SANTIAGO.- Ante la crisis económica que vive China, y que ya quedó evidenciada en el llamado "lunes negro", especialistas advierten que ésta arrastraría al mundo entero a un periodo de bajo crecimiento.
"Si China y los mercados emergentes no se recuperan pronto, digamos en uno o dos meses, vamos a recortar nuestra previsión de crecimiento para la economía global para este y el próximo año", explica desde Londres Adam Slater, analista de Oxford Economics, según publica hoy
"El Mercurio".
La última vez que los mercados emergentes arrastraron al mundo a una crisis mayor fue en 1997-1998 producto de la crisis asiática. La economía global lo resintió, recortando su tasa de crecimiento a la mitad. Los mercados emergentes que se habían expandido en torno al 5% en los dos años anteriores cerraron 1998 con una expansión de apenas 2,3%. El crecimiento global cayó de 4,1 a 2,5%.
En aquella época China fue un amortiguador para los emergentes en medio de la crisis, pero ahora es el epicentro de ella. Para cuando estalló la crisis asiática, los países emergentes representaban el 42% del PIB mundial (ajustado por poder de paridad de compra). Hoy, son el 57%. Más aún, los mercados emergentes fueron responsables de un 23% de la expansión que vivió el crecimiento mundial en los últimos 15 años.
"Los mercados emergentes fueron un motor importante para el crecimiento global durante los malos tiempos. Ahora es todo lo contrario, y las economías desarrolladas tampoco están en buen pie".
La advertencia data de noviembre 2013. En ese entonces, el economista jefe de la OCDE, Pier Carlo Padon, recortó la proyección de crecimiento global para ese y el siguiente año debido a la desaceleración de los BRICS y otros mercados en desarrollo.
En ese entonces, la OCDE no hizo más que seguir los pasos del FMI, que ya en julio de 2013 había tomado una acción similar citando el mismo argumento. Desde entonces, y hasta julio pasado, los llamados de alerta del FMI por el impacto y la severidad de la desaceleración de los mercados emergentes han subido de tono, hasta advertir que en varios países se ha producido una baja del crecimiento tendencial.
"Sí veremos crecimiento negativo en algunos países emergentes, pero el escenario base no es un de una recesión dramática, pero sí de un 2015 y un 2016 de crecimiento muy débil. Definitivamente, los mercados emergentes serán un factor deflacionario para el crecimiento global", explica Slater.
Bancos centrales al rescate... otra vez
Una de las razones por las que Slater, al igual que el FMI y Goldman Sachs, cree que el mundo no está al borde de una recesión global es que la baja del precio de las materias primas (también consecuencia de la crisis China) dará un mayor impulso a las economías desarrolladas y sus industrias.
Pero hay un factor aún mayor: los bancos centrales. "No creemos que las autoridades chinas se hayan rendido. Esperamos que ante señales de mayor deterioro apliquen nuevas medidas, y lo harán antes que temprano", aseguró ayer por la mañana Nick Kounis, economista senior de ABN Amro. Horas después, el banco central chino anunciaba un nuevo recorte de su tasa de interés. Pero Beijing tiene más municiones, como una depreciación del yuan mayor e ingentes reservas internacionales para financiar nuevo estímulo fiscal.
El emisor chino no estará solo en la tarea. Goldman Sachs Asset Management también proyectó que los recientes eventos en los mercados emergentes, que también se atribuyen a una reacción a la posible alza de la tasa de interés en EE.UU., llevarán a la Reserva Federal (Fed) a postergar la medida, o al menos a mantener la tasa sin cambios en su reunión del próximo mes.
Kounis cree que la Fed reaccionará a un mayor deterioro de los mercados. También apunta que el Banco Central Europeo y el Banco de Japón incluso podrían aumentar sus programas de compra de bonos. Aunque por lo pronto, cree que los bancos esperarán al menos unas semanas para evaluar la evolución de los mercados.
El soporte de los bancos centrales y los relativos buenos fundamentos de los países desarrollados deberían ser suficientes para evitar una crisis global. A esto debe sumarse que no es de interés del Partido Comunista chino el que un frenazo de la economía pueda provocar inestabilidad política al interior del país. Sin embargo, así como los mercados emergentes deben acostumbrarse a una menor demanda de China, el mundo deberá acostumbrarse a que los mercados emergentes ya no serán el motor que solían ser.