SANTIAGO.- La Iglesia Católica chilena pidió hoy perdón por las faltas, errores y silencios cometidos a lo largo de su presencia en el país, en una emotiva ceremonia a la que concurrieron las más altas autoridades de la Nación.
A los sones de trutrucas, quenas, cultrum y cornos, los obispos ingresaron a la Catedral Metropolitana para participar en la Liturgia del Perdón y la Purificación de la Memoria Histórica, convocada en el marco del Jubileo.
En las afueras de la Catedral se congregaron más de 3.000 personas, entre ellas unas 200 que protestaron violentamente contra el acto lanzando huevos y epítetos, y generando una fuerte tensión en el lugar.
Sin embargo, en el interior del templo, el presidente de la Conferencia Episcopal chilena y arzobispo de Santiago, monseñor Francisco Javier Errázuriz, pidió perdón por las incoherencias cometidas y aclaró que el perdón "no significa cubrir con olvido la culpas cometidas".
En ese sentido precisó que "es la hora de atravesar otro umbral en pos de una convivencia fraterna".
Nueve cirios representaron las faltas por las cuales se pidió perdón, siete de las cuales fueron consensuadas por destacados historiadores.
Ante la cruz que presidió la Primera Junta de Gobierno de 1810, los obispos pidieron perdón, primero, por las faltas cometidas por los pastores y las personas consagradas; segundo, por la falta de unidad en la Iglesia y el no respeto al resto de las confesiones, y tercero, por no respetar ni acoger a los que piensan distinto, por la intolerancia y las odiosas exclusiones.
En cuarto lugar, pidieron perdón a los pueblos originarios de Chile por el silencio de muchos bautizados cuando se colonizaron los territorios del pueblo mapuche.
Quinto, por las faltas a la justicia social, porque muchos católicos no estudiaron la Doctrina Social ni la practicaron, contribuyendo a aumentar la brecha entre los ricos y pobres, y también por los católicos que se enriquecieron ilícitamente.
Sexto, por las faltas cometidas por la violencia política y por quienes se dejaron arrastrar por la pasión y llegaron a justificar la violencia para imponer su proyecto social.
Séptimo, por las violaciones a los derechos humanos fundamentales; octavo, por no haber hecho atractiva la Verdad del Evangelio y caer en el relativismo moral, y finalmente, por las faltas que atentan contra la vida humana desde su concepción hasta la muerte, y quienes no han respetado la dignidad de la mujer y de los niños.
El momento más emocionante fue cuando monseñor Errázuriz llamó a darse el saludo de la paz y el perdón permitiendo que las diferentes autoridades cruzaron pasillos para estrecharse las manos.
La solemne ceremonia concluyó con la ejecución del Himno Nacional de Chile.
Lagos llamó a cruzar nuevos umbrales
El presidente chileno, Ricardo Lagos, exhortó hoy a acoger el llamado de los obispos para cruzar nuevos umbrales a fin de que la Patria "reencuentre a todos".
Tras concluir la Liturgia del Perdón y la Purificación de la Memoria Histórica, de la Iglesia Católica, Lagos dijo en un breve mensaje transmitido al país que "tanto el perdonar como pedir perdón son dolorosos".
"No podemos ahorrarnos ese dolor, pero tenemos que hacerlo. En los últimos días hemos visto el reconocimiento de hechos atroces y debemos ser capaces de que ellos nunca más vuelvan a ocurrir", señaló.
El mandatario exhortó a "ser capaces de dar un paso más".
"No hay razón alguna -sentenció- para que no podamos hacer un esfuerzo para reencontrarnos".
"No se trata de imponer actitudes, pero los invito a cruzar nuevos umbrales", amplió.
"Como Presidente de Chile, atrevámonos a dar los pasos necesarios para que sin olvidar lo que ocurrió, y sin renunciar a buscar la verdad y la justicia, avancemos por caminos donde la Patria nos reencuentre a todos", convocó finalmente.
Monseñor Errázuriz agradeció palabras del Presidente de la República
El presidente de la Coferencia episcopal y arzobispo de Santiago, monseñor Francisco Javier Errázuriz, agradeció la presencia y las palabras emitidas por el Presidente Lagos al concluir la eucaristía de la Celebración de la Purificación de la Memoria que se desarrolló esta tarde en la Catedral Metropolitana, a la vez que advirtió que esta ceremonia no es una forma de presión para que se pida perdón.
"No quisieramos presionar a ningún chileno para que también pida perdón, pero sí invitarlos como lo ha hecho el señor Presidente de corazón. Se trata de un proceso tan personal y tan libre, que quien presione sólo lograría lo contrario", dijo.
Añadió que "si no hubiera voluntad de arrepentirse y pedir perdón, así como pedir perdonar, la convivencia nunca llegaría a tener esa transparencia, espíritu de fraternidad y reconocimiento de los Derechos Humanos que todos anhelamos".
En su mensaje, el pastor agradeció al primer mandatario "por el aprecio que ha manifestado a la fe de nuestro pueblo y por sus reflexiones al término de este acto solemne".
"Muchos comentaristas suelen buscar una intencionalidad política en todo lo que ocurre en nuestra patria, pero el acto en que hemos pedido perdón al Señor a nombre de todos los hijos de la iglesia que se alejaron de los mandamientos de Dios y los caminos del evangelio hiriendo a los hermanos y dañando nuestra convivencia, habría tenido lugar en este año santo cualesquiera que hubieran sido las circunstancias de nuestra vida nacional, porque su origen es muy profundo", dijo.
Finalmente añadió que "si no hubieramos sentido este dolor y este arrepentimiento, precisamente el dolor de la viga en el ojo propio y no en el ajeno, mal podríamos confesarnos cristianos".