumplir pautas que van más allá de los requisitos legales a fin de proteger sus marcas y fomentar comunidades agradables y seguras en las que pudieran internarse los menores.

Las reglas ayudan a “engendrar una experiencia comunitaria positiva” a la que los usuarios deseen regresar, observó Anne Toth, vicepresidenta de Yahoo para políticas.
Dors finalmente logró que repusieran su fotografía por segunda vez y Yahoo se disculpó.

Heather Champ, directora comunitaria de Flickr, dijo que la compañía traza políticas en base a los comentarios de los usuarios y que entrena a sus empleados para zanjar las disputas de manera justa y consistente, aunque pueden producirse errores.


Reglamentos ambiguos

La situación es típica de la existencia de espacios públicos en línea controlados por corporaciones privadas. Las reglas no siempre son claras, la aplicación de las reglas es inconsistente y los usuarios pueden ver que les retiran contenido o les cierran sus cuentas sin una audiencia. Las apelaciones quedan a criterio único del proveedor.

Verizon Wireless prohibió que un grupo defensor del aborto obtuviera un código para conducir campañas con mensajes de texto. LiveJournal suspendió blogs legítimos sobre ficción y sobre víctimas de delitos en una campaña contra la pedofilia. Dos líneas que criticaban al presidente George W. Bush desaparecieron de una webcast de AT&T Inc. sobre un concierto de Pearl Jam. Las tres decisiones fueron revocadas sólo después que altos ejecutivos de las firmas intervinieron en reacción a las protestas.

Las protecciones a la Primera Enmienda de la constitución estadounidense por lo general no se extienden a la propiedad privada en el mundo físico, lo que permite por ejemplo que un centro de compras no admita la entrada de un cliente que use una camiseta con una fotografía estampada de un niño fumando.

Pero a medida que los servicios en línea se ensanchan como conductos para las comunicaciones públicas, algunos grupos creen que el gobierno federal debe garantizar la libertad de palabra. Pero eso por supuesto invitaría a la intervención del gobierno.

Otros creen que las compañías no deben censurar el contenido en línea y que, de hacerlo, al menos deben aclarar las reglas y los mecanismos de apelación.

En respuesta a quejas que no especificó, Network Solutions LLC decidió suspender una cuenta que el cineasta holandés Geert Wilders usaba para promover una película que critica el Corán, sin que la compañía hallara ninguna trasgresión de sus reglas.

Los proveedores de servicio dicen que los clientes insatisfechos pueden ir a otro sitio, pero las opciones suelen ser limitadas.

Muchos servicios prominentes, particularmente salas de contacto social como Facebook y MySpace, o sitios para compartir imágenes y videos como Flickr y YouTube, han adquirido tal notoriedad que no puede ser replicada. Echar a un usuario de una comunidad en línea equivaldría a desplazar a una persona a los suburbios de su ciudad.

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