El búnker incluso tiene una piscina
Pantallazo Forbes
SANTIAGO.- La instalación es capaz de resistir una explosión nuclear, un choque directo de avión, agentes biológicos y químicos, ondas de choque, terremotos, tsunamis y pulsos electromagnéticos.
Para todo ello la empresas Vivos remodeló un gigantesco búnker construido por la ex URSS durante la Guerra Fría en Alemania para el caso de que llegue el "fin del mundo".
Sin embargo, su acceso será sólo para los más ricos del planeta.
La remodelación del complejo, según estima Forbes, fue de US$ 1.000 millones.
A nivel estructural, posee un subterráneo de 21.108 metros cuadrados, sumados a otros 4.079 metros cuadrados al aire libre.
En total tiene más de cinco kilómetros de túneles a los que se accede a través de tres entradas. Cada una de ellas incluye, a su vez, una puerta de acero endurecido y otra que cierra herméticamente el lugar.
Además, el refugio incluirá una colección de especies zoológicas, un archivo para los artefactos más valiosos y tesoros del mundo y una cámara acorazada de ADN para preservar y proteger los genomas de millones de donantes.
También incluirán comodidades como piscinas, teatros, gimnasios, una cocina, bar, habitaciones y baños de lujo. "Las posibilidades son limitadas solamente por el deseo personal de cada miembro", dice Forbes.